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Hoseok empezó a limpiar los tapices de la señora Welly, todavía le faltaba el del cuarto del niño Jeen, pero eso no impedía que estuviera feliz, ya que era fin de mes, osea, día de pago.

Desde que abandono su hogar, apareció mucha desgracias a lo largo de los años pero era eso o seguir pasando penurias.

Paso buscando y buscando trabajo, pero por ser tan joven no podía tener uno estable, después de todo, era un príncipe, y por tanto no tenía idea de como valerse por si mismo a parte de que no pudo terminar de estudiar, por los problemas que sucedían en su reino, así que 1 punto menos para el trabajo que el quería.

En tanta desesperación por conseguir una mísera moneda pensó en tirarse de un precipicio o vender su magro cuerpo a señores de la alta nobleza, pero rápidamente quito esas ideas tontas y empezó nuevamente a buscar en todo el reino de Escocia, hasta que finalmente encontró uno, pero, las condiciones no eran tan aceptables.

Entre tanto, con mucho pesar, aceptó el trabajo y fue a presentarse a primera hora de la mañana, así mismo, inmediatamente empezó a limpiar, trapear, lavar y entre muchas otras cosas más.

La paga que recibiría sería de 176 libras esterlinas, que en otras palabras, ni alcanza para abastecer a una sola persona.

Lo peor de esto, era que la señora le descontaba su sueldo, por el alojamiento, alimento y vestimenta que según ella le daba en "perfectas" condiciones, entonces el ganaba un aproximado de 100 libras esterlinas lo cual era mucho menos de lo acordado.

Pero el era feliz de poder vivir una vida "normal", ganaba un sueldo, tenía un techo donde dormir, alimento así que según el, no había necesidad de quejarse.

- Hoseok terminaste de hacer la cena ¿verdad? -

Habló la señora Welly mientras se arreglaba su cabello castaño.

- Si señora, solo falta limpiar el cuarto del niño Jeen y todo quedara listo -

- Esta bien, no te demores más y termina de hacer tus obligaciones -

La señora empezó a dirigirse hacia el patio trasero, pero antes de llegar a la manija de la puerta, habló.

- Querido, no te olvides de venir a mi aposento para que recibas tu pago y una cosa mas, seria muy bueno que te des una ducha, que mi esposo no tardará en llegar -

Sonrió hipócritamente y se fue.

Hoseok empezó a limpiar más rápido, ya que hoy venía de muy lejos el gran líder de Edimburgo, uno de los más ricos del reino y la mano derecha del Gran líder de Escocia.

Después de limpiar por 2 horas más, Hoseok terminó tal como lo prometió y se fue a bañarse rápidamente, luego, se puso la ropa que la señora le dio para esta ocasión, que constaba de pantalón, camisa, zapatos negros y por delante un mandil blanco.

A lo lejos se logró escuchar el pitido de un carro, el señor ya estaba a menos de 50 metros para que llegue a casa.

Se fue dando pasos largos al dormitorio del niño Jeen ya que de seguro todavía no se habría cambiado de ropa para dar la bienvenida a su señor padre.

- Niño Jeen, ¿puedo pasar?

Se escucho pisadas lentas y pesadas hacia la puerta, tal vez el niño no estaba de un buen humor.

- Pasa hobi - suspiro - debería apresurarme ¿verdad?

Pude lograr escuchar un triste suspiro y desgano en su voz, la causa de seguro era por la llegada de su padre.

- Sabe que su madre podría llegar a enfurecerse con usted y conmigo - sonrió dulcemente - pero no se preocupe que le ayudaré a cambiarse y asearlo como debe ser -

El niño velozmente se fue a poner su ropa que también su madre lo puso encima de su cama.

Hoseok le ayudó a ponerse toda la ropa elegante, cara que observaba, luego lo dirigió a su cómoda para peinar su cabellera rubia y echar loción en su pequeño y delicado cuerpo.

Luego de varios segundos se pudo escuchar los ruidosos tacones en el pasillo.

- Terminamos niño Jeen, deberiamos salir junto a su madre - el niño asintió.

Salieron del dormitorio y vimos a la mujer, con un vestido negro brillante con ojuelas escarchadas junto con aretes dorados como el oro, tacones negros que daba vida al vestido que portaba la mujer.

Sus curvas y delgadez de la señora daban esa elegancia, tan envidiable para muchas personas, incluyéndose.

- Hoseok, creo que deberíamos bajar ¿verdad? -

Asentí rápidamente y me percate que miro a su pequeño hijo de arriba a abajo e hizo un gesto de molestia, lo agarro del brazo haciéndole quejar y caminar con grandes zancadas.

Al llegar a la puerta de la casa, vimos por el umbral la silueta del corpulento hombre.

- Buenas noches señor Behhir, que grato es tenerlo de nuevo en casa , bienvenido - sonrio -

Se fue dejando atrás a la familia, para poder llevar a dentro las maletas de este pero antes de adentrarse por completo en la oscuridad dio una pequeña vuelta para poder ver como la señora estaba más que feliz por su llegada y al pequeño con un semblante serio, que daba entender que no lo estaba.

El también anhelaba poder tener una familia sea princesa o príncipe, sólo quería que alguien le diera color a sus días y realeza a sus noches.

Pero no todos tienen esa suerte, no todos pueden ser felices.

Hoseok y su familia no tenía suerte ni felicidad, se parecía a la familia del señor Behhir, a comparación de que ellos no estaban condenados a muerte por parte de la realeza británica.

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