Capítulo 1: La herencia

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Hace ya unos días que murió el abuelo Francisco, toda mi familia estaba muy afectada por la reciente muerte. Pero yo le lloré en silencio.

Hasta que un viernes por la mañana, que estaba haciendo la maleta para irme de viaje a Inglaterra, (ropa, libros, gafas de leer, el portátil....) , recibió mi madre una llamada. Así pues mi madre colgó el teléfono cuándo terminó de hablar y después de estar hablando con mi padre, y mi hermano mayor, hecho a andar hacia mi habitación.

Dos golpes secos resonaron en la puerta...

-Pasa- exclamé

La puerta se abrió y con paso ligero entró mi madre, y tras cerrarla, se sentó en mi cama.

-Hola Catherine....acaba de llamar el notario de....

-¿y que quería, mamá?- la interrumpí

-Era el notario de tu abuelo, decía que los que fuéramos familia directa, que asistiéramos esta tarde, para leernos su testamento...

-¿También tengo que ir yo?

-Si no quieres, no, cariño.

-Ya decidiré luego, mamá-dije mientras cerraba la cremallera del bolsillo de la maleta.

-¿Ya tienes preparada la maleta?-preguntó mientras me miraba.

-Si, toma, déjala en la entrada para que no se le olvide a Luis meterla en el coche-le dije mientras se la pasaba

-Ya verás, te va a encantar Inglaterra..., tu abuela insistió en que fueras durante el verano-comentó mientras abría la puerta

-Por cierto-le dije con tono audaz- he decidido que iré esta tarde con vosotros.

Tras evaluarme con la mirada, mi madre, volvió a cerrar la puerta, cargando con mi maleta, que arrastraba y hacia un ruidito al deslizarse en medio de mi silencio.

Aquella misma tarde, fuimos los cuatro (mi padre Eddy, mi madre Molly, mi tía Susana, mi hermano Luís y yo, al despacho del notario de mi difunto abuelo.
El notario que tras mirarnos a todos de arriba abajo, nos indicó (con un movimiento de cabeza), qué tomáramos asiento. Tras esperar a que Luís trajera una silla de más para mí, el notario miró a mi padre y mi tía , y empezó a leer un grueso papel, que había sacado de debajo de su escribanía:

En la ciudad de Londres a los 21 días del mes de junio del 2018, el Sr. Francisco Balota Romero, de 92 años, mayor de edad, de estado civil casado, hijo de Eddy Balota y Cristina Romero de profesión vendedor, domiciliado en la calle High Street, Nº 13 de esta ciudad expone:

Que hallándose en pleno uso de sus facultades mentales, exhibe sus últimas voluntades aquí escritas:

Mi casa de campo en Inglaterra (Bibury) y sus objetos, a mi mujer Felisa Resquejo, junto con un cheque de 2.000 libras.
Villa Edwin con todos los objetos de valor a mi hijo Eddy Balota Resquejo y a mi hija menor Susana Balota Resquejo, repartido a partes igualadas, junto con un cheque de 500 libras a cada uno.
A mi nieto Luis Balota y a Lidia Pérez Resquejo mi biblioteca personal de libros, y la de CD's , junto con mis medallas de fútbol y baloncesto.

Tras oír recitar al notario el testamento de mi abuelo, mi padre firmo, seguido de mi tía Susana. El notario tras asegurarse de las firmas, el también firmó, cogió un sello y lo estampó contra el grueso papel de la superficie de este. Después le tendió a mi padre una carta y que este me dio a mi, en su superficie ponía:
"Para Catherine"

El notario, nos comentó mirando a los presentes, que tenían que pagar la minuta notarial.
Pero yo estaba tan absorta con mi carta, que me sumergí en mis pensamientos y ya no presté atención a absolutamente nada más.

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