▷ ◜𝚆𝚑𝚢 𝚊 𝚋𝚎𝚝𝚝𝚎𝚛 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍 𝚒𝚜 𝚜𝚘 𝚑𝚊𝚛𝚍?◝ ⟨ONUxFBI⟩ ◁

𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘

Huyó lo más rápido que pudo de allí.

Se fue a esconder detrás de un árbol, pensando que su padre no lo encontraría ahí. Se quedó unos minutos en el que pensaba que era un buen escondite, llorando desconsoladamente por el miserable destino que sufrió aquel conejo, una injusticia total.

Plic plic, sonaban gotas pequeñas encima de su cabeza, plic plic, había empezado a llover, y esas gotas se filtraban a través de las hojas del árbol. Se levanta rápidamente y se quita su suéter para ponérselo en su cabeza para no mojarse, y así empezar a caminar fuera del bosque.

Afortunadamente vio a su padre así que lo siguió para irse, pero tenía miedo porque sabía lo que le esperaría al llegar a casa.

-Get out of the car. (Baja del auto) -le ordenó SN cuando llegaron por fin a casa, en un lapso al que ONU le pareció toda una eternidad.

Abrió la puerta del carro, con las manos temblando, y se metió rápidamente a la casa. No tenía chiste esconderse, tarde o temprano su padre lo encontraría. Fue a dejar su suéter mojado a su cuarto con la esperanza de que se secara pronto, ese suéter era su favorito.

Pero al salir, se encontró a su padre, con un cinto en la mano.

-You already know why you deserve it. Show me your arm. (Ya sabes por qué te lo mereces. Muéstrame el brazo)

El pequeño hizo caso, y levantó su brazo ante el mayor. Tenía varias marcas rojas, muestras de haber sido castigado de ese modo anteriormente. ONU soltó un sollozo al sentir el cuero del cinto estrellándose en su pequeño brazo, le dolía mucho pero no se podía quejar.

Y así lo hizo unas 3 veces más.

-Turn around. (Date la vuelta)

Y lo hizo. Se giró dándole la espalda y su padre le levantó la camisa para volver a golpearlo tres veces con el cinto. Allí también se apreciaban marcas color rojo, que ardían de dolor para el menor.

-This is what cowards deservs, cowards like you, and don't dare to cry, because I'll give you better reasons to shed tears. (Esto es lo que los cobardes merecen, cobardes como tú, y no te atrevas a llorar, porque te daré mejores razones para hacerlo) -le advierte, con un tono frío, decepcionado y muy molesto, para luego simplemente darse la vuelta e irse.

Sólo cuando su padre no pudo oírlo más, ONU comenzó a llorar, de dolor y más por el odio que se tenía, era su culpa que recibiera estos castigos, no era valiente para nada. Corrió a su habitación y se encerró ahí. Se sentó en el suelo abrazando sus piernas y recargado contra el pie de su cama, mientras que las lágrimas no tenían fin aparente.

Siempre que su padre lo castigaba, acababa así, hasta tan punto de casi ahogarse y deshidratarse por tanto llorar, y casi todo el día siguiente tenía los ojos rojos, y ojeras si el castigo era de noche, al no poder conciliar el sueño. Así era su vida desde que tenía seis años.

¿Por qué no se acostumbraba a esto? ¿Por qué tenía que ser así de llorón y cobarde? Eso también le decía su padre, e inocentemente, ONU se lo creía.

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Horas después se hizo de noche, y volvió a tener hambre, pero le daba miedo el salir de su cuarto, sintiendo que su padre seguía molesto con él.

-UN, come down to dinner, now, you have school tomorrow. (ONU, baja a cenar ya, tienes escuela mañana) -dijo la voz de su padre, que sin previo aviso irrumpió en su cuarto. No el importó que estuviera llorando, era obvio que lo haría.

-...Y-Y-Yes... (S-S-Sí...)

SN se fue, y el menor lo siguió a la cocina para al menos tener algo en el estómago antes de irse a dormir.

Fue un momento incómodo, los dos se mantuvieron callados, ONU no tenía fuerzas pues al ser tan pequeño le afectaban más los golpes, pero se las ingenió para comer. Otra eternidad pasaba. Cuando por fin acabaron, el menor regresó a su cuarto, para ordenar las cosas que se llevaría mañana a la escuela, para luego apagar la luz y acostarse.

Se cubrió todo el cuerpo con sus sábanas estando de lado, teniendo su brazo lastimando enfrente, sintiendo que dolía cada vez que lo tocaba e incluso con cualquier rose, pero trataba de dormirse ignorando el dolor, y lo consiguió luego de estar intentándolo un rato.

Y ni siquiera al dormir se sentía seguro, pues los golpes de su padre siempre le traían pesadillas sobre eso, o a veces de cualquier otra cosa.