Tres días

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Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero no me pertenecen; créditos correspondientes a Kōhei Horikoshi. Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas sexuales, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.

Pareja principal: Kacchako.

El frío roce de una botella de agua contra su mejilla lo sacó de su ensimismamiento, provocando que alzara su mirada para observar a la dueña de todos sus malditos pensamientos

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El frío roce de una botella de agua contra su mejilla lo sacó de su ensimismamiento, provocando que alzara su mirada para observar a la dueña de todos sus malditos pensamientos.

Ella le sonrió con tanta facilidad que hizo que su corazón se estremeciera. Era tan genuina, tan desinteresada, tan hermosa...

Retiró su mirada de forma abrupta y tomó la botella que le extendía su compañera de entrenamiento y quién actualmente lo tenía babeando como un verdadero imbécil.

Dos malditos años de enamoramiento... y aún no podía confesarle su verdadero sentir.

Todo porque era un cobarde. Sí, Bakugou Katsuki era cobarde en algo. Era increíble, pero totalmente cierto. Toda su confianza se esfumaba cuando ella rozaba sus manos por accidente, cuando sus majestuosos orbes chocolate lo admiraban o cuando simplemente decía su nombre con esa voz aterciopelada que lo tranquilizaba en un santiamén.

Ella era una maldita droga, comenzó a serlo desde que puso sobre su cabeza un centenar de escombros con la única intención de aplastarlo y salir victoriosa de su enfrentamiento. Sí, eso no pasó, ella perdió la batalla... o eso creía, porque en realidad había ganado algo mucho más serio que una simple competición.

Se gano el corazón de la bestia indómita que juraba y perjuraba que jamás caería en el absurdo sentimiento del amor.

Pero él cayó fuerte ante su gravedad y a pesar de tener miedo por el futuro, no se arrepentía de amarla. Se sentía... vertiginosamente bien.

Era increíble como ella le podía hacer sentir una calma que antes era inconcebible en él al mismo tiempo que le hacía sentir tantísimas emociones apasionantes que lo hacían sentir tan jodidamente vivo.

—Está vez te di una paliza —celebró con un brinquito, sin importarle si se veía infantil haciendo esto.

Aunque para Bakugou, Uraraka se veía adorable haciendo esos gestos tan genuinos.

—Voy a curarte. Es muy tarde y por nada del mundo queremos que Aizawa-sensei se entere de nuestras prácticas nocturnas —un escalofrío recorrió a la castaña mientras tomaba su bolso de entrenamiento y sacaba el pequeño botiquín de primeros auxilios que había conseguido.

—Tú también estás herida —apuntó.

—Sip, pero primero te curaré a ti —soltó distraída, sentándose a su lado mientras sacaba un poco de alcohol, algodón y parches —. Luego yo me curaré.

Recuerdos bloqueados | Kacchako Donde viven las historias. Descúbrelo ahora