🐍. Capítulo 1

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Si hay algo que Min YoonGi odia más que a cualquier cosa son las multitudes. Odia a las personas abarrotadas a su alrededor, sudando, caminando, gritando, hablando... existiendo. No lo soporta. Ni siquiera tolera ir a conciertos o al instituto por esa misma razón. Su mente tiende a crear cientos de escenarios fatalistas y con un desenlace catastrófico, casi como una sombra de negatividad sobre él. Enoclofobia lo había llamada su terapeuta y YoonGi no entiende por qué siempre asocia el nombre con enanos.

En fin, la cuestión aquí es, que él ahora se encuentra en medio de la calle más transitada de Seúl, con cientos de personas a su alrededor con pancartas y pañuelos verdes. Mujeres de todas las edades marchando, gritando, entonando canciones, luchando por algo en conjunto: la legalización del aborto. Su hermana, YoonJi, es una de ellas. Casi lo había arrastrado a cuestas esa mañana para poder conseguir el permiso de su madre e ir con un adulto responsable a la marcha. YoonJi apenas tiene 15 años y la señora Min lo último que quiere es que su hija adolescente, que tiende a meterse en problemas seguido, terminara dentro de un conflicto mayor por cualquier percance.

YoonGi por lo general se habría negado, pero cuando estuvo el trato de no limpiar los baños de la casa y los trastes (trabajo que odia con toda su alma) a cambio de llevarla, no pudo hacerlo. Él es un hermano caritativo y comprensivo después de todo.

Claro que dentro del trato no estaba llevar a las amigas de YoonJi, SeokHee y NamJi, también al lugar. Mucho menos que YoonGi tuviera que ponerse un pañuelo verde y sostener una pancarta el doble de grande que él junto con tres señoras más. Pero ahí estaba, como cerdo al matadero, sudando cual raudal y teniendo una crisis nerviosa interna porque la señora a su lado no paraba de parlotear sobre quién de sus hijos no habría visto la luz del día si el aborto hubiese sido legal en sus tiempos.

—Es una lástima. Eran otros tiempos, chico —dice la señora de nombre Solar—. Aúnque entre nosotros, SuHo siempre fue un dolor de cabeza. Ocho horas de parto para que, al final del día, el niño no conteste las llamadas. ¡Que descaro! Le doy todo, pero todavía se queja. Pero como dije, una lástima que no se puedan abortar hijos de 17 años.

YoonGi no puede evitarlo cuando una risita se le escapa y niega con la cabeza. Son las tres de la tarde y ha estado parado las horas suficientes como para que sus piernas tiemblen y sudor corra por sus sienes. Muy a su pesar, debe admitir que la señora Solar ha sido buena compañía todo este tiempo, distrayéndolo con su palabrería interminable. YoonGi puede ver a lo lejos a su hermana y sus amigas haciendo más pancartas, y en la esquina a algunos periodistas entrevistando a mujeres y a uno que otro hombre.

YoonGi solo quiere irse la verdad. Ha tenido suficiente por hoy... o tal por el resto de su vida.

—Oye, chico —le dice la Sra. Solar de pronto, llamando su atención.

—¿Si? —murmura YoonGi, con voz ronca. El sol le quema la cara y debe bajar la mirada para ver a la pequeña mujer a su lado.

—He hablado tanto que no te pregunté qué haces por aquí. —Dice apenada.

—Ah, si —YoonGi se rasca la nuca con su mano libre en un gesto ansioso. No es bueno hablando con las personas. Un picor extraño comienza a surgir en la parte posterior de su cabeza y su pulso se acelera—. Yo vine porque...

Y, entonces, un sonido estalla en todo el lugar. Tan pronto como el ruido llega a YoonGi, él alza la mirada y sus ojos se abren por lo que ve. Qué es eso...

No, en serio, qué demonios es eso...

Una carrosa de bebé gigante, hecho de utilería de extraña procedencia, se abre paso por las calles con decenas de mujeres y hombres atrás. El color azul predomina en la trifulca, con pancartas hablando de Dios, el pecado, la muerte y cientos de cosas más. YoonGi siente que su mandíbula cae al suelo por lo que ve. Ciertamente, no se espero aquello. Mucho menos que cierto chico rubio que conoce perfectamente esté frente al feto gigante con un megáfono y un pañuelo azul en su cuello.

Era Park JiMin, el chico de la iglesia que solía pasar por su casa para hablarle de Dios y que YoonGi, amablemente, siempre le cerraba la puerta en su cara.

—Joder, no...

Esto no puede estar pasando. No jodidamente ahora.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2021 ⏰

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