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(...)

Narra Ariadna

Hoy era el inicio del verano.

Creo que todos conocemos esa sensación de estar en la última clase, los últimos minutos con nuestros compañeros, la profesora deseándonos un feliz verano y tus ganas de salir de allí lo más antes posible. Por vivir otro verano más y si puede ser, no volver nunca más a a la escuela. En mi caso, no era así.

Mis veranos eran siempre lo mismo, estar de gira con mi padre, Jorge López, uno de los mejores cantantes de todo el mundo.

Durante mis nueve años de vida, todos mis veranos eran de estar de un país a otro. Me gustaba viajar, no lo iba a negar, conocer otros países con otras culturas era hermoso, pero hacerlo todos los años al final cansaba.

Sonó el timbre de fin de curso. Mis compañeros gritaron y se levantaron de sus asientos, mientras que yo, lentamente agarraba mi mochila.

-¡¡Ari!! ¡Feliz verano! Nos vemos en el concierto de tu padre.-Gritó Camila, una de mis mejores amigas.

Le sonreí como respuesta y le di un abrazo.

En los pasillos, chicos de todas las edades corrían y reían. Muchos hablaban de a donde iban a ir este año de año, mientras otros se limitaban a no decir nada y asentir. Al salir y ver a toda la gente en un mismo sitio sabía lo que significaba.

Mi padre había venido a recogerme.

La verdad, me gustaba que lo hiciera. Mi padre se las había arreglado muy bien para criar una hija él solo. Y si, "solo". No está divorciado y tampoco era viudo. Simplemente era un hombre con el corazón roto al ser abandonado por su mujer.

No conozco a mi madre, no se quién es y cada vez que le pregunto a mi padre me evita el tema con demasiada facilidad, pero eso iba a acabar, estaba dispuesta a saber quien era mi madre este verano.

Corrí hacia él, empujando a todas las chicas que lo miraban con ojos soñadores.

-¡Papá!-Grité. Él me miró enseguida y se agachó para abrazarme.

-Hola princesa, ¿qué tal tú último día?-Me preguntó ignorando a todas las fans enloquecidas.

-Un aburrimiento, como el resto del año.-Él frunció el ceño.

-¿Cómo que un aburrimiento? El colegio no es aburrido.

Me crucé de brazos.

-Es muy aburrido.

-No es aburrido, Ariadna.

-Es.muy.aburrido.-Repetí marcando cada palabra.

-Bueno, lo que tu digas. ¿Sabes que no es muy aburrido?-Me encogí de hombros.-El parque de atracciones.

Grité de alegría. Mi padre odiaba los parques de atracciones y las pocas veces que íbamos era por mi.

-¿Enserio?

-Muy enserio, sube al auto.-Me contestó dándose la vuelta.

Y así transcurrió mi tarde, en el parque de atracciones junto a la persona que más quería en el mundo. Aunque siempre le faltaba algo y era ese ejemplo femenino que no tenía.

A la vuelta me quedé dormida. Noté como mi padre me levantaba para llevarme a la habitación y como luego subía las escaleras con todo el cuidado del mundo.

-Te quiero mucho, Ari.-Susurré acostándome en la cama.-Algún día te lo explicaré todo, de verdad.-Oí escuchar que me decía.

Le quería responder preguntándome a que se refería con eso, pero el cansancio pudo conmigo y antes de entrar en un profundo sueño, solo note como mesa daba un beso en la frente.

(...)

-¡Arriba dormilón!-Grité saltando en su cama.-¡Despierta!

Un gruñido como respuesta salió de la garganta de mi padre.

-Papá son las diez de la mañana y tengo hambre, hazme el desayuno.-Le dije zarandeándole y tirándome encima suya.

Me empujó quitándome de encima y me lanzo su almohada.

-Son las diez de la mañana de un sábado y quiero dormir. Cállate.-Dijo con la voz ronca poniéndose boca abajo.

-Vale, ya me hago el desayuno.-Le dije.-Pero si quemo de nuevo la cocina no me puedes echar la culpa a mi. Es más, será TÚ culpa por dejar a una pobre niña inocente delante del fuego.

-Agh. Vale, ya voy yo.-Dijo levantándose de mala gana.

-Siii.-Grité y él me respondió con otro gruñido.

Estos días mi padre estaba muy estresado. Pero el trabajo, los ensayos para el concierto, el nuevo disco, la gira, etc. Se le notaba por su cara de amargura y su mal humor, pero sabía cual era la forma de animarlo.

Entré sigilosamente a su habitación mientras él estaba en la cocina.

Siempre lo había visto guardar una caja al fondo de su armario, y cuando estaba triste la abría y rápidamente volvía a estar feliz. Era lo que necesitaba mi padre en estos momentos.

Abrí el armario y metí la mano hasta que encontré la pequeña caja. La abrí y solo había fotos. ¿Esto le hacía feliz? ¿Unas fotos? Reconocí a mis tíos, Álvaro y Ester, pero seguía sin entenderlo. Estaba a punto de cerrarla cuando una me llamó la atención. Miré fijamente la fotografía que tenía adelante de mi.

Mi padre parecía tan feliz con aquella chica y ella era tan hermosa. Tenía los ojos café, igual que yo, el pelo era diferente al mío, ondulado y castaño.

Detrás de la fotografía solo ponía una frase:  Tu y yo para siempre. #jordanna

-¿Qué haces aquí, Ariadna?-Preguntó una grave voz detrás mía.-Ya está el desayuno.

-Papá, ¿qué es jordanna?-Dije girándome.

Su cara cambió de un momento a otro y entonces supe, que esa chica tenía algo especial que mi padre no quería contar.  No me dio tiempo a reaccionar cuando me quitó la fotografía de las manos, y la guardo rápidamente en la caja.

-No debería de estar viendo eso.-Dijo intentando mantener la calma.

-¿Por qué?

-¿Acaso no te he enseñado que mirar las cosas de los demás?-Me dijo con voz más dura.-No deberías de haber visto nada de esto. No es de tu incumbencia. Ahora vete de mi habitación, Ari.

-¡No! Quiero saber quiero saber quién es esa chica y por qué te afecta tanto.

En sus ojos vi dolor, dolor de recordar el pasado, dolor de recordar a aquella chica. Se le endureció la mirada y sabía perfectamente la frase que me iba a decir.

-No es el momento ni el lugar para hablar de esto.-Dijo dando un portazo al armario.

-Nunca es el momento ni el lugar. Siempre me dices lo mismo, papá. Cuando te preguntó sobre mi madre haces exactamente lo mismo. Nunca me cuentas nada y yo quiero saber quién es mi madre, tengo todo el derecho de saberlo.-Dije al borde de las lágrimas.

-Ari...no empieces...

-¡No! ¡Estoy harta!-Le grité y salí corriendo.

Me senté en mi cama con lágrimas cayendo por mis mejillas. Desayune enojada y me fui directamente a mi habitación sin dirigirle la palabra. Él acabó avisandome que mis tíos vendrían a cuidarme antes de marcharse al trabajo.

Cuando escuché que se había marchado de casa, me levanté de la cama y agarré mi computadora. Si él no iba a decir quién era la chica lo buscaría yo misma.

Escribí las únicas palabras que sabía que me podían llevar a encontrarla: jordanna.

(...)

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2021 ⏰

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