Mi Vida.

; I.

Mi cuerpo estaba tan acostumbrado en la posición que estaba que ni siquiera podía hacer algún movimiento, era una sensación tan rara pero pareciera que fuera común. Permanecía en mi cama, mi mente me mataba con cada idea; para él sino me levantaba en ese mismo instante iba a ser una inservible el resto de mi vida, sin embargo, mi corazón y cuerpo estaban de acuerdo uno con el otro, estaba bien si no hacía nada, solo es un día.

Mi mamá entro de la nada a mi habitación, me miró con una mirada de desaprobación pero relajada. Sabía que no le gustaba que estuviera acostada mientras mi cuarto era un desastre menos si eran más de las diez de la mañana y seguía acostada. Tenía una escoba en su mano y empezó a barrer el piso.

- Levántate y ve a desayunar - dijo al instante que empezó su labor. Yo solo me retorcía en la sabana, estaba cansada y eso que ya había dormido más de once horas.
- Bien.. - mi voz representaba todas mis ganas de siquiera moverme; las cuales eran demasiado mínimas.

Mi mamá abandono mi habitación y por fin me levanté de la cama. Cómo de costumbre me mire al espejo que estaba al lado de mi cama, mi pijama estaba arrugada y desalineada, típico. Levanté mi playera que llevaba puesta para ver mi abdomen y lo examine: de frente estaba bien, mi cuerpo no era en lo más mínimo delgado pero tenía la suerte de tener una cintura notoria y eso era lo único que reconfortaba, aunque, voltie a ver mi perfil y parecía un tronco, demasiado ancha y rectangular, lo odiaba, así, sumí la panza que tenía aunque esto ni siquiera me permitiera respirar correctamente y noté el cuerpo que deseaba. Así lo hice repetidas veces mientras qué solo me decía a mi misma -esta bien, muchas personas te halagan por tu cuerpo, tu tía y a veces tu mamá te dicen que estás flaca, además hay personas un poco más grandes que tú y ellos están tan bien consigo mismos qué tú deberías hacer eso- pero parecía que eso no era suficiente ya que me daba un poco de ansiedad por no estar como quisiera y además que nunca pareciera que es lo adecuado.

Dejé de hacer lo que estaba haciendo porque escuché pasos fuera de mi habitación (ventaja de vivir en una casa de infonavid) me acomode mi playera y solo espere a que abrieran la puerta: era mi hermano.

- Ah, ya te despertaste - dijo en un tono muy particular de él, un tanto animado, divertido que pareciera cómico. No respondí nada, no había necesidad y tampoco ganas de hablar, muy común por parte mía. Vió a nuestra mascota en la cama y fue directo a ella dándole mimos y armando un gran escándalo ya que al hablar pareciera que estuviera gritando, iba salir de ese caos pero me detuvo su voz. - Hey, Dulce, no te vayas o espérame - dijo para reincorporarse, pero cómo vió que en efecto lo espere me abrazo fuertemente sin ningún mínimo de cuidado cosa que era la causante que no me gustará que fuera cariñoso así conmigo.

Mi hermano era muy particular, un chico cuatro años mayor que yo, popular y muy destacado en temas sociales a cualquier parte que iba o convivía; en pocas palabras era muy sociable y extrovertido y sin ningún miedo, además de ser muy afectuoso con cualquiera que sea parte fundamental de su círculo social. Desde niños siempre fuimos unidos todo debido a él, yo era más de estar callada y sola en la esquina del salón pero él siempre venía. Después de pensarlo infinidad de veces, concluí que si él no fuera mí hermano de sangre definitivamente no lo tendría en mi lista de amigos, y no era porque me cayera mal o alguna cosa fea, sino qué, somos demasiado diferentes.

- ¡Ya Rodrigo! - dije disgustada, ese abrazo me empezaba a lastimar, a los pocos segundos me dejó libre y por fin pudimos bajar hacía la cocina, el igual iba despertando.

Mi mamá estaba haciendo el aseo de la casa y nos replicó.

- Ahí hay para desayunar, calientenlo -.

Yo lo empecé hacer, justo lo que dijo, Rodrigo sólo se sentó y se estaba mensajeando con una sonrisa en la cara, a veces hasta soltaba pequeñas risitas, cuando terminó yo ya estaba a nada de empezar a comer.

- Mami, me das de desayunar - dijo Rodrigo en súplica y mi mamá negó rápidamente pero él seguía insistiendo hasta que mi mamá le hizo caso.

-¿Quieres alguna tortilla?- dijo después de darle su plato servido mientras que yo justo había terminado de comer 'y sin ninguna tortilla' pensé.

Lavé mi plató y fuí a sentarme al sillón, tomé mi celular y fui directo a ver videos, esto lo hacía para perder un poco el tiempo y pensar que iba hacer hoy. ¿Hago ejercicio? ¿Me pongo a estudiar? ¿Me arreglo para tomarme fotos? ¿Dibujó? ¿Veo el anime... Mis pensamientos se detuvieron para poner atención al exterior.

- Ya veo que no eres caritativa ¿sólo lavas tu plato viendo la pila de trastes que hay? Voy ad
ser así yo y a ver quién te lava la ropa - mencionó mi mamá mientras lavaba los trastes, yo solo resoplee.

Mi mente no tardó ni un segundo en comparar la situación -solo tengo 15 años y nunca ví que a Rodrigo le dijeras lo mismo a mi edad- también mi mente me sacaba del tema -y mira nadamás desde muy chica empecé a ser independiente y hacer las cosas por mi misma, pero mira nadamás, tu hijo no hace nada y eso que es mayor que yo ¿no te basta con eso? solo te justificado diciendo que tratas igual a los dos pero ni siquiera debería ser así- me empezó a doler la cabeza, me empecé a sentir incómoda en la sala y de inmediato subí a mi cuarto.

Volviendo a cómo el inicio.

Así es siempre, mi rutina diaria, pero lo único que cambia son los diálogos y pensamientos, algunas veces unos días peores que otros; qué en plena mañana por lo fastidiada que estoy terminó todo el día encerrada en mi habitación sin dar señales de vida. Algo muy común de mi parte y qué a nadie le interesa (esto último no es para dar lastima o para que vean que no me quieren solo es así).

++++

Nada contado aquí es verdad, si se asemeja a la realidad es mera coincidencia.