46. No acepto un "No" por respuesta. (PARTE 2)

798 54 19
                                    

- Parece que has visto un fantasma.

Se ríe. Es una risa corta y ronca, me encanta. Lo examino de pies a cabeza con la misma expresión tonta que tengo desde que lo vi aparecer desde el costado del edificio. Tiene puestos unos zapatos de vestir negros, un pantalón de vestir del mismo color, un suéter verde y una chaqueta de cuero, ningún abrigo sobre eso. Siento como los copos de nieve se deslizan por el cuello de mi abrigo provocando escalofríos por todo mi cuerpo, ¿como es que no se esta muriendo de frío? Cruzo los brazos sobre mi pecho en busca de mantener el poco calor qué hay dentro de mi abrigo y de esconder de su vista el temblor nervioso de mis manos.

- ¿Cuanto tiempo has estado aquí afuera? - pregunto atónita.

Liam revisa de soslayo el reloj en su muñeca.

- Un par de horas - chista como si nada.

- ¡¿Horas?!

Ahora lo noto. Tiembla casi imperceptiblemente, sus labios comienzan a tornarse de un enfermizo color purpúreo y tiene las manos crispadas en puños dentro de los bolsillos de su chaqueta. Debe estar sufriendo mucho dolor teniendo en cuenta que apenas lleva protección térmica encima, y además tiene cada músculo de su cuerpo tenso. Corto la distancia entre nosotros para cubrir sus manos con las mías, calentitas. Flexiona los dedos con mucho cuidado en el momento en que una mueca tensa la sonrisa torcida en sus labios, por otro lado sus ojos no dejan de mirar mi rostro en ningún momento, comienza a ponerme nerviosa la intensidad de su mirada. El movimiento de mis dedos en sus manos se vuelve torpe y descuidado, así que abandono la tarea en medio de un suspiro tembloroso antes de hacerle daño. Incluso retrocedo un paso abrumada por la cercanía.

- ¿Que haces aquí? - pregunto carraspeando, cohibida.

- No has devuelto mis llamadas - se limita a contestar, como si fuera obvio.

Frunzo el ceño - ¿Y por eso decidiste viajar dos mil ochocientos kilómetros hasta aquí?

- Repito, no contestabas mis llamadas. Tuve que recurrir a medidas extremas - admite avanzando un paso hacia mi -: también tengo secuestrada a tu mascota.

- ¡Liam!

- No fue sencillo, tengo que admitirlo.

Entonces Liam sonríe. Es una sonrisa que conozco muy bien. Derriba todas mis defensas y me tiene con las rodillas como gelatina.

- No deberías estar aquí - le digo con voz áspera, y desvío la mirada de su sonrisa traviesa -. Debes estar en casa, con tu familia. Es víspera de navidad.

- Lo sé, es por eso que estoy aquí - alega confiado -. No hay navidad sin regalos, y tú eres el mío. Estas en mi lista.

- Liam . . .

- Hablo en serio - me corta muy severo -. Todo lo que quería era ver tu lindo y tonto rostro otra vez.

- ¿Y tú familia?

- ¿Y la tuya? - replica exasperado.

Apunto sobre mi hombro con el pulgar, en dirección del edificio.

- Mi familia esta ahí dentro.

- ¿Qué hay de Rory? ¿Jasper? ¿Emma?

That Girl Is A Problem © | #1 |  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora