Fragmented mind: Alma oscura

Capítulo I

      En la penumbra, destellos relucientes trazaban un camino que me pertenecía, mientras una cerrazón me absorbía, afectando a quienes más amaba. Mis manos, manchadas por sueños despedazados y vidas corrompidas, sintieron el peso de una culpa que emergía como un fénix en ese instante de pesadilla que resultaba ser la realidad.

Desperté paralizado en una habitación clara, donde la multitud bailaba en la oscuridad, la música retumbando. La luz encima de mí me cegó, la habitación se llenó de una luminosidad abrupta. Las personas se alejaron, formando un círculo, y una chica rubia de ojos azules, pálida y angustiada, gritó, acusándome por algo que no entendía, mientras mi ropa estaba empapada en sangre.

—"¿Qué hiciste?" gritó con desesperación, su voz cortando el aire como un lamento.
— ¿Qué pasó? — respondí, mis palabras envueltas en una tristeza que pesaba en mi voz, mientras mi cabeza palpitaba con un ritmo desgarrador.
— ¡Oye, te estoy hablando! ¡¿Qué pasó?! — sus lágrimas caían sin restricción, llevándose consigo la máscara de maquillaje que escondía su dolor. Se aferró a mi pecho en un abrazo desesperado, como si buscara refugio en medio de la tormenta. Al mirar hacia abajo, la visión de mi ropa manchada de sangre se clavó como un puñal, como si el peso de la culpabilidad hubiese marcado mi ser.
—"¿Es mi sangre?" pregunté con voz apagada, la incertidumbre flotando en el aire como una sombra.
— ¡Pues no sé, tú deberías decirme! — me gritó con fuerza, sus palabras resonando con la intensidad de la situación. El eco de la acusación se mezcló con el tumulto en el fondo, creando una sinfonía discordante de caos y desesperación.

En un estruendo ensordecedor, la realidad se desgarró. Un proyectil atravesó mi abdomen, un dolor agonizante me invadió. La habitación se sumió en caos, las personas huyeron como en una estampida, dejándome en medio de un charco de sangre. La chica que gritaba cayó a mi lado, y en ese momento, el mundo se desvaneció en una mezcla de sonidos distorsionados y luces parpadeantes.

Cerré los ojos con fuerza, el sonido de las balas resonando como un eco sombrío. El vacío sonoro me envolvía, transmitiendo una paz efímera en mi último suspiro. Recordé el inicio de mi historia, 7 años antes de que todo acabara.

Desperté débil, mi cabeza reposaba en el suelo frío, sin recuerdos. En la oscura habitación dirigí mi mano a un punto de mi cabeza; por mi frente había una zona la cual me dolía excesivamente. Sentía como mi sangre estaba por toda mi cara.
—Mierda— exclamé, dando vigor en una habitación totalmente oscura.

A lo lejos, con mi visión limitada, distinguí otra figura a una distancia reducida, yacía boca abajo. Surgieron preguntas angustiantes: "¿Será otra alma atrapada en mi misma pesadilla? ¿Me brindará auxilio para escapar de este tormento?" Con esfuerzo, me arrastré hacia él, anhelando una conexión que pudiera guiarme hacia la realidad.

— ¿Estás bien? — pregunté con temor, mi voz temblorosa buscando respuestas en la penumbra. Sin apenas luz, su rostro se desdibujaba en la incertidumbre. Mi deducción se confirmó al notar que algo húmedo en su ropa no era más que la presencia siniestra de la sangre. Sobresaltado, retrocedí, sintiendo el peso de la tragedia que se desplegaba a mi alrededor.

Atrapado en un instante suspendido, tomé el reloj como un amuleto contra la desesperación. Los diálogos se entrelazaron en la sinfonía del caos:

— ¡Despiértate! ¡Debemos salir de aquí! — exclamé, pero mis palabras resonaron en el vacío.

Agarré un reloj que se cruzó en mi camino, como si fuera un frágil salvavidas en medio de la oscuridad aplastante. Apoyándome en una cama, comienzo a sudar frío, mientras mi respiración se cortaba y mi cabeza giraba en un torbellino incontrolable.

— ¿Qué está pasando? — susurré al viento, anhelando respuestas que se perdían en la penumbra ominosa que envolvía todo. Mis pensamientos se disolvieron en la maraña de preguntas sin respuesta, y la angustia se convirtió en mi única compañera en este oscuro laberinto del desconcierto.