Memoriae

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"I will NEVER be a memory."

Cloud creyó que por fin se había desecho del mal que amenazaba al mundo y a sus seres queridos. Aquel hombre desapareció sin dejar rastro y terminó por creer que su cuerpo había sido completamente consumido por la Corriente Vital y por fin podría vivir en paz dejando atrás su pasado tan tormentoso.

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   Midgar era un lugar feliz nuevamente. Se podía escuchar la risa de los niños, los adultos volvían a sonreír y aquellos que perdieron un ser querido habían encontrado su consuelo y podía disfrutar de lo que les deparaba el futuro. El día en que una lluvia cubrió Midgar fue una bendición para todos. Los días consecutivos, personas de toda Gaia llegaron a la ciudad para poder ser parte de aquel milagro y de una vez por todas ser curados de Geostigma, la temible enfermedad que se esparció por todos lados gracias a la Corriente Vital cuando esta emergió.

   Tú, una simple chica de los barrios bajos del Sector 7, al borde más extremo de Midgar, fuiste una de las bendecidas por la lluvia. Habías contraído la enfermedad en una de tus piernas poco después de que tus padres murieran y te habías resignado a aceptar tu destino el día en que una invocación bajó del cielo y comenzó a atacar a todos en el centro de la ciudad, pero ahora, dos días después de haber sido curada, te encontrabas en una iglesia destruida donde todo había comenzado y terminado. Muchos llegaron a ese mismo lugar en el transcurso del día y ya sólo quedabas tú. Lo que antaño había sido una cama de flores amarillas ahora era una especie de manantial por donde nunca se acababa el agua. Muchos dejaban sus ofrendas, otros llegaban a beber y otros, como tú, simplemente disfrutaban de la calma que aquel lugar producía. Personalmente nunca habías conocido al grupo de "héroes" que había salvado a Midgar ya en dos ocasiones, pero silenciosamente decías una oración por ellos. ¿Oración a quien? Ni tú lo sabías, pero tu madre solía decir que siempre había que rezar por las personas buenas que quedaban en este mundo.
Conocías sus nombres, sabías quienes eran, pero en tu mente tenían suficientes problemas para siquiera preocuparse por la gente enferma de Midgar. No los culpabas, de haber sido tú ahora querrías descansar de todo y de todos.

   Miraste al cielo gris al tiempo que un par de gotas caían sobre tu rostro. Comenzaría a llover nuevamente.
Tomaste tu canasto de bayas que habías recogido aquella mañana y caminaste a la salida.


   Cloud ya no necesitaba ir a ese lugar. Se había quitado una carga de los hombros al despedirse de dos de sus amigos y por fin podía volver a ser él mismo. Podría formar parte de la "familia" como Tifa tanto había querido. Por fin podría pasar más tiempo con ella y con los amigos que quedaban. Una vez hubo terminado la batalla, visitó aquel lugar sobre la colina cerca de Midgar. Volvió a clavar la Buster Sword en el lugar donde su legítimo dueño dio la vida por él y soltó un suave "Gracias."
Este lugar, esta iglesia destruida,  había sido su refugio por tanto tiempo que ya era raro para él no ir a visitarlo. Dejó a Fenrir a los pies de la escalera y dio un paso al frente. En ese momento sintió una extraña presencia, como si Aerith estuviera presente.
Dejó de lado sus esperanzas y continuó avanzando. Pero tuvo que detenerse en el marco de la puerta, pues sus ojos volvían a engañarlo, una cruel broma del destino, quizás. En medio, donde había brotado el agua que curó a Midgar, había una chica que pacíficamente observaba el agua. Sabía de sobra que era imposible y aún así sus pies se negaban a seguir la orden de continuar caminando.


   En el umbral de la puerta principal viste una figura oscura que resaltaba de entre la luz que provenía de afuera. No le tomaste mayor importancia y seguiste tu camino hasta que pudiste divisar completamente al hombre que estaba allí de pie. Parecía algo indeciso de entrar y sólo mantenía la mirada baja. Su ropaje negro y cabello rubio ondeaban con el frío viendo que se levantaba. Le dedicaste una sonrisa cuando pasaste por su lado y sólo en ese momento el chico levantó su mirada. Su cabello estaba algo despeinado y cubría parte de su rostro pero pudiste ver claramente sus ojos azules. El hombre te sonrió y relajó los hombros, volviste a sonreírle y seguiste camino rumbo a lo más apartado del Sector 7.


Un Camino Diferente (SephirothxReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora