Capítulo 1

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Bajé del taxi, estaba durmiendo y corrí los pocos metros para entrar al edificio. El vigilante me saludó con una sonrisa y como siempre se la devolví amablemente.

Caminé al elevador y apreté el botón del quinto piso y esperé con paciencia hasta mi destino.

Se abrieron las puertas y rápidamente saqué las llaves de mi pantalón, abrí la puerta y entré a mi departamento.

Miré el reloj, faltaba justo una hora para que Harry pasara por mi, de inmediato me metí al baño y me di una rápida ducha. Terminé de arreglarme justo 5 minutos antes de las 8. Salí de la habitación, y me senté en el sillón a esperarlo.

Me di cuenta que el botón de la contestadora estaba en rojo y parpadeando, señal que tenía algún mensaje, así que lo presione y escuche la ronca y sexy voz de mi novio.

—¡Feliz cumpleaños, Zaynie! Mi amor, no sabes cómo lamento no poder llevarte hoy a cenar, pero es imprescindible para la empresa que cierre este contrato, representa muchos millones y por más que le supliqué a Simón que enviara a alguien más, no quiso, me reiteró que sólo yo podía convencer al cliente. Te prometo te lo recompensare. Te amo, bebé.

Cerré los ojos resignado y dejé caer mi cabeza en el respaldo del sillón, que conveniente resulta que mi cumpleaños llegue en un martes y que la única persona que tienes cerca para celebrarlo tenga que cumplir un compromiso laboral.

Deseé en ese momento seguir viviendo con Niall, mi mejor amigo, al menos tendría compañía. Entonces recordé que odiaba muchas cosas de su ciudad, además no tendría el magnífico empleo que ahora tenía que aparte de disfrutar, me permitía darme ciertos lujos.

Me levanté del sillón, camine hasta la cocina, busqué en la alacena de abajo y encontré una botella de vodka a la mitad, la saque y la puse en la mesa, fui a abrir el refrigerador para sacar el hielo, el jugo de naranja y de paso saqué de la alacena de arriba un vaso.

Coloque un par de hielos en este, un poco de vodka y llene el vaso de jugo.

—Feliz cumpleaños, Zayn— me dije y alcé el vaso brindando en el aire, después le di un trago considerable.

Me senté en una silla del comedor y puse un poco de música, era mi cumpleaños número 23 y lo estaba celebrando sólo, lo que me orillo a hacer un recuento de mi vida, a decir verdad la gran mayoría de mis cumpleaños habían sido aburridos, a excepción del número 21 que Harry me organizo una fiesta sorpresa.

En general, mi vida era bastante monótona, centrada en mi trabajo y en mi novio, un importante corredor de bolsa que me dedicaba las pocas horas que su trabajo le permitía, en cuanto amigos, solos dos, una casada y el otro padre soltero, genial, no tenía opciones de con quien pasar este cumpleaños.

El sonido de mi celular me sacó de esos pensamientos, me levanté y tomé mi mochila que había dejado en el mueble junto a la puerta, empecé a buscarlo y entonces me encontré con que entretenerme un rato, mi mochila era un completo desorden.

Justo cuando tomé el celular dejó de sonar, era mi mamá. Al menos este año lo recordó, pero la verdad no tenía ganas de escuchar a mi madre, así que volví al comedor a prepararme otro vodka con jugo.

Vacié todo el contenido de la mochila en la mesa, había un gran surtido; boletos de cine, notas de restaurantes, servilletas, plumas, tarjetas, así que empecé a seleccionar lo que podría servirme y lo que era basura.

De pronto, una servilleta con algo escrito llamó mi atención, era un número telefónico y una frase escrita debajo.

"Clave: ¿Estás libre esta noche?"

Entonces recordé la plática fortuita que había tenido con un chico en el baño de aquel bar al que fui con unos compañeros de la oficina tres semanas atrás. Con unas copas encima me queje de la poca atención de mi novio, él sacó una servilleta y anotó esos datos.

"No te vas a arrepentir, solo di la clave y entrarás al paraíso, el chico es un Dios, y te aseguro que te dejará sin sentido"

Miré fijamente la servilleta, releí varias veces el número y la frase, era una locura citar a un completo desconocido tan solo por la inmensa soledad que sentía y además con que fines, no iríamos a cenar precisamente, ese chico me había dejado muy en claro cuáles eran las habilidades de su "amigo", como lo llamó.

¿Qué más daba hacer una locura en mi cumpleaños?  Siempre he sido un chico muy correcto. Ni siquiera me fui a los viajes escolares y siempre tenía las mejores calificaciones, nunca les había dado un dolor de cabeza a mis padres y mi jefe siempre alababa mi sentido de la responsabilidad, así que al diablo con todo, tenía derecho a divertirme, además ya estaba arreglado.

Nervioso tomé mi celular, digite los números, pero al momento de presionar el botón de llamar me acobarde, terminé presionando el de colgar, repetí el mismo procedimiento varias veces mientras mi corazón se acelera con cada intento..

Bebí el último trago de la bebida y me dio el valor que me faltaba, así que finalmente presione el botón de llamar mientras sentía los latidos de mi corazón en la garganta, podía escucharlos.

Timbra una vez, dos, tres, pero ¿En qué estaba pensando? era martes seguramente él tenía una vida y asuntos que atender, estaba por colgar cuando una hermosa voz aterciopelada me dijo "hola". Me quedé mudo, mis manos sudaban, todo mi cuerpo temblaba por los nervios.

"Hola" volvió a decir aquel extraño ahora con un tono más sensual.

Ardiente tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora