La casa

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Luis acababa de asistir al velorio y entierro de su tío, el abogado designado se encargo de informarle que toda la fortuna de su tío quedo a su nombre, y  que el viejo como el solía decirle lo había elegido como su heredero.

Luis nunca fue muy unido al viejo apenas si lo vio algunas veces en su vida, sus padres decían que estaba loco, nadie sabia como consiguió reunir tanto dinero. Pero lo cierto es que siempre estuvo muy solo se alejo de todos y compro una casa grande en una buena zona.

No admitía  visitas, no tenía personal de servicio, no se relacionaba con los vecinos nunca se caso y por lo tanto  no tuvo hijos. En definitiva se aisló del mundo completamente.

En esto pensaba Luis mientras se dirigía hacia la casa del viejo, no entendía por que alguien elegiría vivir una vida así.

Escucho algunas cosas de los pocos vecinos que asistieron al funeral, mas por curiosidad que por afecto.

Los vecinos decían que por las noches se lo podía ver al viejo en el jardín de enfrente de la casa hablando animadamente con alguien, incluso hasta reía a carcajadas. Pero nunca se veía a otra persona.

Luis no creía en fantasmas probablemente fuera, el resultado del excesivo  recluimiento. O quizá simplemente invenciones. Las  personas suelen exagerar los hechos.

Casi sin darse cuenta Luis ya estaba parado en la entrada de la casa, el abogado le dio un manojo de llaves y le dijo que podía proceder a hacer lo que quisiera con la casa y todo lo que se encuentre en ella.

Así pues comenzó a probar las llaves hasta que pudo por fin abrir la  puerta de entrada,  apenas puso un pie en la casa noto como la temperatura disminuía considerablemente y el aire estaba pesado como si toda la casa estuviera cerrada herméticamente hace al menos un año. 

Lo cual era extraño por que su tío había muerto apenas el día anterior. Un escalofrió recorrió el cuerpo de Luis. Por alguna razón sentía que no debía  estar ahí.

Después de dar un vistazo general al living, decidió que lo primero que haría seria abrir las cortinas y las ventanas de todas las habitaciones.

Mientras realizaba esta tarea aprovecho para inspeccionar los objetos y tratar de descifrar su valor, el abogado le comento que, si bien el viejo era dueño de una gran suma de dinero no poseía una cuenta en el banco, por lo cual lo mas seguro es que el dinero se encuentre en la casa. 

Sin embargo en el testamento no especificaba nada al respecto.

Al cabo de un largo rato llego a la última habitación del segundo piso, hasta el momento no encontró nada que llamara su atención la casa estaba casi vacía de no ser por el mobiliario básico.

La última habitación era una especie de estudio, pues solo se encontraba un escritorio. Luis se acerco para inspeccionar lo mejor pero no encontró nada.

Al levantar la mirada descubrió  una puerta de madera color caoba  se veía muy antigua. Esto lo sorprendió mucho ya que  cuando entro en la habitación  la paso completamente por alto. Es mas hasta habría jurado que no estaba allí.

Se dirigió hacia la puerta he intento abrirla pero estaba cerrada. Luis examinó un momento la cerradura analizo las llaves que tenía en su posesión pero ninguna de ellas coincidía.

Luego se estiro todo lo que pudo y paso su mano por la parte superior del marco de la puerta, realmente no esperaba encontrar nada allí pero no perdía nada con intentar.

Para su sorpresa sus dedos dieron con un objeto, lo tomo y al instante de verlo supo que era la llave que buscaba. la acerco a la cerradura y calzo a la perfección. Le dio la primera vuelta y un sonido  chirriante se produjo al dar la segunda vuelta se escucho el click de la puerta al abrirse.

Luis respiro profundo y bajo el picaporte, al abrirse la puerta se escucho un quejido lastimero y desagradable la oscura y húmeda habitación estaba  en un silencio anti natural no se podía contemplar nada. Luis busco su teléfono y encendió la linterna sabia que allí se encontraría lo que buscaba.

En el instante que la fría luz de la linterna extinguió la densa oscuridad, se revelo ante los ojos asombrados de Luis montones de dinero apilado como si se tratara de simples papeles, pero lo que dejo sin aliento a Luis no fue solo eso sino un retrato en el que se podía apreciar al viejo con un realismo espeluznante. Miraba directamente hacia la puerta donde Luis estaba parado en ese momento.

En la cara de Luis se dibujo una sonrisa, no sabia que el viejo era tan bromista. Definitivamente estaba loco, pensó. Una vez recuperado de la impresión procedió a dar unos pasos dentro de aquel lugar.

No llego a dar ni tres pasos cuando una sonido proveniente del estudio lo sobresalto, se dio la vuelta y vio como la puerta se cerro a una gran velocidad. 

De los rincones del cuarto se encendieron velas y un viento helado recorrió todo el lugar provocando que algunos billetes levantarán vuelo y se posará  delicadamente sobre la viva llama de las velas. Luis comenzó a desesperarse no tenía forma alguna de extinguir el fuego, busco una salida pero fue en vano no había escapatoria.
Una risa histérica resonó por todo el lugar provenía del cuadro y se mezclo con los gritos de  agonia de Luis.
La casa fue consumida por las llamas en cuestión de minutos junto con toda la fortuna y la joven vida de Luis.




















El viejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora