Esa mañana el joven Vegeta había hecho su rutina, ir al baño, darse una buena ducha, cepillar su cabello, perfumarse, cepillar sus dientes, baja y se sirve un delicioso café, toma el mismo, suspira soltando vapor caliente al hacerlo, a causa del café, su padre nunca estaba presente en su hogar, bueno, ciertamente trabajaba hasta la media noche y a las 6:00 A.M debía salir rumbo a su oficina, lo cual frustraba al menor. Su madre murió en el parto, lo cual causó que el no pudiese conocerla ni tener su calidez junto a él, si bien es cierto, su padre cuando era pequeño le daba la atención suficiente, luego tomó su nuevo trabajo (cuando tan solo tenía 12 años de edad), le enseñó a cocinar, asearse y cuidarse, lo anotó en clases de artes marciales, sabiendo que algún día lo necesitaría, de todos modos, ya teniendo 16 años, estaba acostumbrado aunque dolía no tenerlo nunca en casa.
Se colocó el uniforme y salió rumbo a su escuela, con la mirada en alto y brazos cruzados, su mochila llevaba todas las cosas necesarias, siendo bastante pesado para alguien de tamaño pequeño, de igual forma, estaba muy bien entrenado y el peso de la mochila no le hacía mucho efecto. Cerró sus ojos por unos momentos estando concentrado en sus pensamientos internos, analizando que es lo que haría en un futuro para prosperar. Sintió unos pasos apresurados detrás de él, intentó ignorarlos, hasta que escuchó esa voz que últimamente lo irritaba bastante.
-VEGETA!!!!- El nombrado gruñó por lo bajo, frunció el ceño e intentó apresurar el paso cuanto antes, aquél tipo se le hace extremadamente irritante y molesto, lo cual no es exactamente una mentira, intentaba concentrarse en correr y llegar a la escuela con rapidez, queriendo dejar de insultarlo mentalmente mientras lo maldecía, sabiendo que podría tropezar en cualquier momento, escuchó un grito a lo lejos, proveniente de Goku, pero su mente estaba inundada de pensamientos hacia aquél individuo al cual insultaba internamente, que no oudi escuchar que fue lo que dijo, se distrajo y su pie se atascó en la pequeña boca de un desagüe. (NO PUEDE SER! ESE MALDITOKAKAROTTO HIZO QUE CAIGA OTRA VEZ!!!) pensó gruñendo mientras su rostro se acercaba velozmente hacia el suelo por tercera vez consecutiva. Cerró fuertemente sus ojos esperando el impacto de su rostro contra el suelo, pero, notó que algo lo sostuvo. Temeroso abrió sus ojos, estaba a centímetros del suelo, viró su cabeza de forma leve, captando con sus ojos los fuertes brazos de alguien que lo sostenía.
Esa mañana, Son Goku estaba aprontando sus cosas, nuevamente se le estaba haciendo tarde, bajó con rapidez y vio como sus padres desayinaban. Les sonrió y estos mismos a él.
-Buenos días cariño, suerte en la escuela, no olvides comer el almuerzo en la escuela- lo saludó su madre, Gine, de su padre recibió una sacudida de cabello cuando este mismo se levantó. A diferencia de Vegeta, él tuvo la suerte de tener a ambos padres y que estos tuvieran tiempo suficiente para él, sonrió tiernamente para luego asentir.
-Buenos días, si mamá, tranquila comeré en la escuela!- habló animado, para luego proporcionar un beso a su madre y chocar puños con su padre, salió de la casa cerrando detrás de si mismo, estaba emocionado de ver a sus amigos, Vegeta se le hacía interesante, por lo cual siempre intentaba ser su amigo, pero este rechazaba cualquier trato con él, lo cual muchas veces lo desanimaba. corrió varias cuadras y vio a una persona más adelante, la cual reconoció por su pequeña figura y alborotado cabello, en forma de flama. Tragó duro, pero tomó el valor para gritarle.-VEGETA!!!!- seguido de eso apresuró el paso para alcanzarlo, vio como el nombrado comenzó a correr y confuso se detuvo un segundo, sin embargo, no quería perder esta oportunidad para acercarcele y conocerlo mejor, notó que delante de él había un desagüe el cual estaba abierto y podría tropezar. -CUIDADO VEGETA TE CAERÁS!!- gritó con desespero, Vegeta no lo escuchó y lo notó al ver como siguió corriendo directamente donde tropezaría. Sintió como su cuerpo se erizó y enseguida salió corriendo hacia él, cuando estaba a punto de tocar el suelo, pudo sostenerlo desde su cintura y pecho, evitando el golpe que pudo haberse dado, quitó suavemente su pie atascado del desagüe y lo ayudó a levantarse, tomando su cintura aún, con su mano libre acarició su mejilla y sonrió.-Debes tener más cuidado cuando corres Vegeta, podrías lastimarte...- habló cálidamente viendo al menor.
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El peli-flama gruñó y desvió la mirada sintiendo pena, sus mejillas se tornaron rojas enseguida. Lo empujó y se cruzó de brazos cerrando sus ojos, evitando mirar al más alto de los dos. -Tu no me dices que hacer Kakarotto!! Además... ¿Quién te crees que eres para seguirme?...- Habló intentando calmar su estrés, el cual lo provocaba Goku, lo miró directamente a los ojos, aún el sonrojo no cesaba.
-Solo estaba siendo amable Vegeta, intentaba acercarme para que seamos amigos...- respondió apenándose, lo observó con atención, quedado perdido en sus ojos de color azabache... Vegeta dio un gruñido en respuesta, se dio la vuelta con su ceño más fruncido de lo normal y retomó su camino a la escuela. Los pasos del mayor hicieron que apriete sus puños, pues el mismo lo seguía y en segundos estaba a su lado observándolo con curiosidad. Cerró sus ojos intentando ignorar su presencia, pero era imposible con la mirada intensa que tenía constantemente sobre él.
En silencio, lograron llegar a la escuela, , a decir verdad para Vegeta fue la caminata más larga que ha tenido, ya que la incomodidad que sintió todo el camino fue dominante, al parecer el peli-palmera no lo notó, (¿Y como lo haría si parece padecer de retraso...) pensó, solo le quedó poner una buena excusa para que Goku lo deje en paz.-Kakarotto debo ir con mis amigos, me están esperando, así que agradecería que no me sigas.- dijo cortante para levantar la vista y mirarlo, Goku se sonrojó y carraspeó, se paró estando derecho, como si fuera a cantar el himno nacional.
-V-Vegeta... ¿Acaso tu... tienes novio?- Preguntó mirándolo, Vegeta quedó paralizado en ese momento, dio un paso para atrás quedando en shock, el mayor sonrió con pena, pero de manera más amplia. El silencio volvió a invadirlos, estando solos en la entrada de la escuela.
