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uándo Emma despertó, algunos rayos de sol tan naranjas como su cabello se escurrían entre las cortinas. Había dormido demasiado, fue lo primero que pudo formular. Sin embargo, el dolor de cabeza y la fiebre habían desaparecido por completo. Se sentó en su cama y tallo sus ojos para poder mirar el pequeño reloj en forma de gatito que descansaba sobre su mesita de noche. Ahogó un grito cuándo se dio cuenta de que faltaban 10 minutos para marcar las 7 p.m. Sí, había dormido muchísimo, estaba segura de que cuando Norman había ido a su departamento apenas darían las 2 de la tarde... Un momento... ¡Norman! ¡En su departamento! ¡Cuidando de ella! Parecía irreal. ¿Dónde estaba ahora?

Emma se estiro y bajo de su cama, dispuesta a ir al baño y cuando entro, lo primero que pudo notar fue la tina de baño totalmente llena, se acercó a ella y toco el agua. Estaba caliente, lista para ser usada. Dirigió su mirada al mueble donde ponía las toallas y se encontró con un par de pijamas que al tocarlas transmitían lo suave y caliente que eran. Diablos, aquel chico sí que era otra cosa, eh. Emma se alejo de la tina y cerró bien la puerta para poder desnudarse sin problema y con rapidez, se hundió en el agua. Sin prisa alguna, comenzó lavando su cabeza y después su cuerpo, realmente no quería pasar mucho tiempo dentro de la tina, quería hablar con Norman.

Así que sin mas preámbulos, la joven quitó el tapón de la bañera, dejando que el agua llena de jabón y gel para piel se fuera por el desagüe y abrió la regadera para terminar de limpiar su cuerpo. Cuando termino, Emma secó a la perfección cada parte de ella y se colocó su ropa interior y sobre ésta una de las pijamas que Norman había traído para ella, tan solo dejando una pequeña toalla enredada en su cabello. En su habitación busco sus pantuflas y se dio cuenta de que en su buro había una nota junto con pastillas. Claro, Norman se había esfumado otra vez y ni siquiera había hablado con él. Simplemente genial.

Estúpido y guapo Norman.

Emma se tomo la pastilla que indicaba la nota de Norman cuando su estómago comenzó a rugir, vaya, de verdad tenia hambre. Así que con la cabeza gacha y arrastrando los pies, Emma se dirigió a su cocina, sin siquiera prestar atención a la persona que se encontraba escribiendo en su laptop en la sala de estar. Emma ésta vez sí soltó un grito que probablemente se escuchó hasta el ultimo piso del viejo edificio donde ella vivía.

"¡Jesús, Norman! Me has dado el susto de la vida... ¿¡Que diablos haces en medio de mi sala con todas las luces apagadas, maldito loco!?" Emma se coloco una mano en el pecho y se obligó a sí misma a respirar con tranquilidad. El corazón le latía demasiado fuerte que el pecho comenzaba a dolerle. Norman cerro su laptop sin importarle lo brusco que fue ese movimiento y se acerco a ella, encendiendo las luces en el camino

"Dios, lo siento tanto, Emma, no escuche que despertaras ni que te dieras un baño, estaba estudiando con los audífonos y.. !Lo siento!" sin importarle, Norman acerco a la joven hasta su pecho y la abrazo con fuerza. Emma comenzó a reír mientras le pasaba los brazos por la cintura. La risa de Emma pronto se volvió incontrolable y fue tan pegajosa que Norman comenzó a reír con ella. Se separaron un par de minutos después, pero aun así Norman mantuvo un brazo rodeando a Emma, la guio hasta la cocina y le pidió que se sentara mientras el calentaba la comida (que él había preparado, claro)

c o l d; noremmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora