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C a p i t u l o U n o

Artemis Donovan:

Como ya era costumbre el autobús local me había dejado una cuadra antes del colegio solo que esta vez iba relativamente tarde y al ser un día "especial" quería dar una buena impresión, por lo que, apurada cruce la calle para llegar a la entrada del colegio y con paso apurado me dirijí al patio central, donde los alumnos solían reunirse.

-Temis, buenos días.- Me saludo Charlotte White con una pequeña sonrisa, ella era la preciosa heredera a las empresas de diseño de su madre. Lottie como le decían sus amigos era una chica de estatura baja pero con un ego y un poder de manipulación demasiado alto, su pelo negro normalmente estaba suelto con un pasador de diamantes adornandolo formalmente, su estilo solia variar pero siempre se le podía catalogar como glamuroso e impactante.

Ella se encontraba sentada en la mesa de piedra del patio escolar y sus dos amigas en las sillas que la rodeaban, dejando en claro -una vez más- la diferencia social que se manejaba.

-Hola Charlotte, buenos días. - Le contesté cordialmente, regresandole la sonrisa.

-Pequeña ¿tienes mi encargo?. -Me pregunto ansiosa, haciendo a un lado su bolso e inclinándose un poco hacia delante haciendo aún más evidente su deseo de que todo siguiera viento en popa.

-Si Charlotte- Le respondí mientras sacaba de mi mochila una caja rosa pastel, al entregársela sus manos volaron a los extremos de la tapa y con agilidad o talvez desesperación la abrió, dejando a la vista unas preciosas invitaciones en las que el dorado predeterminaba a comparación de la hoja blanca y los detalles negros que las complementaban.

Charlotte sacó una con sumo cuidado y luego de mostrarlas a sus amigas, alzó su mirada hacia mí y fue ahí cuando mi oportunidad se fue al caño.

-Lottie, buenos días querida-gritó Brillit Lawrence, la mejor amiga de Charlotte
e hija del director del colegio Stuart, era una chica de la misma estatura que Charlotte, ella destacaba por sus evidentes y decoloradas extensiones que hacían contraste con su maltratada melena castaña, con su reggetonero estilo era considerada, por algunas personas, como una chica fuera de lugar pero con dinero y poder que la hacía ser parte del llamativo grupo.

Brillit paso a mi lado, chocando su hombro con el mío, como si no fuese nadie, para luego intentar captar la atención. -Lottie no creeras lo que estan haciendo Peter y Luke... los muy tontos quieren retar a Kenzie- Soltó tras ver que Lottie no le prestaba la más mínima atención.

-Pues que idiotas son...solo les recuerdo que yo no ayudaré con Michael-Respondió Lottie mientras estiraba una invitación hacia mi.

-¿Por qué no?- Preguntó confundida Brillit viendo a Charlotte, para luego voltearse y recorrerme con la mirada - ¿Estas de joda verdad White? No puedes invitar a la becada...- Chillo Brillit, creando un ambiente realmente incómodo, por un lado podría darme vuelta e irme pero realmente anhelaba ir a la fiesta de Charlotte y poder posisionarme en un buen status.

Charlotte simplemente se paro, le hizo una seña a su amigas y en menos de cinco segundo ellas ya estaban atrás de ella tratando de seguí su paso, y antes de doblar en el pasillo se volteó. -Gracias Artemis, te veo en la fiesta...ah y Brillit, deja de hacerle caso a ese par de tontos.-Finalizó para después seguir con su camino, dejando a Brillit sola por lo que simplemente se fue sin mirar atrás, pues era muy evidente el golpe que le habían dado a su ego.

Yo por mi parte me dirijí a mi primer clase, Psicología con el señor Bones; un señor gordo, de mediana edad lo que le daba la capacidad de ser querido, talvez por su mirada de compasión o por sus innumerables consejos, que en lo personal servían pero yo soy muy necia como para seguirlos al pie de la letra, su casto pelo castaño y su barba estaban cubiertos por canas dejando en evidencia sus años, pero restandolos al momento en que te ponías a platicar con él. Entre al salón saludando a todos y prosediendo a sentarme en un lugar intermedio, para poder poner la suficiente atención sin que la clase me consumiese por completo.

-Buenos días gente bella.- Anunció Charles Jones, mi amigo más cercano, no porque no tuviera más, si no que, nuestra amistad se desarrollo de una muy buena manera que hasta lo puedo considerar como mi hermano. Charles entro al salón y como costumbre se sentó a mi lado. -¿Cómo estás hermanita?.- Me preguntó una vez se había sentado.

Le regale una sonrisa. -Bien ¿y tu?. -Devolví la pregunta.

-Pues ya sabes... Este es de esos días en los que deseas ser diferente. - Me contestó vacilando, tratando de ignorar la pregunta pero al final respondiendo.

Luego de unos instantes, la clase comenzó. Hablamos de conceptos, de dudas existenciales y cosas con las que nosotros deberíamos afrontar los problemas adolescentes.

Las dos horas de clase terminaron y eso solo significaba algo muy importante para este tipo de lugares.

El descanso.

Este momento del día es uno de los más importantes, pues de acuerdo al lugar en el que te sientes, es lo que define que tan importante y relevante eres para el resto de personas.

Charlotte White, Brillit Lawrence, Michael Demon, Kenzie Chirmond, Mark Howland, Peter Moose y Luke Howland, eran los chicos, si, ellos eran los reyes. Eran la representación perfecta de lo que un grupo de amigos necesita para ser tan íntimo pero al mismo tiempo el más intimidario.

Los reyes del colegio Stuart llegaron ahí por que en algún momento hicieron cosas tan únicas que nadie en su sano juicio haría, llegaron a ser considerados dioses por que no solo tenían el estatus y el dinero necesario para crear una dictadura, si no que encima eran guapos y carismáticos. Era tan sencillo odiarlos: personas que por cara, apellido y estornudo podrían quedarse con el mundo a sus pies, pero era aún más sencillo desear ser ellos y soñar despierto con un día tener la oportunidad de compartir una misma mesa.














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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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