—¿Habéis visto la cara que ha puesto el amigo del niño cuando lo ha visto en miniatura? —James no dejaba de reír y Peter lo acompañaba.
—Realmente tampoco se ha notado mucho, los niños cada vez son más pequeños. —Soltó el rubio con una gran carcajada.
—Habló aquí el gigante. —Sirius le dio en el codo a Peter que había caído en que no era el más indicado para decir aquello. —Pet, todos sabemos que ese niño era de tu altura, ¿quieres que probemos la poción contigo?
—Eh, eh, eh. No os paséis que hay que dejar un poco para cuando estén con Flitwick. —James cogió a Sirius por el hombro. —Oye, tú has crecido.
—Puedo decir que soy más alto que tú. —Respondió Black riéndose y revolviendo el pelo de su amigo. —¿Pero sabes quién ha crecido? —Le dio un toque amistosos a Peter y a James para que mirasen a Remus. —El peludito.
—Sirius... —Remus se llevó la mano a la cara.
—Oye, me ha dado curiosidad. Si tú creces, tu lobo también, ¿no? —Black se cruzó de piernas, acababan de llegar a la habitación y se sentaron en el suelo en círculos.
—Sí, y para vuestra información eso no es bueno. —Remus esbozó una triste sonrisa.
—Déjanos verte. —James alzó la voz esperando que su amigo aceptase. —¡Eso! —Añadió Pettigrew.
Remus inmediatamente negó con la cabeza. —No insistáis, es inútil.
El pelinegro estuvo callado en esa parte de la conversación mientras miraba a Lupin, él obviamente aceptaría hacerle compañía a su amigo si servía de ayuda. Pero en ese mismo instante quizá no era lo más adecuado, podía sentir el miedo de solo imaginarlo; y si algo malo sucedía, Remus se iba a lamentar mucho. Necesitaban algo más.
—Yo estoy con James. —Sirius habló por fin. —Creo que quizá te sientas más seguro si estamos nosotros, aunque no seas tú exactamente, pero quizá hay un sexto sentido tuyo que nos reconoce. —Miró a los demás y estos asintieron. —Lo que también pienso es que... es que sería un tanto peligroso estar ahí sin más.
—Sirius, chicos, no. Lo agradezco mucho pero esto es cosa mía y no os voy a arrastrar conmigo. —El castaño movió la cabeza en agradecimiento pero les negó con la cabeza suavemente.
—Bueno, ¿tenéis hambre? —Peter rompió el silencio después de un par de minutos.
—¿Hambre? Pero si quedan todavía dos horas para cenar. —James repuso sorprendido y a la vez divertido.
—Bueno pero podemos ir a las cocinas. —Miró a uno por uno viendo si tenían algo que hacer o no.
—Yo tengo que ir a hablar con Evans, me informaré sobre su verano. Quizá tendremos una conversación y todo. —Potter infló el pecho y se arregló la corbata de su casa, Gryffindor.
—Eso no te lo crees ni tú. —Sirius se levantó y cogió su mochila. —Yo tengo que hacerme con un horario de esos, nos vemos en la cena.
—Ya te acompaño yo. —Remus también se puso de pie y esperó a Peter para irse a las cocinas.
—Si necesitáis la capa, está debajo de mi cama. —James les guiñó un ojo y salió de la habitación, Sirius salió detrás.
Hogwarts podría tener de todo, pero también tenía de qué envidiar a la hora de las comidas. Y es que muchos alumnos habían extrañado esa cantidad y diversidad de alimentos en el verano, siempre bien presentados. Especialmente los más glotones. Y si no extrañaban la comida, al menos no se quejaban de ella. Pero como todo, también había magia de por medio. Y elfos. Las cocinas estaban ocultas a simple vista y solo los más astutos sabían cómo entrar, los cuatro muchachos conocieron la entrada de estas en segundo, después de ver a un alumno de último o penúltimo año vagar por los alrededores hambriento. Desde entonces, alguna que otra vez han pasado por allí, sobre todo si se habían perdido alguna comida porque estaban liados en otros asuntos.
