Mi cita con Mariana fue en un cine de películas clásicas.
No había mucha gente así que ella se dio el lujo de elegir el asiento.En una de las escenas románticas, yo levanté disimuladamente mi brazo y posé mi mano sobre su hombro. Para mi sorpresa, ella giró su cabeza y contempló mi rostro, me sonrió y luego cerró sus ojos lentamente.
Así murió Mariana a sus casi 80 años viendo su película favorita por enésima vez.
entonces, Algo conmovido, tome mi guadaña y fui a mi siguiente cita.
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cuentos para mounstruos
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