Cupido

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La situación había sido curiosa, por decir menos. Realmente Todoroki no tenía por qué estar ahí, por lo que ser la víctima de la situación fue más que desagradable para él. Al caminar por la ciudad en compañía de sus amigos, aprovechando el único día para salir de la academia y relajarse, se topó con una escena desagradable: un par de chicos mayores molestando a un chico de secundaria. Fue suficiente ver la cara de Midoriya para que ambos se acercaran a intervenir.

Sin embargo, cuando ambos se disponían a apartar a los maleantes, el menor soltó un grito de espanto y un brillo rosado en forma de láser salió de su pecho. Brillo que fue a parar directo en Todoroki.

Lo siguiente que supo fue que se encontraba en el suelo, que los maleantes eran retenidos por Iida y que la voz de Midoriya le llamaba con preocupación.

—¡Todoroki! ¿Estás bien? — Al abrir los ojos se topó con el rostro angustiado de su amigo (su primer amigo), arrodillado a su lado. Los contornos de su vista se vieron rosados por unos instantes y algo parecido a un corazón latiendo con fuerza resonó en sus oídos, para desaparecer sin dejar rastro poco después.

—Estoy bien, Midoriya. — Con la innecesaria ayuda del pecoso se sentó para luego llevarse una mano a la cabeza, afortunadamente el golpe al caer había sido leve.

—¡L-Lo siento mucho! — Gritó el chico que intentaban ayudar, en medio de una profunda reverencia hacia ambos. No se enderezó ni cuando ambos estuvieron de pie, sino hasta que sintió la mano de Izuku sobre su hombro, llamándole la atención. — No era mi intención, lo juro.

—No te preocupes, fue un accidente, lo entiendo. — Asintió el bicolor, tan sereno y serio como siempre.

—Este... ¿Seguro que se siente bien? — El menor miró con preocupación a Shoto, quien frunció el ceño con extrañeza. — Es que mi poder...

—Oh, es cierto, ¿Qué clase de poder tienes? ¿Estás seguro de que estás bien, Todoroki? — El mencionado asintió de nuevo ante las preguntas de Midoriya, sin inmutarse. No sentía nada extraño, salvo los pequeños efectos tras la caída. Tal vez fuera un poder de láser como el de su compañero Aoyama, o uno de fuerza y empuje, como las ondas de viento causadas por Midoriya.

—E-Ese es el problema... — Empezó el menor, nervioso. — Mi poder causa que el objetivo se enamore de la primera persona que ve por un corto periodo de tiempo de horas...

Esto sorprendió a ambos, sobre todo al de poderes de hielo y fuego. ¿Enamorarse de la primera persona que vio? Lo pensó un instante, la primera persona que vio al abrir los ojos fue Midoriya arrodillado a su lado, pero... Él no sentía nada diferente.

El de cabello verdoso debió notarlo, así como las ganas de llorar de la culpa del estudiante frente a ellos, pues se adelantó a calmar el ambiente.

—Tal parece que esta vez tu poder no funcionó, así que tranquilo, ¿sí? — Todoroki solo asintió, apreciando cómo Midoriya conseguía ser siempre tan amable con todos. Tras intercambiar palabras, especialmente teorías de porqué el efecto no había ocurrido, el peliverde se alejó hacia el resto de sus amigos. Todoroki, estando a punto de hacer lo mismo, fue detenido por el causante de su caída.

—Esto... No quería decirlo frente al chico amable, pero... Usualmente, cuando mi poder no funciona sobre alguien, es porque... Bueno... — Todoroki hizo un gesto, pidiendo que continuara. — Es porque esa persona ya está enamorada de quien vio.

Aquello lo descolocó por completo. ¿Él, enamorado de Midoriya? Eso sonaba poco creíble, es decir, era su amigo y él no sentía nada por él, ¿cierto?

—¡Pe-pero tal vez solo no haya funcionado y ya! Los efectos se habrían notado al instante, de forma muy notoria, así que...— Exclamó con cierto pánico al notar la cara de perplejidad del bicolor. Hizo otra profunda reverencia y se despidió con rapidez, alejándose cuanto pudo del lugar.

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