μεράκι

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"El arte sólo es arte si te hace sentir algo"

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"El arte sólo es arte si te hace sentir algo". De pequeño, Minghao, aquel que alguna vez fue su mejor amigo, solía repetirle aquello cada que tenía la oportunidad; siempre tratando de validar cualquier sentimiento arraigado a mirar una obra nueva.

Quizá es por eso por lo que Wen Junhui se terminó convirtiendo en un artista él mismo. Buscaba tan desesperadamente evocar el amor y la felicidad en las personas a través de sus propias esculturas, que olvidaba hacerlas como él mismo lo deseaba. Él pensaba que lo único importante en el arte era la felicidad, ¿por qué las personas debían sentir algo como tristeza u odio? El arte solamente debía hacerte amarlo, una idea contradictoria a cualquiera que Minghao trató de arraigarle en su niñez.

Junhui esculpía con pasión, se desvivía por obtener siempre resultados que evocaran el júbilo. Para los demás, jamás para él. Porque estaba tan perdido que no tenía manera de encontrarse.

Fue así como un día, cansado un poco de crear arte para alguien más, completamente decidido a encontrarse una última vez, crearía la primera obra de arte que nunca exhibiría.

No lo dudó ni un solo momento, comenzó apenas tuvo la oportunidad. En cada pequeño espacio de tiempo libre que tenía entre su apretada agenda, cortaba y esculpía el mármol, incluso pegaba los pequeños trozos que le hacían falta con polímeros, siempre asegurándose de rozar lo que él consideraba como perfección.

Esperó a que el invierno comenzara. Soltó el cincel y la gradina que sostenía, su impacto resonando en las paredes de la amplia habitación, y admiró lo que hasta aquel momento podría considerar la única obra de arte para él mismo.

Sonrió en admiración de su propio trabajo. Se trataba de un chico precioso, cada músculo en su cuerpo perfectamente detallado, la piel impecable, tan lisa como el mismo mármol lo permitía, llena de pequeños puntos que imitaban constelaciones sin nombre; los ojos abiertos y brillantes, llenos de una emoción totalmente enigmática; los mechones de cabellos ondulados simulando uno a uno el roce de una ligera brisa en el verano.

Junhui pasó su palma sobre la delicada mejilla de la escultura, el mármol estaba tan frío que sintió su piel congelarse incluso a través de los guantes que llevaba. Alzó una ceja ante la sensación. Recorrió los pómulos y después bajó hasta la mandíbula marcada.

—¿Será extraño si te nombro?, ¿o preferirías nombrarte tú mismo? —bromeó, porque aquella bella escultura jamás tendría voz.

Recogió su pequeño desastre y salió de la habitación, encontrándose de inmediato en su jardín. El verde de la flora lo envolvió cálidamente de inmediato, aprovechó aquel momento y se sumergió en los olores y los suaves aromas de las flores antes de que la nieve las enterrara sin conmiseración.

μεράκι / junkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora