[SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE MÉREOPE EN HOGWARTS] Después de haber derrotado a Voldemort y destruir la piedra filosofal, Méreope piensa que su segundo año podrá ser normal y tranquilo, pero se descubre que la cámara de los secretos fue abierta al ig...
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EL RESTO DEL ULTIMO TRIMESTRE TRANSCURRIO BAJO UN SOL RADIANTE Y ABRASADOR. HOGWARTS HABIA VUELTO A LA NORMALIDAD, con sólo unas pequeñas diferencias: las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras se habían suspendido («pero hemos hecho muchas prácticas», dijo Ron a una contrariada Hermione) y Lucius Malfoy había sido expulsado del consejo escolar. Draco ya no se pavoneaba por el colegio como si fuera el dueño. Por el contrario, parecía resentido y enfurruñado. Y Ginny Weasley volvía a ser completamente feliz y alegaba no querer separarse de Méreope en ningún momento del día más que para asistir a sus respectivas clases.
Muy pronto llegó el momento de volver a casa en el expreso de Hogwarts. Harry, Ron, Méreope, Hermione, Fred, George y Ginny tuvieron todo un compartimento para ellos. Aprovecharon al máximo las últimas horas en que les estaba permitido hacer magia antes de que comenzaran las vacaciones. Jugaron al snap explosivo, encendieron las últimas bengalas del doctor Filibuster de George y Fred, y jugaron a desarmarse unos a otros mediante la magia. Méreope se encargaba de hacerles saber tanto a Ron como a Harry que aun necesitaba el repuesto de sus gomitas, asustándolos en el proceso cambiando el color de sus ojos a un anaranjado brillante.
