Ermitaña

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A la salida del colegio, Faustina vuelve a casa con su mamá, sus dos hermanos y su padrastro; enciende el televisor,  coloca la silla frente a el y cautelosamente monta los pies sobre la mesa,  marchan las siete menos cuarto,  ella es un poco tonta, desatendida de si misma y nunca piensa en lo que hace. Sentada, en harapos, llena de migajas de pan de ajo con aliento desagradable,  mirada triste y le crece la barriga. 

 un rato después, se levanta, va a la habitación toma una tijera y corta los cuatro pelitos que tenía en la cabeza, se miro al espejo, sintió lastima y un poco de risa.  

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