"Aiz... ¡No tiene por qué ser así!".
Bajo una pesada lluvia, se podía escuchar el choque de metal contra metal. Una pelea se desarrollaba en algún callejón solitario de Orario.
El joven de cabello blanco osciló su cuchillo contra a su contrincante, atacando con toda la fuerza que pudo reunir. Pero ésta ni se inmutó.
"Bell, por favor escúchame, esa... esa cosa no es más que un monstruo, solo conseguirás sufrimiento si sigues protegiendola. Lo que estás haciendo es una tontería". Dijo la princesa de la espada.
"Ella no es solo un monstruo, ella está viva... tiene un alma, incluso sentimientos, sueños y esperanzas. Justo como nosotros!" gritó el chico, mientras la intentaba desarmar, aunque en vano.
'Maldición! Este cuchillo es inútil...!' pensó por un momento el joven.
Sus ojos, llenos de determinación, sorprendieron a Aiz, la cual se sentía frustrada por la estupidez que su aprendiz estaba cometiendo. Al menos, eso es lo que ella sentía.
"Ya he tenido suficiente... Bell, lo siento, pero esto va a doler. Estoy segura de que con el tiempo lo entenderás." Aiz contestó, golpeando con fuerza el costado de la cabeza del chico con la parte lateral de su espada.
De un instante para otro, Bell sintió como su mundo se empezó a oscurecer. Pero aún así el se sentía tranquilo, sabiendo que logró conseguir bastante tiempo para que la pequeña Vouivre pudiera escapar, e ir junto con su diosa.
Fue cuando entonces, el la vio.
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"¿Estás segura?", preguntó la diosa con preocupación, "Podrías morir...".
"Lo estoy, y si es una despedida, entonces que así sea, quiero volver a verlo".
"Ya veo, entonces no puedo evitarlo, ¿no es así? Lo único que puedo hacer es sentarme y rezar".
Con eso, la niña Vouivre se marchó del lugar, dirigiéndose hacia donde encontraba su héroe.
"Ya no me importa... él me salvó una vez, y le debo por completo mi vida."
"No quiero verlo sufrir, y no quiero ser una carga para él."
"Lo siento mucho, Bell, pero así es como quiero que sea el final."
Al llegar al callejón vio a la princesa de la espada de pie y a un Bell a punto de quedarse inconsciente.
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"!?"
Sorprendiendo tanto a la princesa como al conejo, la chica se puso de pie entre ambos, abriendo los brazos para detener a la princesa de la espada quien estaba lastimando a su héroe.
"Wiene...? QUE HACES AQUI!!?? TE DIJE QUE HUYERAS!!!".
"¡TÚ!" exclamó con ira la princesa.
"No quiero que lastimes a Bell."
"..."
"Sólo quiero estar con Bell..."
"¡NO PUEDES!"
"?!"
El Vouivre se detuvo cuando la rabia de la Princesa se desbordó.
"NO ERES... MÁS QUE UN MALDITO MONSTRUO".
En ese momento, Bell, entre el mundo de los sueños y de lo real, pudo darse cuenta de que esa no era la Aiz que conoció. No, la persona frente a él era alguien que tenía una obsesión insana de eliminar a sus enemigos. Eran sus llamas negras que crecían sin control, consumiendola desde adentro.
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Danmachi: Un Héroe Verdadero
AdventureEl enfrentamiento entre la familia Hestia y la familia Loki continuó, durante el tiempo en que Bell Cranel y la familia Hestia decidieron ayudar a los Xenos atrapados en la superficie. Wiene se separó del grupo por lo que Bell fue a buscarla. Tras r...