—Entonces, Remus. ¿Cuándo es tu próxima luna? —Peter hablaba con el trozo de tarta de zanahoria en la boca.
—En una semana y poco. —El castaño estaba sentado en un taburete con la cabeza apoyada en la mano izquierda mirando a su amigo. —Se me hace muy raro tener que depender de Dumbledore y de la enfermería.
—Por eso no te sientas culpable, ya te lo han dicho muchas veces. —Peter se chupó un dedo. —Además, te haremos visitas para que no estés solo en la enfermería, como siempre.
—¿Sabes qué? James tiene partido este fin de semana, amistoso para el inicio de curso y esas cosas. ¿Vamos a animarle? —Remus cambió de tema rápidamente, pero animar a James tenía su misterio.
—Voy preparando los fuegos artificiales, ¿verdad? —Peter se limpió la boca y miró a Remus de forma cómplice.
—Y yo la pintura. —Se chocaron con el puño y abandonaron las cocinas después de un rato.
—¿Os podéis creer que no me ha mirado ni cuando me ha hablado? —James se llevó las manos dramático a la frente. —No me ha preguntado ni por mí.
—No seas cansino, quizá necesita espacio y tú eres muy empalagoso. —Remus dijo divertido ante aquel teatro que James estaba montando.
—No, no. Estamos destinados el uno al otro. No puedo dejarla marchar. Anda, ¿por qué no intentas tú convencerla? Os lleváis bien.
—Porque yo no soy quien la tiene que convencer. —Lupin levantó una ceja.
—Ey, ahora que son prefectos tienen guardias juntos también, podría decírselo. —Peter asomó en la conversación.
—Oh, qué bien. —James se acababa de enterar de aquella noticia, uno de sus mejores amigos iba a pasar más tiempo con su futura novia del que a él gustaría. —Remus. —dijo en tono de advertencia.
—Me duele que creas lo que estás pensando. ¿Has intentado alguna vez a ser amable con ella? Sin ser pegajoso. —Remus se apoyó en Sirius.
—Eso es cierto, es que cuando la ves parece que te has cegado con amortentia. —Sirius soltó una carcajada que siguió a la de sus compañeros.
James subió a su habitación molesto después de despedirse alegando que tenía sueño. Sirius hizo lo mismo pero él tampoco tenía mucho sueño.
—James, tengo que hablar contigo. —Sirius sacó un libro que había cogido prestado de la biblioteca, o robado.
—¿De qué es? —James lo hojeó rápidamente.
—Creo que por fin podremos ayudar a Rem. —El sonido del picaporte les alarmó y James automáticamente escondió el libro entre las sábanas disimulando.
—¡Peter! —exclamó Sirius por lo bajo, por un momento casi le da un infarto pensando que era Lupin. —¿Y Remus?
—Se acaba de ir, dice que tenía su primera guardia.
James miró a Sirius y con su aprobación, sacó el libro de debajo de las sábanas. —Sirius ha encontrado esto, creemos que así podremos ayudar a Remus, pero... —Potter hizo una pausa. —No puede saber bajo ningún concepto nada de esto hasta que no lo hayamos terminado.
Peter los miró, lo pensó por un momento y asintió con la cabeza. —Lo prometo.
Sirius extendió el brazo para cerrar el trato con un apretón de manos con los otros dos. —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas. —Los tres chicos se miraron el uno al otro y cerraron el trato con una pequeña sonrisa.
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「 𝑇𝐻𝐸 𝐌𝐀𝐑𝐀𝐔𝐃𝐄𝐑𝐒」
Adventure「𝑇𝐻𝐸 𝐌𝐀𝐑𝐀𝐔𝐃𝐄𝐑𝐒」 ❛Messrs Moony, Wormtail, Padfoot, and Prongs Purveyors of Aids to Magical Mischief-Makers are proud to present.❜ »⁞ ( a marauders era fanfiction ) ( 𝟏𝟗𝟕𝟓 ┊ 𝟏𝟗𝟖𝟏 )