En aquella mañana de otoño caminando por su mente, decide remar en un charco de ojos azules del corazón de la tierra, miró el sol que dejó sus ojos en completa oscuridad, con una rama se sostuvo y siguió su camino, sabia que la vista la recuperaría en cuanto llegara la noche. Llego al centro del planeta y mientras caminaba sintió como las personas pasaban por su lado lastimando sus escuálidos hombros, eran una multitud de animales semejantes a personas pero con la diferencia de que su inteligencia era lamentable, supo quienes eran por que sintió que el piso era diferente al de los seres humanos ya que estaba lleno de huesos devorados y carne podrida por el olor que se sentía.
No se asustó por que sabia que en ese lugar el tiempo pasaba más rápido y la noche llegaba en un instante, de inmediato recuperó la vista y se dio cuenta que estaba rodeada de agua pero el agua no lo mojaba, era como un espejismo causado por las estrellas que por su grandeza parecía que querían chocar con el planeta, decidió entonces arrancar un pedacito de la luna pero cada vez que se inclinaba a arrancar un pedacito, ésta se alejaba cada vez más y más de ella; entonces lanzó el bastón que llevaba el cual traspasó el corazón de la luna que cayó en la inmensidad del universo e Isabell fue tras la luna, cuando se iba cayendo todo estaba en completa oscuridad, dedujo que había dejado el planeta para llegar al lugar donde la brisa no llegaba por que desconocía esos lugares.
Cayó sobre un Mar Rojo, no vio rastros de la luna entonces nadó y nadó hasta encontrar una isla, en la isla había una pequeña niña de cabello carmín llorando sobre su vestido de algodón, a primera vista la niña le pareció una fina muñeca de porcelana por que su cara había sido hecha con el pincel dorado que solo usa la madre naturaleza para decorar las ramas del árbol principal de la vida. Le preguntó por que lloraba, pero la niña no le respondió y siguió llorando, entonces vio un pequeño caracol con un gusanito adentro que le dijo que la única manera de salir de ese mundo era haciéndola parar de llorar, el gusanito le pregunto su nombre mientras le explicaba que era casi imposible que hubiera llegado hasta allá buscando un trozo de la luna, le dijo que la luna era solo una ilusión y al morir otra aparece de las cenizas como un fénix.
Mientras lo escuchaba ella le dijo que su nombre era Isabell, el gusanito le dijo que antes de irse de allí plantará un árbol, y que lo único que necesitaba era decir tres veces en forma de canto:
Cabello de carmín y ojos del dorado oro,
Deja que tu alma libere el resplandor de la mañana
Y con tus dulces labios
Besa la tierra que sostiene tu fino cuerpo de porcelana.
Isabell no entendía porque el gusanito le decía eso, pero antes de preguntarle algo al respecto el gusanito desapareció. Isabell se acercó a la niña y se dió cuenta que su llanto era rojo y que el mar que había alrededor no eran mas que sus lágrimas, Isabell le pregunto por que estaba tan triste y ella con sus hermosos ojos dorados le dijo, que hace mucho que estaba sola y no podía salir de allí, Isabell le dijo que podría salir de allí si dejaba de llorar pero la niña le dijo que eso era imposible. Isabell volvió a preguntar porque, y la niña le dijo, mis pies están plantados en este lugar, mi cara, mi cabello y una parte de mi cuerpo fueron creados perfectamente pero a veces lo perfecto no siempre es lo mejor, la única imperfección que tengo es que soy una planta, vivo destinada a estar en este lugar para toda mi vida y mi única compañía es la arena, que desconoce mi presencia o ignora mi existencia.
Isabell la miró con lástima, pero a la vez tenía el presentimiento que si se quedaba mucho tiempo le iba a pasar lo mismo; entonces se acercó a ella, y susurrándole al oído le canto las palabras que le dijo aquel gusanito. Apenas la niña escuchó ese canto por tercera vez cerró sus ojos y se durmió, entonces una parte de ese gran mar se abrió. Antes de irse Isabell quería plantar una semilla pero primero escribió una nota que decía:
La soledad no es la compañera de la muerte, no es sinónimo de tristeza o de desesperanza, la compañía no siempre es agradada pero a veces es necesaria.
Isabell sacó de los pies de la niña que pertenecían a la tierra, una semilla y la plantó. Antes de irse, miro hacia atrás y de esa semilla, vio florecer una vida, aquella que significaba una eterna compañía.
Cuando salió de allí, apareció de repente en el mar y al lado una pequeña casa de madera, el cual llamaba hogar, se había ido de allí, para conocer el mundo exterior y resultó que descubrió más que las personas que viven en el planeta. Pasaron los años e Isabell desapareció, algunos dicen que se fue a visitar lugares desconocidos jamás vistos por las personas, otros dicen que murió.
Lo único que se sabe es que el mar, es testigo de su desaparición, yo creo que es feliz, esté viva o esté muerta, en su mundo de sueños la vida sólo fue un escaso pensamiento, pero la fantasía siempre hizo que su rostro irradiara lo que su corazón sentía.
Mallori Rendón Rosales.
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Isabell y la niña de cabello carmín.
Short StoryEsta historia no es real ni lógica, pero tampoco incoherente solo es un juego de pensamientos confusos para quien ignora la mente humana.