prólogo

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Sueño lúcido

Aún la luna se encontraba posada sobre las nubes, eso pude observar tan pronto como desperté, caminé en puntillas hasta asomarme por la ventana, pude percatarme que en el pasto yacía el rocío de un alba triste, no escuchaba ruido alguno y vagamente pensaba en los animales de los alrededores que, probablemente seguían en su profunda cabezada mientras yo, padecía.

Los sueños para mí son importantes, tengo la creencia de que son señales de algo que podría pasar y los asoció a lo místico y desconocido, aquel sueño que tuve esa madrugada desafortunadamente había sido una pesadilla, pues hizo que despertará con el corazón acelerado, pidiéndole a Dios que no fuera algo que pudiera suceder;

Habia solo maleza a mi alrededor, sentía la textura de la tierra con los dedos descalzos de mi pies, era tan real, volteaba por doquier sin reconocer nada de lo que se encontraba allí, sentí el resoplido del viento, pronto escuché una voz familiar, era mí madre que gritaba mi nombre con desespero, aún no podía ver en dónde se encontraba así que caminé con forme creí que provenía su voz, a su ves los árboles se mecian agitados, y las hojas sueltas pasaban abruptamente rosandome, algo estaba mal pensé, en un instante me detuve para observar y preguntarme qué estaba pasando?, porque de repente la inseguridad afligia al corazón, no sabía lo que sucedía, hasta que la ví, parada a una distancia corta, con cara de angustia, fue así que me estremecí tajantemente.

-Madre que estás haciendo en este lugar?-

-Eso mismo quisiera saber de ti hija mia, Audrey! te hemos estado buscando tú padre, tus hermanos y yo!- contestó.

-De que hablas madre!, yo no estoy perdida simplemente aparecí aquí sin razón- .

-Querida Audrey temo por tu vida! Y temo por tu alma-.

Cuando la oí decir eso último me consumi en temor le preguntaba a Dios si esto era real, siendo así necesitaba su ayuda por tan inquietantes palabras, mis preguntas no contestaban a las suyas, pese a la tragedia que experimentaba, el lugar se mantenía extrañamente hermoso, entonces fué como si yo al darme cuenta de eso, este cambiará a gris, y el cielo prometiece una tormenta.

Me volví hacia ella, su semblante también cambió , se encontraba cabizbaja y pude distinguir lágrimas que resbalaban por sus mejillas para después decir;

-Amada hija el destino que has forjado nos destroza el alma, el demonio te debora con cada paso que das, sin embargo eres parte de ello. -habló. -porque así lo has decidido. tú!-.

Me solté en llanto, gritando que no me dejaran sola pues yo no había decidido nada...

Me di cuenta que estaba inmovilizada por una  niebla espesa que rodeaba lado a lado de mi cuerpo como si está me estuviera arrastrado y alejando cada vez más, y apenas de eso, pude sentir y alcanzar a ver como un par de manos frías y pálidas rodeaban mi cintura como abrazandola bruscamente, era el temor más grande que había experimentado, la desesperación me arrinconó.
Oí una voz, no era de mi madre ni siquiera de mi padre o hermanos ni de alguien cercano a mí, está voz era más fuerte y estremecedora la escuche tan solo para que me dejará aún más desconsolada;

-Con tu insolente llanto me has traído hasta aquí, las espinas no me hacen daño, y la sangre solo aviva mi sed, tus pétalos están bajo mi merced.  -tomo una pausa-.

-¡Para siempre! -dijo al fin-.

La misma pesadilla impidió voltear a ver aquel siniestro ser que susurró a mi oído esas horribles y confusas palabras, la única sensación que resguarde fue el como se posó en mi cuello, su aliento y  jadeos, después de  un instante soltó un ensordececiente gruñido.

Hasta despertarme por completo.

El destino de los amantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora