Muchos sueñan con matarla... yo temo que ella me encuentre. La feroz sirena, reina del mar, asesina de los hombres más poderosos y ricos. Pesadilla del océano y los piratas, que seduce y arrastra bajo el agua a los más fuertes.
Su canto es incluso más hipnótico que el de las demás, como si hubiera nacido del cielo y el infierno, hecho para encantar y destrozar a los marineros aventureros. Perfecta representación de las palabras belleza y bestia. Bañada por el color escarlata que desprenden sus víctimas sobre las deslumbrantes escamas. Su pelo negro trae a la superficie todos los monstruos ocultos del mar. Sus ojos color ámbar, de pupilas verticales, resultan más intimidantes que los de cualquier animal.
Una vez escapé con vida de sus filosos colmillos, esos que deja ver al final, cuando muestra su sonrisa de tiburón. Navegaba por unas miserables monedas, igual que siempre, y nuestro barco fue embestido por el ejército de sus hermanas. Sin un segundo para sospechar, esa canción inunda tus oídos y te llama a sumergirte en sus bocas. Yo no soy nada más que una miserable alma, la cual desde que nació fue arrastrada a la desgracia, el crimen y el alcohol. Las mujeres de mi pueblo me llaman "pobre diablo" cuando lamentan que un joven guapo como yo, ya esté tan perdido.
Vigilaba el ataque cuando me asomé a estribor y se detuvo a verme, inquisitiva. Sabía quién era y mi corazón se aceleró de miedo, pero mi mente encontró la paz sabiendo que ese sería mi final. No sé por qué esa criatura me eligió, pero allí estaba arrodillado, estirando el cuerpo hacia su rostro, que me miraba pícaro desde las olas.
Recuerdo susurrarle "por favor, mátame" y aquello debió ser nuevo para ella, porque disminuyó su canto a medida que tomaba mi barbilla entre sus manos. Y me besó, me mordió y tiró de mí para llevarme con ella... El frío del agua fue el renacer y sentir su piel rozar con la mía, un funeral. Hasta que algo golpeó mi cabeza y ella se sobresaltó. Quedé inconsciente hasta que me encontraron otros marinos. Sospecharon que algún barril u otro objeto del barco cayó sobre mí, separándome de ella; y una presa que ya no parece viva, no debe ser atractiva.
Ahora, tambaleo sobre mis pies mientras busco en las calles un lugar para descansar, confiando en que el sol me despertará para zarpar. Llegando a los muelles, un color resalta de la oscuridad azulada del paisaje nocturno. El abrigo color rojo de una dama, en específico. Admirando el mar, recargada sobre el barandal, y tarareando una simple melodía.
No me siento digno de arruinar su paz, pero una curiosidad vacía hace que camine hacia ella. Pienso en advertirle que este lugar es peligroso para las señoritas, con tantos marineros perversos, o tan solo quedarme cerca, vigilando que otro no la interrumpa. Parece oír mis pasos y se gira a verme, curvando la comisura de sus labios carmesí. Entrecierro los ojos para hacer que mi nublada visión se enfoque mejor y en un parpadeo, se encuentra de pie frente a mí.
Quizás esté alucinando, pero no puedo quejarme de una visión tan bella. Su pelo cae en forma de olas sobre su pecho, brillando entre la oscuridad como el agua detrás de ella. La piel de perla y sus ojos dorados... tan bella como la vez anterior.
No puedo quejarme de perder la cabeza, de soñarla frente a mí. Ni siquiera impediré que derrame mi sangre sobre el suelo inmundo, pues caigo a sus pies junto con todos los demás de la manera más maravillosa posible. Esa mirada curiosa, hace que quiera confesarle todos mis males al oído.
—¿Sabes quién eres?
Habla tan bien como canta, bailando sobre la luna de mis ideas con cada palabra; haciendo que cada vez pierda más lo poco que poseo de consciencia.
—No.
La respuesta sale en un suspiro cansado y embelesado. Hasta que una pregunta al fin me golpea "¿Cómo puede estar aquí, sobre la tierra?" Desciendo mi mirada, no sin detenerme distraídamente sobre su escote e insultarme por eso, hasta ver sus piernas.
