"-Porque con ayuda del infierno y los demonios de negra amargura conseguiré el hechizo de la verdad, porque después de esta oscura noche la hija de los Morrison no volverá a ser la misma... "
En la calle 82 en Lexington Ave, se encontraba la amarga bruja Dorothea, mayor enemiga de la familia Morrison, Brent y Chiara Morrison siempre habían deseado tener una hija, pero por culpa de una maldición esto no se había podido dar. Un descuido de casi tres años, culpa claramente de Dorothea, Chiara queda embarazada, la mayor de lar tragedias para la bruja, después de largos nueve meses de espera, un 27 de Julio nace la rubia hija de los Morrison, nombrada como Emily, para que fuera inteligente, espontánea y afectuosa.
Emily era una niña bastante divertida, aunque... un tanto traviesa e inquieta, para mala suerte suya era imposible que una mentira, por más blanca que fuera, saliera de sus labios, sin importar cuantas veces lo intentara. A pesar de quejarse millón de veces con sus padres, ellos lo veían como una extraña bendición.
- Emily, ¿Quieres decirme quien ha roto la ventana? -preguntó la profesora del segundo grado, Emily apretó los labios negando, pero después de recibir una mirada asesina por parte de la mujer, respondió:
- Ha sido Tommy -se llevó las manos a la boca arrepentida de haber hablado, el salón de clase soltó un gruñido, un par de niños le comenzaron a lanzar bolas de papel llamándola "Bocona" y "Sapa", mientras que la pequeña rubia intentaba esconderse en su asiento.Sexto grado; Emily parecía ser la única niña de su clase sin novio, aunque esto no le importara su mejor amigo parecía ir de chica en chica.
- Salir con un trillón de chicas no te hacer mejor al resto -le dijo la rubia al castaño de Andrew, éste se rió y Emily lo miró indiferente.
- ¿Celosa? -se burló provocando que la rubia rodara los ojos con fastidio.
- Sí, claro -y aunque ella quiso decirlo con ironía, sus palabras sonaron como la más pura verdad, el chico se rió en carcajadas haciéndola sonrojar.Primer año; Emily reía en clase junto a sus amigos Andrew, Clary y Steven, se les puede llamar el grupo "molesto" de la clase.
- Emily ¿A caso quieres que te anote en la carpeta? -le preguntó la amargada profesora de matemática.
- Si gusta -respondió desinteresada la rubia mientras que la clase hacía el típico "Uhhh".
- ¿Por casualidad de la vida le caigo mal, señorita? -pregunto haciendo reír con pocas ganas a Emily.
- La pregunta sería: ¿Le cae bien usted a alguien? -respondió haciendo enojar a la mujer, para así recibir su primera y no última cita en detención.Segundo año; Emily aparentaba haberse vuelto tranquila, nada cierto ya que en menos de un mes había recibido 41 citas en detención, seguía siendo la misma chica inquieta y para nada tranquila de siempre, solo que ahora "pensaba" más.
- Es simpática, lo juro -mencionó Andrew mientras que caminaba por el campus junto a la rubia.
- Es una regalada -replicó Emily acomodándose el bolso al hombro.
- Para ti todas son putas -respondió el, haciendo reír a carcajadas a la rubia.
- Eh no, Clary no me parece una REGALADA -dijo recalcando la palabra regalada corrigiendo a Andrew, le miró de reojo viendo como éste sonreía, claramente divertido con la situación.
- Así que... ¿Si saliera con Clary no estarías enojada? -preguntó divertido el chico, Emily se rió sin ganas.
- No, seguiría estando enojada -replicó y él se rió para acto seguido abrazarla por los hombros.Tercer año; Emily se encontraba en detención dibujándose a bolígrafo, en el antebrazo izquierdo, un atrapa sueños, alguien tocó a la puerta, era Andrew.
- Profesor, ¿Puedo salir al baño? -preguntó la rubia dirigiéndose al señor Adams, éste asintió distraído.
Emily tomó su bolso para acto seguido arrojar dentro su bolígrafo y colgárselo del hombro para salir de allí.
- ¿Qué haces aquí? -le preguntó al castaño de su amigo, éste se rió, haciendo que Emily le mirara embobada.
- He venido a salvarte -dijo divertido, ella negó riendo.
- Ridículo -le dió un leve empujón, recibiendo así uno devuelta.
- Em... -la llamó y ésta se giró para mirarle-. Alguna vez... ¿Has pensado en un nosotros? -preguntó vacilón, ella se encogió de hombros.
- Si -le confesó, él apretó los labios asintiendo.
- Y... ¿Qué has pensado al respecto? -preguntó haciendo pensar a Emily unos instantes.
- Que sería encantador -respondió con verdad segundos después, manteniendo cierta gracia en la voz, él se rió empujándola, Emily le siguió la risa, incómoda.Cuarto año; Emily se encontraba borracha caminando por las calles de Nueva York, Andrew la acompañaba cuidando de ella, se despidió de la chica ya estando frente a su casa, abriéndole la puerta, dejándola segura en su hogar.
- Emily ¿Cómo te fue en la fiesta? -peguntó su madre, la rubia se mantuvo parada con ayuda del barandal de la escalera.
- Muy bien madre -respondió moviendo los ojos para recuperar la visión normal, Chiara frunció el entrecejo.
- Emily... -mencionó a modo de regaño-. ¿Qué hiciste en esa fiesta? -pregunto en tono serio su madre, la adolescente soltó un suspiro.
- Que fue lo que no hice -respondió Emily resoplando.
- Quiero saber todo a lujo de detalle -le regaño su madre y ella asintió con una sonrisa.
- De lo que recuerdo... me acosté con Drew Anderson, que chico más guapo, me besé con dos chicas al mismo tiempo y después de eso salí con Julián a fumar un cigarro, pero la cosa se puso un poco más intensa, ya sabes -calló un instante para respirar después de haberse reído tontamente-. Al final, Andrew me sacó del lugar en contra de mi voluntad, diciendo que había sobrepasado todos los limites posibles -añadió rodando los ojos y gruñendo, su madre se colocó la mano al pecho, lo que a Emily le pareció una exageración.
- Estás castigada por un mes ¡Nada de fiestas! -le gritó enfurecida, haciendo soltar a Emily un suspiro cansino mientras que subía a su habitación resignada.
Presente; Todo lo que pidas tiene sus consecuencias.
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Little Liar
FanfictionEmily, una chica normal, o al menos eso es lo que todos creen... Esta rubia con 17 años de edad recién cumplidos, al cabo de unos cuantos años se dió cuenta que estaba atada a una maldición de la cual los únicos que sacan ventaja son sus padres y l...