Terry se encontraba en la residencia que había alquilado para pasar una temporada de descanso. El detalle de que la propiedad estaba apartada de la ciudad y en su mobiliario se incluyera un piano, había hecho que el joven pagara por anticipado tres meses de alquiler.
Que en la Florida estuviese el hotel de los Lagan había sido una casualidad asombrosa. Quería estar alejado de todo y de todos. Aún no podía creer los acontecimientos de las últimas semanas. Hasta hace poco estaba seguro que Candy ya no lo amaba; su certeza se dio cuando jamás recibió una respuesta a la corta misiva que le había enviado donde expuso todos sus sentimientos, pero lo ocurrido en el recital había mandado sus certezas al piso.
Estaba solo, sus únicos compañeros eran el piano y una copa de vino que estaba sobre este. Sus manos entonaban con destreza una pieza musical que para él significaba mucho. Las teclas vibraban con cada toque que el joven le imprimía. La pieza era aquella que él había bailado con ella en una tarde de mayo ... ella .... la chica que le robaba sus sueños ....ella, la dueña absoluta de sus pensamientos. Imágenes del festival de Mayo acudieron a su mente, y en su cara se formó una sonrisa nostálgica.
Los recuerdos se acumularon uno tras otro.
Ella sobre la cubierta del barco, ella en la capilla del colegio, ella siendo acosada por unos niños ricos, ella brincando al balcón de los chicos, ella ... siempre ella ...
La recordó bellamente vestida de Julieta bailando entre sus brazos en medio del bosquecillo. La brisa le alborotaba su ondulada cabellera y una ligera melodía los rodeaba. Ese baile y el beso robado habían sido la mecha que encendió la hoguera en su corazón.
La melodía que tocaba le seguía evocando recuerdos; pero ahora eran más vívidos y ardientes. Atrás habían quedado los recuerdos de un par de chiquillos que jugaban a enamorarse; ahora eran dos adultos cuyas pieles ardían en deseo y en la noche del recital se lo habían demostrado, aquella noche en la que después de tantos años la había vuelto a ver.
Se recordaba sentado en una mesa reservada solo para él, apartado de las curiosas miradas conversando amenamente con el joven pianista que esa noche haría su presentación. Todo marchaba con total normalidad; hasta que, una rubia cabellera llamó su atención.
La mujer que le había robado el sueño durante años estaba ahí, en la entrada del salón, tan hermosa que parecía una ilusión de esas que tanto a él le atormentaban. Pero su fantasía se derrumbó cuando la vio entrar del brazo de Albert. Sin pensarlo dos veces en las consecuencias de sus actos, le pidió a su reciente amigo que le permitiera tocar algunas piezas en el piano.
==== flashback ====
—Terry...¡Terry! Te has quedado mudo de un momento a otro ¿Pasa algo?
—Vladimir, necesito un favor.
—¡Claro, Terry! Dime, en que te puedo ayudar
—Permíteme tocar unas piezas en el piano antes de que empieces tu presentación. ¿Crees que será posible?
—¡Claro que sí, hombre! No todos los días un famoso actor de Broadway puede ser mi telonero. ¿Te imaginas el titular de los diarios? "El recital de Vladimir Horowitz tuvo como invitado especial al famoso actor Terence Graham"
[risas] —¡Qué ocurrencias las tuyas! Nadie pensaría que creciste en el imperio ruso. Honestamente lo que digan los periódicos el día de mañana es lo de menos, solo te pido que mi nombre no sea mencionado en ningún momento esta noche. Tan solo quiero tocar unas cuantas piezas, nada más.
—Digamos que te creo y solo quieres tocar unas cuantas piezas, pero por tu mirada asumo que algo o alguien ha llamado tu atención. Dime; ¿Acaso es esa bella rubia que acaba de entrar la causante de tu inesperada decisión?
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MI CORAZÓN INSISTE
RomanceLos rebeldes del San Pablo había tomado rumbos distintos. Ella había decidido hacer lo que todo mundo esperaba, y él se había resignado a una vida de amarguras. Un curioso encuentro se daría entre aquellos que nunca dejaron de amarse. ¿Será tarde...