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Mi vida aburrida empieza aquí. Suena la alarma, me levanto, me cambio, desayuno, salgo de mi casa y voy directo a la escuela. Para después salir de ahí, ir a la biblioteca si es necesario o dirigirme a casa y hacer mis actividades. La rutina diaria de mi triste vida.
Cierto, no me he presentado, soy Mackenzie Fox, hija adoptiva del gran empresario Mason Fox. Pero no es nada divertido, siempre me quedo sola y me aburro fácilmente.
Respecto a mi mamá, tiene cuatro años que no la veo. Pues ellos se divorciaron y mi padre se quedó con la custodia. Ella se fue de regreso a Suecia, de ahí solo nos hemos enviado cartas.

Siempre me habla de lo que es la granja que mis abuelos le dejaron cuando ellos fallecieron. Me manda fotos y me habla de lo bien que se lleva con sus caballos.

Tanto, que he decidido ir en mis vacaciones. Aunque sé que papá no me va a dejar ir. Pero tengo el derecho, pues el jurado le permitió a mi madre irme a visitar y viceversa.

—Fox —me llama la atención Elizabeth Claire. La chica popular y bonita de la escuela—. Siempre andas en tu mundo —se burla.

—Ya déjala en paz Eli —habla Emma—. Mejor vete a tu spa —Elizabeth se va—. ¿En qué piensas? —me sonríe.

—En cómo le diré a mi padre que quiero ir a visitar a mi mamá —comento.

—Pues solo dile y ya —me dice con obviedad.

—No es fácil Emy. Para empezar, él no está nunca en casa; es rara la vez que llega a estar. Hasta yo me sorprendería si llego a despertar y él esté en casa —confieso.

—Vamos Mackie, no puede ser tan malo, ¿o sí? —empezamos a caminar directo a nuestro salón.

—Es probable que se la pase todo el día con su novia —digo con algo de desagrado.

—Ouh, entonces sí puede ser algo malo —admite—. Pero aparte, no debería negártelo, por dos cosas: la primera, es la primera vez que irías a ver a tu madre; y segunda, en un mes será navidad. No te puede prohibir el no ver a tu madre —me explica.

—Lo sé, pero no sé cómo convencerlo, es tan terco; que me saca de quicio —entramos al salón.

—Bueno, le podrías decir al juez —nos sentamos en nuestros respectivos lugares.

—Eso pienso hacer —suspiro.

La profesora de estadística entra y empieza a dar la clase. Digamos que a la carrera que entré no es lo que yo quería, prácticamente mi padre me metió sin antes escuchar mi opinión; como siempre. Pero en sí, mi verdadero sueño es convertirme en una famosa escritora, ya de últimas ser una arquitecta.

Pero no, mi padre quiere que sea una gran empresaria; igual que él. Al terminar la clase, Emma y yo salimos del salón y nos dirigimos a las mesas que están a las afueras del edificio; aprovechando que no vamos a tener las dos clases de Contabilidad. Nos sentamos, saco mi laptop, lo prendo y en una aplicación empiezo a escribir.

—¿Cómo le puedo seguir a la historia? —miro a mi amiga.

—Dependiendo qué género será tu historia —le da una mordida a su manzana.

—Ese es el detalle, que no tengo algo fijo —la miro.

—Mmmm, ¿qué podemos hacer?

—Esperar a que se me venga una idea —respondo.

Suena su celular. —Oh, es Mike. Quiere estar con nosotras, ¿puede? —me mira.

—Claro, no veo el problema —mi mirada se centra de nuevo en el aparato.

—Vale —le manda mensaje.

A los veinte minutos, vemos que llega Mike, pero no viene solo; a su lado viene Jayden Davis. Uno de los tantos chicos codiciados de la universidad. Él estudia arquitectura, bueno, ambos estudian la misma carrera; pero Davis se destaca como uno de los alumnos con alto promedio en la carrera.

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2022 ⏰

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