Tan inesperado. Tan idiota.

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—Buenos días alumnos. Este es nuestro segundo día de clase, y ya tenemos a nuestra representante. Ella es realmente buena, será vuestra suplente en diversas ocasiones así que deben tratarla bien, ¿comprendido?

Escucho todo desde afuera. El profesor se oye menos adulador de lo que fue todo este tiempo para que yo aceptara el cargo, así que estoy un poco sorprendida. Cuando él finalmente abre la puerta, inhalo aire y doy dos pasos hacia delante. Todas las miradas están puestas en mí, ahora. El profesor me tiende un marcador y con él escribo mi nombre en la pizarra, para luego girarme, poner las manos tras la espalda y realizar una ligera reverencia ante todos. Cuando siento que ya es suficiente, me acomodo de vuelta y les dirijo una mirada firme.

—Buenos días. Soy la encargada de la clase, Lorett Risul. Daré lo mejor de mí. 

Mi introducción fue seca, eso es lo único que me transmiten los estudiantes frente a mí. Ellos parecen estar esperando algo más, sin embargo, yo nunca voy a decir ''por favor cuiden de mí'', cuando se supone que yo cuidaré de ellos. Claro, si es que me lo permiten.

—¡Señorita Lorett, tengo una duda!

Uno de los alumnos estiró su brazo tanto como le era posible. Asentí una vez con la cabeza, dándole permiso para hablar.

— ¿Por qué eres la representante? Elliot se apega mucho mejor al papel.

Una sonrisa de indignación moldea mis labios. 

— Ah, lo lamento, pensé que el profesor se los había dicho. Ya no sois unos niños de primaria así que podéis expresar vuestras dudas, sin embargo, no hay ningún error, es tal como debe ser. Ustedes no han escuchado sobre esto porque vengo de Kahó, yo pasé mis últimos años de preparatoria allí recibiendo clases extra-especiales. ¿Clases extra-especiales? ¿Significa que tengo un retraso? No. Es al contrario, en realidad. Yo pude llegar a las clases extra-especiales porque sería un desperdicio darme clases tan sencillas, ellos sentían la necesidad de entrenarme con algo que estuviese a mi nivel. Tengo los suficientes permisos para ser la encargada e incluso maestra momentánea de las clases a las que asista aquí—-

Hablo fluido, pero al hacer una pausa, noto la expresión cansada en ellos, así que alzo levemente las manos para agitarlas en modo de negación.

— Claro, eso no pudo haber pasado por arte de magia. Esto, amigos, es el fruto de todo mi esfuerzo todos estos años. Por querer un futuro mejor, por no querer quedarme atrás. Estudié un montón y fui la delegada de prácticamente todas las clases a las que asistí. Por eso les aseguro que me esforzaré en hacer un buen trabajo para que no tengáis que volver a preguntaros "¿Por qué es esta chica la representante?".

Al finalizar, intenté sonreír con sinceridad, aunque me parece que probablemente me haya salido al revés. Los críos frente a mí tienen la misma edad que yo, quizá algunos son mayores, sin embargo, ellos no entenderían si yo les contara mi verdadera historia, así que es mejor inventarles alguna tontería para distraerlos. El profesor a mi lado parece satisfecho, y en cuanto termino de hablar, es el único que aplaude. Miro hacia al frente, y me encuentro con lo mismo de siempre. Todas esas miradas se dirigen a mí con mala vibra. "¿Quién se cree que es?", "Cuánta arrogancia", "Si es tan buena, ¿Por qué no consigue una universidad en el exterior?"  preguntas como esas son las que me indican sus miradas, tan obvias. 

— Bueno, Risul, puedes sentarte.

El peso en mis hombros finalmente se ha ido. Me aproximo rápidamente al asiento vacío más cercano, coloco mi bolsa sobre el pupitre y me siento, soltando un suspiro de alivio. 

— Tiempo sin vernos, Riri.

Escucho una voz que proviene del asiento de atrás, pero me quedo petrificada. Esa voz... Ese tono... ¡Ese mote! Me volteo a toda velocidad y la alegría se desborda tanto en mis facciones como en los latidos de mi corazón. Ah, en verdad es él. Mi amigo de la infancia, Aryan...

Lilium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora