Capitulo II

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—No,no paso nada, como el tipo malo que soy, no paso nada, alguien como yo no sé aprovecha de chicas ebrias, te imaginas despertar y que ella no recuerden lo magnífico que fui—
Me quedé pensando, y riendo, claro, algún defecto debía tener, demasiado ego. Me levante de la silla, observé todo y volvió a interrumpir —No, tampoco te falta nada, dime con que tipos sueles amanecer para tener que hacer revisión visual y preguntar qué pasó— sonrió — seguro ninguno como yo— tomo un segundo cigarrillo y lo encendió.
Segundo defecto, fuma demasiado, pero tienen razón, debo agradecer que me trajo a casa.
—Te has dado cuenta que no me has dicho tu nombre, que estás en ropa interior y que has Sido grosera al ni siquiera probar mi café— en ese momento no supe que decir, nos quedamos viendo y comenzamos a reír, tenía razón, estaba más preocupada por lo que pasó qué no me di cuenta que salte de la cama en ropa interior, la carcajada estalló y la vergüenza con ella. Tome un sorbo de café y accidentalmente (realmente fue a propósito) derrame el café sobre él, así se tuvo que quitar la camisa y ahora estábamos igual.
Y entonces decidí volver a comenzar, estiré mi mano y me presenté —Hola, me llamo Ana— el esbozo una sonrisa y respondió —Hola, me llamo Francisco, Paco para las niñas bonitas— le invite una taza de café, hicimos panqueques y le mostré mi lugar favorito, la ventana.
—Me gustan las ventanas, nunca sabes que pasará, pero me gusta imaginar, por ejemplo mirá, quizá ese hombre que va a prisa con flores, va tarde a pedir matrimonio— a lo que Paco replicó —Quiza va tarde porque va a ver a su amante que está cansada de esperar— vaya si eres un loco....
Continuará
Elizabeth Santillan ©

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