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en el séptimo piso del hospital reinaba el silencio. un silencio lleno de tristeza, respecto, amargura y de ningún pensamiento, aunque el único que gritaba por la sala era el porqué del hecho.

habitación setecientos cuatro. cada uno en cada esquina de la habitación sin palabras y mirando a un punto del suelo con lágrimas en sus ojos nublándolos. julian estaba en una silla con sus codos apoyados en sus piernas y sus manos las tenía en posición de oración, pues lo estaba haciendo. aaminah se desplomo en la esquina de la habitación totalmente blanca y escondió su rostro en sus manos. ahora el séptimo piso del hospital estaban llenos de gritos desgarradores de una mujer que no alcanzo a llamarse madre ni por un mes. julian corrió a su lado y la tomo en sus brazos abrazándola y acompañándola en sus lágrimas.

dos días después. un ataúd blanco se hacía presente en la mitad del tumulto de personas acompañando a la joven pareja.  a las cinco y cincuenta se acabó el entierro y las condolencias.

siete y veintiséis, julian puso sus manos sobres los hombros de aaminah que seguía mirando la lápida donde ahora yacía el nombre de su bebe.

“fue mi culpa.” musito en susurro en su característico estado de trance.

“no fue tu culpa.” la abrazo por detrás y beso sus cabellos negros.

“si me vas a deja, por favor hazlo ahora. no soy la indicada para ser la madre de tus hijos.” lo miro a los ojos y julian sonrió negando con la cabeza.

“te amare con hijos y sin hijos, por siempre.” sonrió con tristeza.

una y cinco de la madrugada, aaminah gritaba en la esquina de su habitación que era la culpable de la muerte de su hijo. 

P.T.S.D | Julian DraxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora