1

5 1 2
                                    


¿Quién soy? Suaves susurros de mi conciencia se manifestaban
¿Dónde me encontraba? No sabia la respuesta, pero que más me daba, solo quería dormir un tiempo más, tal vez solo una eternidad

—Enyd—esa voz mansa danzaba en mi cabeza una vez más, continuamente, fui impresionada por la dulzura con la que formaba las vocales y extraño acento que lo caracterizaba, ¡Enyd! Repetía la misma voz que gustaba mi tranquilidad ¡Enyd! Pude escuchar más claro ahora, su voz era increíblemente hermosa como una melodía que nunca te cansarías de escuchar, la “y” acentuaba más y terminaba con la “d” entrecortada

¡Enyd!

¿Quién es Enyd?

Mis ojos se abrieron en par y la claridad del ambiente me golpeo haciendo la vista borrosa, intenté enfocar mi visión, mis manos se sentían calientes, alcancé a ver que no estaban solas, pues una mano extraña lo estaba sosteniendo, mi vista rápidamente viajo al propietario de esa mano.

Una chica la estaba sosteniendo, su piel era tan pálida, sus ojos verdes estaban examinándome detalladamente, y sus labios se curvaron en una sonrisa

—¡Señorita Enyd! —exclamo la joven chica que intensifico el agarre de las manos— Gracias a la gran Diosa— soltó sus manos y éstas se posaron en mis mejillas—¿tiene hambre no es cierto?, dime lo que quieres y te prepararé lo que deseas— Salto la silla que estaba a lado de la cama y empezó a dar vueltas sobre sí misma— no sabes la felicidad que me da volver a verte bien, ayer a la medianoche te encontrabas extraña, en un estado mental que yo desconocía, pero ahora que estás bien te prepararé tu comida favorita— la chica extraña hizo una pequeña reverencia delante de Myra y se dio la vuelta dispuesta a abandonar la habitación.

—Espera—Hablo Myra por primera vez desde que se encontró en esa habitación—¿Cómo te llamas?, me puedes decir tu nombre— Esa fue la única pregunta que se le ocurrió, claro que su curiosidad demandaba más, quería saber la razón del porqué se encontraba en esa habitación y porque no recordaba más que su nombre y quién era esa persona con nombre Enyd  pero estaba tan conmocionada que las palabras no querían salir de su boca

—Pero Enyd— se volteo la chica lentamente con una amplia sonrisa—creo que me pasé un poco con mi manipulación, mi nombre es Lynettejugueteo con su cabello, y parpadeando muy rápido agregó— Lo siento por lo de anoche, solo quería encontrar una forma de tranquilizar tu mente, hablaremos de eso después del desayuno, ahora necesitas alimentarte—lanzó un pequeño beso por los aires y salió apresurada por la puerta.

La extraña actitud de Lynette tomó por sorpresa a Myra, que al mismo tiempo comprendió a la chica que todavía la parecía extraña, a que se refería con manipular, tal vez ella fue la que me trajo aquí.

Observo detalladamente la habitación en donde se encontraba, tenia grandes ventanas de un estilo elegante y sofisticado, podía alcanzar a ver los cielos, que ahora lucían despejados, la cama venia acompañada de una mesita de noche, y encima  de ella reposaba un libro sobre las plantas medicinales, ¿acaso el libro era dueño de alguien residente de éste lugar?, era probable.

Me quite las sabanas y me levante de la cama, pisar el suelo sin zapatos era reconfortante, camine hasta llegar hasta el gran armario, era de madera y se notaba que estaba algo sucio, inmediatamente estornudé, ahora sabia que era alérgica al polvo, bien, un punto más, con cuidado intente abrir el armario pero un chirrido me interrumpió

—¡Enyd!, el desayuno está listo— la albina al observarme, parpadeo varias veces y frunció el ceño— ya te levantaste de la cama, te he dicho que descansaras—inmediatamente sonrió y sus mejillas se tornaron rosas— Eso significa que ya te encuentras mejor, entonces iremos al comedor a conocer a los demás.

¿Conocer a los demás?, era evidente que no me encontraba sola en este lugar, escalofríos recorrieron por cada parte de cuerpo lo que me hizo estremecer, ¿Esas personas eran confiables? Tendré que averiguarlo meticulosamente.

—Me parece perfecto— imité el comportamiento de la albina Lynette, y sonreí—Te seguiré.

Para ser sincera con mi misma, Lynette me abría mostrado una muy buena impresión de su persona, a parte de ser extremadamente atractiva, al parecer se quedó a mi lado toda la noche, repitiendo un nombre ajeno a mí, me ofreció el desayuno cuando estaba sintiendo hambre, pero tendría que ser cuidadosa pues no sabia donde me encontraba, y desconocía de éste lugar. Algo suave se posó en mi mano, al mirar que fue, como si fuera costumbre Lynette nuevamente entrelazo su mano con la mía.

—Algo te ocurre— me miro a los ojos y levanto una ceja— sabes que puedes confiar en mí.

No sé si pueda confiar en ti.

—Llegamos Lynette— declaré cuando entramos a la cocina y el olor tostadas inundaron mis fosas nasales.

Sentí que el sudor en la palma de mi mano, dándome cuenta que no era mía, sino de la albina, al mirarla desvió su vista y su cara se torno completamente rosada, soltó su agarre, dejándome un extraño vacío.

En frente a una distancia se encontraban un chico albino que me miraba atónito, una señora de aparente edad media que sostenía una taza de té, y a su lado un señor que igualmente parecía sorprendido por verme, todos inmóviles.

—hmm… no sabia que tenias tan buenas estatuas en la cocina susurre a Lynette, sin despegar los ojos de los extraños personajes.

—No puede ser—Habló por primera vez la señora del té con sus ojos brillosos.
El chico albino se levanto de la mesa y pronuncio una palabra que me dejo helada.

—Volvió

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 07, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EnydDonde viven las historias. Descúbrelo ahora