Prólogo

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Había pasada un año desde que la segunda guerra mágica se dió por finalizada, un año de que se derrotó a Voldemort, un año de la reconstrucción de Hogwarts y un año que el miedo dejo de reinar.

Había cumplido dieciocho años y justo ahora me encontraba camino al expreso a Hogwarts (Hogwarts… escuela mágica que empezó con sus planes de reconstrucción un mes después de que la guerra se dio por terminada).

Yo estaba apuntó de abordar el tren cuando siento que alguien me puso una mano sobre mi hombro izquierdo,  decidido tome esa mano y la quite de mi hombro sin medir mi fuerza.

-¿Quién mierda eres? —Pregunte sin voltear.

-Tranquilo amigo, soy solo yo. —Dijo Blaise con burla.

Me voltee a verlo  y le dediqué una mirada amenazante.

-Joder Blaise, te he dicho miles de veces que no hagas eso. —Dije un poco fastidiado.

-Sabes, si tuviéramos todo el día escucharía tus quejas pero no lo tenemos así que súbete al tren, Pansy nos esta esperando.

-Bien. —Dije caminado directo al tren.

Cuando por fin estuvimos a bordo Blaise me dirigió directo hacia un vagón, pero en el camino hacía nuestro vagón el tren arrancó, lo cual nos hizo tambalear hasta que nos pudimos acostumbrar al movimiento, fue entonces que nos encontramos al famoso trío de oro a tan solo unos muy cortos metros de nosotros, entonces con paso decido y una sonrisa en mi rostro voltee a ver a Blaise y este portaba la misma expresión que yo. Nos acercamos a su vagón y para cuando ya habiamos llegado me recargue en la puerta de su vagón. El primero de nosotros dos que habló fue Blaise.

-Pero vean que tenemos aquí. —Dijo burlón.— ¿Están cómodos?

-No del todo. ¿Por qué no te arrodillas y haces algo útil con esa boquita en vez de estar jodiendo? —Sisea Weasley con un sutil tono de burla y provocación.

-Acaso Granger no te complace ¿Eh? —Dijo mirándolo de forma retadora.

-¿Qué quieres Zabini? ¿Acaso no tienes otra cosa que hacer? —Pregunta Granger.

-¿No te enseñaron a no meterte en conversaciones ajenas Granger? —Dije antes de que Blaise contestará.— Creí que al menos los muggles tenían modales, pero veo que me equivoqué. —Digo con una sonrisa burlona.

-Yo no soy muggle, Malfoy —Dice con un sutil tono de enojo.

-Oh y eso lo se, pero tus padres si lo son. —Digo con obviedad.

-¿Y eso que tiene que ver? —Pregunta de forma incrédula.

-Pues que al menos te los debieron haber enseñado.

-¡Claro que me los enseñaron! —Dice apretando los puños.

-Pero creo que no los aprendiste, Granger. —Suelto una leve risa de burla.

La veo abrir su boca queriendo llevarme la contraría, pero tan rápido cómo la abrió la cerro.

-Y tu si que tienes buenos modales. —Dice Potter sarcásticamente.

-¿Más que tu?, si. —Digo dirigiendo mi mirada hacia el.

Veo a Mi leoncito pararse y acercarse a mi, intentando intimidar me, cosa que solo me causa gracia.

-¿Por qué no te vas a joder a otro lado? —Pregunta haciendo una mueca de enojo.

-¿Será porqué no quiero? —Digo disfrutando cada uno de los gestos que hace.

-A veces creo que tu problema con nosotros es personal.

-¿Y que creías? —Pregunto.— ¿Que era por capricho? —Ruedo los ojos con burla.

POR UN TRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora