CAPÍTULO DOS

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Me mira con aquella cara que como diciendo” van a ser las mejores semanas de tu vida”

-Déjamelo a mí.

-¿Y cuando empezamos?

-Ahora mismo. ¿La piscina ya la habéis llenado no?

-Si hace tres días, ¿Por qué?

-Por esto.

No me dio tiempo a preguntar nada, me cogió como a un saco de patatas y fue corriendo hacia la piscina.

-A la de una, a la de dos y a la de…

-¡Alec no ¡

-¡Tres!

Caímos juntos, empapándonos enteros. Lo primero que pensé fue en mi vestido, y lo segundo en el maquillaje.

-Te mato.

Empecé a salir de la piscina pero me di cuenta que se me transparentaba todo y volví a entrar. Le dio tiempo a mirar descaradamente.  Con el enfado no me había dado cuenta que en mis padres había puesto luces en el agua y lo había llenado de espuma.

Empezamos una guerra de agua, que acabó con aguadillas y risas que llenan el alma de una persona vacía. No recordaba haberme reído tanto con alguien ni haber tenido tanta confianza. Era alguien muy especial y no podía permitir que se fuera. Mañana iría a hablar con sus padres para que se quede, o la que se irá seré yo. Además ya tenía  dieciocho, podía haber lo que me diera la gana, como si me tatuaba en el culo  una flor.

Me quité el vestido para no estropearlo más, y él hizo lo mismo. No me daba vergüenza, además parecía un bikini, y me había visto miles de veces así, y yo a él.

-Ha sido muy divertido hay que reconocerlo. ¿La siguiente cual será?

-  Ahora también. Salgamos.

-¿Las tienes ya pensadas?

Me sonrió con picardía, afirmando mi respuesta obvia.  Salimos de la piscina sin hacer ruido y subimos a mi cuarto trepando por la casa-árbol en la que jugábamos cuando éramos pequeños. Habría que vernos desde fuera, sería gracioso.

-Tengo miedo Alec.

-No lo pienses, simplemente hazlo.

Conté hasta diez y me subí con tanta agilidad que le sorprendió incluso a él.  Abrí la ventana de mi cuarto y entré esperando que mis padres no se preguntaran donde estaba y observaran todos nuestros movimientos. Un minuto después entró él. Saqué algo de ropa ancha que me suelo poner cuando me deprimo y se la doy.   Le queda algo estrecha, ya que  tiene espaldas y piernas trabajadas y dios tiene un abdomen bien marcado…. Mi diosa interna vuelve al contraataque “ Sabes que está muy bueno”. ¡no! Es un amigo y a los amigos no se les puede mirar así Ave… “ Eres una tonta, lo acabas de admitir, tienes que decírselo antes de que se valla”.¿ Decirle qué?, “ que te gusta, y desde hace tiempo nena”. ¡Cállate!.

-Cierra los ojos.

-¿Para qué?

-Confía en mi Ave.

Coge mi mano y pone algo metálico dentro.  Es una pulsera, donde un pincel y una guitarra se unen.

-No entiendo,¿ qué es esto Alec?

-Es un regalo de despedida. Simboliza nuestra unión a través de tu pasión, pintar, y la mía, tocar la guitarra. Quería esperar para dártelo pero… no podía aguantar más.

-Oh Alec, es precioso, me encanta enserio. Va a ser difícil superarte en esto.

-No quiero regalos, con nuestra amistad me basta.

-Eres lo mejor, te quiero.

-Y yo a ti pequeña.

Mientras tocaba y cantaba para mí y sólo para mí, me dormí sin querer, soñando con estas dos semanas que me esperan.

VIDAS CRUZADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora