Orus no Jin

CAPÍTULO 1 - El Caos

En el año 120, una raza diferente a los humanos apareció en la Tierra, la raza de los Orus, seres anatómicamente exactos a los humanos pero con poderes sobrenaturales. Los Orus pueden  volar, pero su vida es corta, todos mueren antes de los 60 años.

En el año 380, estallo en la Tierra, una guerra entre los Orus por la búsqueda del gobernador máximo. Algunos Orus, querían paz, otros, guerra. Los que querían paz se aliaron con los humanos y formaron una organización para detener a los delincuentes llamada EDO (Organización de la Defensa de La Tierra), sin embargo, este grupo no duró en desaparecer, y se estableció en su lugar el Gobierno Mundial. Un poderoso Orus llamado Clod, creó un imperio bajo su nombre que gobernó durante 10 años. Pero su Imperio se derrumbó en el año 391. Dando lugar al comienzo de una nueva era. Nadie sabe dónde está Cloud, ni se conoce la identidad de los altos cargos en su imperio. Pero la paz volvió, aunque solo por unos años porque en 404, los Orus volvieron a comenzar sus ataques, y regresaron los imperios. Esta vez, legales. Se tenía que pagar un impuesto importante y firmar el Tratado de Silva, ya que fue Silva Thron, uno de los gobernadores del mundo quien creó este sistema de control. Los imperios no pueden crecer, ni atacar a otros.

La historia comienza en el año 410, cuando algo inesperado sucede en el continente Piey.

Un cálido día de verano del año 410 no podría significar más que playa. Pero esto no lo era para Kito, un chico pobre que no tenía familia y que vivía en una de las siete ciudades de Piey, Berrey. Kito tenía una hermana, Sarah y dos amigos, Patri y Rei.

Aquél día de verano estaban juntos hablando sobre los Orus.

--Chicos, he oido hablar sobre un Orus que puede controlar el fuego --dijo Patri.

--Eso molaría mucho, yo he oido hablar sobre una pelea entre un Orus de hielo y otro de luz --dijo Rei.

--¿Así existen de luz? --preguntó Sarah

-Pues claro, hay de todos los elementos y están los que están relacionados con los elementos y otros que son poderes que no tienen nada que ver con ellos.

--Sabes mucho a cerca de los Orus. ¿Y sabes que mi padre es el mismísimo Clod? Si, ese es mi padre Clod Niuve --dijo Kito.

--Oye Kito, papa no puede ser Clod. A demás el apellido Niuve se lo copiaste, no sabemos nuestro verdadero apellido.

--Pues yo si lo sé. Chicos os prometo que algún día... algún día me encontraré con mi padre. Y cuando llegue ese día...

--¿Que pasará? --preguntó Patri.

--Cuando llegue ese día sabré que soy el más afortunado del mundo.

--Va, Kito. ¿Porqué no hablamos de profesiones? --propuso Patri.

--Vale.

--¿Qué quieres ser de mayor Sarah?

--¿Yo? Creo que me uniré a algún gremio. Defenderé esta isla sea como sea.

-¿Y tu Rei?

--Bueno... creo que voy a ser médico.

--Menuda profesión.

--Anda que tú...

--Yo quiero ser una maga. Siempre me ha fascinado el mundo de la magia.

-Pues yo quiero ser --dijo Kito, pero una explosión llamó la atención de los habitantes de la ciudad, todos se quedaron callados. Entonces la explosión empezó a extenderse y a arrasar todo.

--Dios mío... no puede ser --dijo Rei--. Son ¡los Orus!

--¿Qué? ¿Pero, juraron paz? --dijo Kito asustado.

--No todos, hay organizaciones secretas que intentan destruir y dominar el mundo. Una de esas organizaciones se llama Bodu G. Es la más cercana así que deben ser ellos --dijo Patri.

--¡Chicos! ¡Huyamos! --gritó Sarah.

Los cuatro empezaron a correr todo lo que podían; las explosiones se extendían por toda la ciudad.

--Me pregunto donde estará el gremio Flow Pieces

--Tal vez no estaban preparados o han salido de expedición. --Kito miró hacia un lado y vio un horror. Un Orus cogió a un miembro del gremio y le atravesó el cuerpo con el puño. El Orus miró hacia Kito y sonrió. --¡No... corred! ¡Corred lo más rápido que podáis! ¡Nos han visto!

--No me lo puedo creer, mirad eso... es un miembro de Flow Pieces --dijo Patri.

--Al final todos han sido aniquilados...

Un rayo de luz fue lanzado hacia donde corrían Kito y sus amigos y estalló, los cuatro fueron lanzados por los aires.