Estoy harto de los dragones de mi cabeza
Pues con su aliento de fuego
Van destruyendo mi alma
Y a los feroces leones que consumen mi mente
Con un hambre insaciable
Mientras burlones dan un fuerte rugir atente
Estoy intentando mantenerme en pie frente a este infierno
Que duele más que una bala
Y aunque quema es más frío que el invierno
Intento mantener encendida la llama de la fé
Protegiéndola con uñas y dientes
Para que no se apague
Pues más que el lanzar todos mis esfuerzos a la basura
Me aterra más quedar en completa oscuridad
Dónde lo único que pueda hacer
Es escuchar como estos monstruos
Devoran lentamente mi cordura