|Capítulo 1|

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Lea

¡Ring, Ring, Ring, RIng...!

Sentí la alarma de mi celular sonar. Me levanté y me quedé sentada en la cama. Formé mis manos en puños y me froté los ojos a la vez que bostezaba.

Hoy es lunes, lo que significa que me toca trabajar. Me levanté con pereza de la cama y me dirigí al baño, al llegar a este me miré en el espejo. Ojeras no muy notables pero las tenía, saliva seca en la comisura de mis labios, la cara roja marcada por las sabanas y el pelo hecho un nido de pájaros. 

Así es, esa soy yo por las mañanas.

Aún con pereza me quité una camisa vieja que uso para dormir y mis bragas. Cuando estuve totalmente desnuda me adentré a la ducha, puse mi mano debajo del agua y ésta estaba justo como la quería.

Me adentré a la ducha y enseguida el agua comenzó a caer sobre mi cuerpo, dejé que la lluvia artificial me relajara por completo y cerré mis ojos, dándome un masaje en el cuero cabelludo. Agarré un poco de shampoo y lo puse en mi cabello, cuando terminé me coloqué un poco de acondicionador en las puntas y listo.

Me aseguré de no tener shampoo ni acondicionador en el cabello y cuando noté que estaba perfectamente limpio agarré el jabón liquido, lo puse en la esponja y comencé a pasármela por todo el cuerpo.

¿Nunca se preguntaron qué brazo se enjabonaban primero?, porque yo sí.

Continué mi relajante ducha hasta que ya estuve lista. Salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla, bajé la tapa del inodoro y me senté encima, me coloqué mis cremas con olor a jazmines por las piernas y salí del baño. Me dirigí a mi armario, abrí las puertas de par en par y me adentré a éste.

Elegí lo que iba a colocarme y también elegí la ropa interior. Me quité la toalla y me coloqué mis bragas negras y sujetador negro, ambos de encaje. Después me coloqué el vestido de mangas largas y mi calzado, unas zapatillas blancas.

Recogí la toalla del suelo y me dirigí nuevamente al baño, puse toda la ropa del suelo en el cesto de la ropa sucia y agarré el secador de cabello

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Recogí la toalla del suelo y me dirigí nuevamente al baño, puse toda la ropa del suelo en el cesto de la ropa sucia y agarré el secador de cabello. Comencé a secar rápidamente mi cabello y cuando ya estuvo listo lo desenredé y me hice una coleta alta.

No soy mucho de usar maquillaje pero hoy tenía ganas de verme bonita, por lo cual apliqué un poco de corrector para tapar las ojeras, máscara de pestañas y un bonito brillo labial en los labios.

Soy de las chicas a las que no les gusta andar sin accesorios en las manos, en el cuello o en las orejas, por elegí una pulsera de oro que me regaló mi papá cuando cumplí mis veintitrés años. Hace un año la tengo.

Luego me coloqué unos pequeños pendientes de oro y ya, no quiero ir con demasiadas cosas encima. Cuando estuve lista me miré al espejo y sonreí.

-Pero que chica más hermosa- dije sonriéndome a mí misma frente al espejo.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora