El Canto del Ruiseñor

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Hace tiempo atrás existió un ruiseñor dueño de la primavera que tenía la oportunidad de ver el despertar de todas las flores, amanté de las estaciones y guardián de las semillas,en su jardín podía cultivar con tranquilidad cualquier especie que le cautivara; un día en medio de
su selección ocurrió un evento curioso para el ruiseñor, encontró una semilla en medio del prado cabe destacar que cada semilla tenía un dueño, un cuidador que admiraba su medrar.

Su germinar ya iba avanzado cosa que cautivo más al ruiseñor muchos otros no se acercarían demasiado, ya que al tener avanzado su germinar no se podía conocer cómo sería la planta que creería, podía ser cualquier tipo de hermosa flor o una peligrosa hierba que causaría daño. Pero el ruiseñor ya no era dueño de si quedo preso por la intriga de la semilla, siendo un animal que podía escoger cualquier flor, decidió no reclamar a la semilla porque moverla de manera brusca de su lugar podría desencadenar su lenta muerte,
decidió en un pacto silencioso cuidar de la semilla.

El tiempo pasaba ni lento ni perezoso y día con día el ruiseñor observaba a la semilla desde una rama, el animal que era conocido por estar de rama en rama siendo curioso y enérgico se quedaba prendado y ansioso “el tiempo pasara” se decía así mismo el ruiseñor mientras observaba a la semilla antes de emprender vuelo.

Se dice que el amor es la madre de todos los sentimientos buenos; aceptación, respeto, diversidad y espontaneidad, eso era lo que sentía el ruiseñor cada que observaba a la
semilla.Había un clip que anclaba al ruiseñor; sus mundos se unían, el orgullo se iba, la privacidad; el amor nacía y se quedaba aunque hacía falta explorar más y dejar varios estereotipos de lado; el ruiseñor ya estaba encamino mientras que la semilla que hoy ya no era tan pequeña está afianzando raíces que no solo le daban vida a ella sino que se clavaban en lo profundo del corazón del ruiseñor.

Aquella semilla pronto se convertiría en flor y el ruiseñor lo sabía, pues quien más que el siendo su guardián y aquel que indica la llegada de la primavera, el permite que la semilla
fluya, aunque astille su alma el ruiseñor no puede proteger a la semilla de todo, no puede ocultarla y al ruiseñor le duele; ahora hay algo más que une al ruiseñor y la prometida flor “el dolor”.

Para el ruiseñor la semilla representa tormenta y paz, el ruiseñor quiere y espera cuidarla y coser cada una de sus heridas, quiere pinta de colores sus días grises.

Puede que no sean sus primeras veces, pero aquí lo que importa no es el primero si no el ultimo, no son perfectos pero se complementaran, los seres humanos cometen errores, los seres humanos arrastran cicatrices. Una flor como aquella es una flor que has sido lastimada, no obstante el ruiseñor sabe que de los espejos rotos se crean los patrones de luz más hermosos. El ruiseñor quiere verla brillar como se merece.

Ella es nacida en una tormenta, tiene relámpagos en su alma, truenos en su corazón y caos en sus huesos, ella está dañada y rota pero también está hecha de estrellas fugaces y
cometas. El ruiseñor solo desea ser su brújula y es allí en ese momento; cuando aquella semilla se convivirte en flor. Que el ruiseñor lo sabe se prendado de la flor más hermosa de
todas.

Soy tu ruiseñor y tú mi pequeña flor.

Voy a cuidarte en otras estaciones y te cantare hasta llegue la primavera.

El Canto del RuiseñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora