Hojas de otoño

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Y allí estaba yo, caminando por el mismo parque, en el que hace un año lo conocí, Guillermo.

Todo el mundo conoce la frase: Si amas a alguien dejalo ir...

¿No? Bueno...Me gustaria saber quien creo esa frase, y romperle la cara. Lo peor que puedes hacer, si amas a alguien de verdad, es dejarlo ir. Cada día repaso en mi mente los momentos que estube con él. Y me reprocho a mi mismo por dejarlo irse, hacer su camino, y lloro.

Llegue a mi destino. Una de las bancas alejadas de aquel parque, escondida entre árboles, un lugar perfecto para dos enamorados en un mundo lleno de gente injusta. Por que ellos se amaban, pero sentian no que habia otra opción, debían alejarse y seguir caminos distintos.

Llevaba dos rosas en sus manos, una por Guillermo, y otra por él. Las dejo sobre la banca y se sento junto a ellas, cuidando de no aplastarlas.

Podia recordar cuándo lo conocio. Aquel chico de mejillas abultadas, las cuales hacian pequeños sus ojos, cabellos revueltos y...No sonreía en aquel momento, lloraba. Nunca imagine que alguien más supiera de la existencia de esa banca en aquel parque. Él nisiquiera se habia percatado de que yo me encontraba frente a él.

-¿Estas bien?

Fue lo único que logre pronunciar. Él levanto su cabeza.

-¿No tienes nada mejor que hacer? No valgo la pena.

Cada vez que recuerdo esas palabras deseo volver a tenerlo en mi brazos y decirle lo mucho que vale para mí, pero no puedo.

-No te dañes a ti mismo...

-¿Ser sincero es dañarse? Por que es lo que hago, soy sincero.

Todos alguna vez caminamos sobre hojas en otoño quebrandolas con nustras pisadas. Guillermo era como una hoja, a la que habían pisado y quebrado. Con el tiempo las hojas comienzan a pudrirse y terminan siendo sólo polvo. Las personas siempre se conparan con mariposas ¿Verdad? Bien...Esta vez será diferente. Yo nos compararé con hojas. Las hojas cuándo "nacen" son verdes y pequeñas. Así pasa el tiempo hasta que llega el otoño y la hojas "envejecen" y "mueren", con el paso del tiempo se pudren hasta convertirse en polvo. Así es nuestra vida. El viento que mueve las hojas representa las aventuras, y si alguien arranca una hoja representa una enfermedad.
Pero concentremos en la historia.

Aquella tarde se paso volando. Hablaban de sus vidas, sus experiencias. Parecian tan distintos, pero a la vez tan parecidos. Eran el uno para el otro, pero no lo querian mostrar, era su secreto. Las semanas pasaban tan rapido, y ellos descubrian cosas nuevas, cosas que nunca antes sintieron. AMOR.

-Debo decirte algo-Dijerón al unisono-Tú primero-Volvierón a hablar-Estoy enomorado de ti...-Ambos abrierón sus ojos cómo platos. Samuel, sin pensarlo, se acerco a Guillermo y lo beso desesperadamente.

-Samuel...-Dijo Guillermo con la respiración agitada.

-Shhh...No digas nada-Dijo este y lo volvio a besar-Tus labios saben a caramelo...

-Te amo...

-Y yo a ti.

Y a partir de ese día la historia continua cómo todas las demas. El amor fue creciendo, etc, etc.
Pasemos a el día en que todo cambia. En tan sólo unos días comenzaria el invierno, el frío polar comenzaba a sentirse. Esa noche se exibiria, en el parque, una pelicula, Guillermo y Samuel decidierón ir a verla. Samuel, cómo siempre, puntual, mientras que Guillermo llegaba tarde. Samuel esperaba inpaciente a que llegara, cuándo lo vió acercarce se puso de pie, Guillermo corrio hasta el y salto a sus brazos, sus labios se unierón, a la vista de todos. Al separarse y ver a las personas que se encontraban a su al rededor, se dierón cuenta de que hacían muecas de asco y gritaban cosas cómo: ¡Dejen sus mariconerias para un lugar privado! ¡Miren a los maricones besandose!
Guillermo salió corriendo, Samuel alcanzo a ver que lloraba. La rabia lo comia por dentro.

-¿Qué tiene de malo?-Grito. Todos los presentes comenzarón a susurrar cosas-¿Por que cuándo una mujer y un hombre se besan no les da asco? ¿Eh?-Nadie decia nada. Todos miraban sorprendidos-¡Son injustos! ¿Por que no se puede ser feliz en este mundo?-Nadie decia nada, todos estaban en silencio.
Samuel se marcho hechando humo por las orejas. Sabia donde estaba Guillermo, no nesesito llamarlo. Al llegar a la misma banca, donde siempre se sentaban, estaba llorando.

-Guille...-Lo quiso abrazar pero este aparta sus brazos.

-Samuel...Ya basta.

-¿Qué?

-Ya no puedo más...Quiero que esto se termine.

-Guille...-Dice Samuel al borde de las lagrimas.

-Sólo...Te quiero... Perdoname.

Y lo deje, que siguiera su camino, no intente detenerlo.

Si amas a alguien dejalo ir...
Corrención:
Si amas a alguien lucha por él.

Desde ese día mi rutina a sido la misma: Despertar, desayunar, lamentarme,almorzar, ducharme, salir e ir a la floreria a comprar dos rosas, ir a el parque y quedarme sentado en la banca reviviendo recuerdos. Pero hoy desde lejos pude ver que en la banca habia alguien. Me fui acercando y pude ver a esa persona, era él, era Guillermo. Tenia las rosas en sus manos y las acariciaba con sus dedos.

-Guille...-Levanto su cabeza. Al verme sonrío

-¡Samuel!-Salto a mis brazos y unió nuestros labios, que aún sabian a caramelo.

-Te extrañe...-Susurro cerca de su oreja.

-Y yo a ti...

Hojas de otoño, a las que vuela el viento. Yo les ruego, no se lo lleven lejos.

Hojas de otoño |One-Shot| WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora