El imperio alemán defiende su posición en Alsacia, Francia, 1917, lugar que hace frontera con su territorio sagrado. Sin embargo el ejército francés no deja de atacar en búsqueda de la reconquista de esas tierras, pero a su pesar, sin llegar a gran cosa, puesto que la defensa alemana es fuerte y los repele sin mucha dificultad dejando siempre un camino de muerte y destrucción en el terreno.
Hasta que una noche de luna llena, todo cambiaría, los soldados de los aliados mientras se movían por las trincheras y creaban más, encontraron una abertura en las defensas enemigas, una fina abertura que tras forzarla un poco, se convierte en una puerta. Llevando a estos a traspasar el muro germano que los separaba . En ese momento, una sonrisa se creó en los rostros de los franceses deseosos de la búsqueda de venganza y sangre, como coyotes esperando la oportunidad de recuperar su terreno de los confiados depredadores.
Tras esta frontera artificial no hay un gran numero de soldados protegiendo el lugar, solo un cuerpo con ordenes de no dejar pasar a nadie por lo que contaban con el uso de el común rifle Mauser 98 y con grandes cantidades de gas mostaza con la que inestabilizar y acosar a los que se aproximen; por culpa de esta herramienta, el campo de batalla esta completamente seco y áspero por culpa del uso de estos gases químicos.
Albert, el comandante de la unidad, extrañado por la calma que presenta la noche, decide dar ordenes de patrullar el muro puesto que para él, la calma no es más que el indicio de una catástrofe. Cumpliendo sus ordenes de mala gana algunos soldados rasos, dejan los dados y el whisky para dar una ligera vuelta ya que al haber luna llena, el terreno se podía contemplar relativamente bien sin necesidad de encender alguna luz . - No he visto una noche tan tranquila desde que estaba alistado en el ejercito - unos de los vigilantes comentó mientras suspira y se apoya contra una estaca de madera . En su mismo momento, Armin, uno de los menos disciplinados fue detrás de un muro de cemento para orinar, teniendo la mala suerte de encontrarse directamente con el pelotón atravesando el lugar, no obstante, antes de poder alertar a sus compañeros un puñado de manos y brazos lo sometieron, clavándole un cuchillo en el cuello escuchándose solo su gimoteo y la sangre saliendo escupida. Estos sigilosamente y aprovechando las coberturas hacen una inspección rápida del sitio. A lo que dejándose llevar por la pobre defensa actual iniciaron un ataque rápido con sus bayonetas dejando fuera del juego a los vigilantes.
El comandante extrañado ordena levantar a todos y prepararse para una posible emboscada puesto que con el transcurso del tiempo, los enviados no volvían . Todos apresurados y con el pánico se prepararon poniéndose mascaras de gas por si eran asediados con gas lacrimógeno, en cambio los franceses vigilaban en la oscuridad, pacientes esperando la oportunidad.
Tras una hora completa en tensión los soldados pocos entrenados de la vanguardia alemana respiraba de manera más tosca y perdían la paciencia hasta que uno de ellos se quitó la mascara y avanzó con una linterna ansioso desapareciendo de la vista de sus aliados para a pocos segundos aparecer con el rostro pálido y sudando a montones algo de lo que no se dieron cuenta por la falta de luz - Se han quedado dormidos tras la pared - señala atrás de si y se ríe de manera nerviosa. Esto fue suficiente para que los alemanes se relajaran y quitaran sus mascaras del rostro, dejando salir un suspiro de alivio pero en el mismo momento una bala impacta sobre la cabeza del individuo y granadas de gas caen delante de ellos seguido de una lluvia de balas, hiriendo a muchos de los soldados que se desploman gritando en agonía y dolor mientras se asfixiaban por el arma química.
Albert sin tiempo de dar ordenes sigue con su mascara puesta por lo que comienza a abrir fuego contra sus atacantes tratando de obtener una cobertura sin tener mucho éxito puesto que una granada explota cerca de él mandándolo a volar dejándole graves heridas como carne desgarrada y una pierna rota. Después del impacto pierde el conocimiento y el pelotón restante huye de manera torpe con los Ehrhardt EV/4, quedando completamente libre de la triple alianza . Los soldados Franceses, van uno a uno revisando los cuerpos, algunos tienen suerte y les disparan para asegurarse pero otros que muestran signos de estar vivo los atan, incluido el comandante. El sol está apunto de salir por lo que ponen a los prisioneros mirando en su dirección para comenzar a jugar con ellos. Los primeros mueren de forma más rápida, un tiro y listo pero a medida que pensaban, innovaban más, introducir gas mostaza en la boca y morir en sufrimiento, quemarlos, pegarles palizas y un largo etc de crueldades. Hasta llegar el turno de Albert, una persona algo mas corpulenta con un traje distintivo y medallas colgadas.
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Relatos de terror
Horror¿Estás dispuesto a adentrarte en este siniestro lugar? si es así, apaga las luces ponte música terrorífica de ambiente y entra en el mundo de las tinieblas