De pie sobre unas botas marrones, con un simple pantalón negro. Otra, vestida tan similar a un hombre, parecería vulgar para muchos, pero en ella... nada puede opacar su magnífico rostro. Incluso con una apariencia humana, no deja de ser fantástica.
—¿Tienes familia?
Seduce con cada gesto, parece irradiar fuego con la seguridad de quién lo tiene todo.
—Nací y moriré en la calle.
—Yo podría cambiar eso último—propone maliciosa, con un deje coqueto en su voz que termina por cautivarme. Acaricia mi mejilla, mirándome de forma muy atenta —¿Te gustaría convertirte en rey?
—Soy un vagabundo, ¿Cómo podría...?
Me silencia colocando un cálido dedo sobre mis labios.
—Yo me encargaré de todo.
*****
Muchas sabemos sobre el horroroso rey, que humilla a su reina, maltratándola mientras frecuenta innumerables burdeles con total impunidad. Todas sospechamos que eso haya dejado consecuencias; pero no fue hasta que el oráculo de la sirena bruja confirmó sobre un hijo oculto, bastardo del rey, que comencé a cazarlo. Me di el gusto de matar a muchos otros desgraciados, poseedores de fortunas y familia, que solo eran otra basura del montón ¿Por qué más los hombres desean tanto matarnos? Pues porque somos la prueba de que todos se merecen el cruel destino de morir en nuestras garras.
Mi propósito es romper con el frágil sistema de los terrestres más desagradables y poderosos, derrocando a la realeza. Siendo así la heroína del mar y el castigo de la tierra. Para eso ¿Qué mejor que dominarlos en su propia concepción de poder? Una corona, es todo lo que se necesita.
No existe peor derrota para un rey, ya sea en batalla o por vejez, que ser despojado por un hijo del cuál no conocía ni su existencia. Y para eso, estoy buscando el peor miedo de quién domina todos los reinos. Se me dió el acertijo de este heredero: "tiene el alma pobre, vagando entre la luz y la oscuridad, mientras en su mirada se ve grabado el destino aguaverde del mar".
Y finalmente lo encontré, moribundo en una nave cualquiera, con esos ojos turquesas, el color que predomina en las costas paradisíacas. No pretendía matarlo, pero de todas formas un accidente arruinó mi plan. Entonces no tuve otra opción que transformar mi cola en piernas antes de lo esperado, para poder introducirme entre los humanos.
Fue fácil encontrarlo, ahogando sus penas en el bar más cercano al muelle, y aún más simple fue guiarlo directamente hacia mí.
Ahora, tengo en mi mano el rostro que causará el caos.
Mañana llegará la noticia de que asesiné al hijo mayor, primer heredero del trono, ayer en un corto viaje que debía realizar. Atacamos rápida y despiadadamente, dejando vivo a un mensajero. Luego debo demostrar que este hombre es otro hijo del rey, para seguir eliminando al resto de la familia hasta quedar él solamente y así poder ascender.
—Júrame que me harás tú esposa y yo te daré todo lo que quieras, el trono más poderoso y los reinos tanto de la tierra como del océano. Lo único que yo necesito, es tu sangre y en quién te convierte. No temas por mí, no podría matarte aunque quisiera y siempre me encargaré de protegerte.
Su mirada perdida, esa que me encanta provocar, asiente con cada palabra.
—Te juro amor eterno si quieres...
—Me basta con lo que dije ¿Tenemos un trato?
—Por supuesto.
Así, sin más, este es solo el comienzo de mi plan y muchos otros que conllevo en la oscuridad; quizás con inconvenientes por surgir, pero nada que la muerte no pueda borrar.
FIN?
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Impetum melodiam (PRÓXIMAMENTE)
Fantasy"Muchos sueñan con matarla... yo temo que ella me encuentre". En un mundo donde la belleza de la magia resulta letal y arrastrar muertes te lleva al poder ¿Cuánto será necesario para apoderarse tanto de la tierra como del mar? Editado y corregido po...