Tarde A La Escuela

7 1 2
                                    

Era una tarde espectacular, las calles de la ciudad todavía circulaban los autos a todo dar, la gente caminando o comprando. No mucho ruido pero decente como todo normal, pero no todo era bien. Un grupo conformado de tres miembros corrían demasiado rápido y la causa de eso es muy fácil: escuela, tarde, dormido y pereza. Fueron los cuatro fundamentos de su rutina ir a clases tarde por culpa de Tom quién a veces no dormía temprano.

-Idiota! A la próxima vas a dormirte temprano quieras o no.- dijo Shin molesto mientras en vez de correr por lo tardísimo prefirió perseguir a Tom para matarlo.

-No fue mi intención. La razón era porque escuchaba ruidos y tenía que crear una trampa la cuál tú caíste!-dijo Tom corriendo por su vida a todo dar.

-tch. No digas babosadas, cuando lleguemos te asesinaré sin piedad. -exclamó el pelinegro casi agarrando al pobre; sin embargo, alguien lo detuvo.

El joven al ver el acto volteó encontrándose con Edd enojado, él siempre defendía a Tom de Shin por sus tonterías aunque de verdad era como un hermano para él. No quería provocar e interferir otra vez en sus cosas desastrozas. Con su única mano deshace su agarre dejando libre la muñeca de Shin.

-bien, es hora de irnos. Ya de por si el profesor llegará pronto-. Dijo Edd sonriendo; sin embargo, los dos amigos se quedaron con los ojos de plato y bien pálidos, en vez de estar discutiendo nunca se imaginaron lo del profesor.

-aaayyy!!! Corramos los más rápido posible!!! -. Gritó Tom al unísono casi al borde del desmayo, sus dos compañeros solo andaban serios junto una gota de sudor. Los tres pasaban muy rápido las calles hasta finalmente ver la escuela, agradecidos abrieron la puerta de entrada observando sus alrededores que poco a poco notaron al profesor irse al salón. Ambos sin pensar corrieron en sigilo llegando a su respectivo salón a salvo.

Recuperaron algo de aire para luego echarse a sus mesabancos cansados, ese maratón se lo merecían ya que Shin y Tom no son buenos en el tema de ejercicio mientras que Edd si, él algunas veces los realiza en cuestiones de que quiere ser igual que su hermano donde trabaja. Luego de lo ocurrido tomaron sus clases normales.

Durante el receso...

-Al fin... Paz y tranquiladad-. Suspiró Shin agotado y cansado, nunca pensó en escapar de esa molesta chica desde antes. -Debería ser un poco más precavido con ella-. Finalizó empezando a comer su almuerzo.

-No tienes que ser así, mira, yo a partir de ahora de protegeré de ella-. Dijo Tom confiado, pero su amigo pelinegro le dio una cara larga.

Edd no hablaba tanto, solo los escuchaba, no es que sea tímido, miedoso o raro simplemente no le gusta hablar con la boca abierta mientras come.

-Ya sé! Que tal si algún día nos vamos de viaje. ¿Que opinan?-. Preguntó Tom sonriendo alegremente casi tragando su almuerzo de una. Había pensado mucho de eso pero no sabía si sus amigos querían ir con él al lugar indicado.

-No lo sé. Primero a dónde nos llevaras a desayunar?-. Cuestionó Shin dudoso, si se trataba de un chiste se lo pagaría arreglando su cuaderno de trabajo ya que un día el pelicastaño por acciedente lo había destruido a causa del vaso de su combinación de helio y gas, junto con nitrógeno y oxígeno. Ese día era de locos.

-Por cierto, Edd...-. Dijo Shin viendo a Edd terminando su almuerzo tranquilo. -¿A qué horas regresará Murder?-. Dudó Shin dejando a un Edd riendo, Tom por su parte este solo miraba en señal de confusión a los dos no entendía del por qué su amigo reirá.

Tomó la calma respirando profundo, luego abrió la boca en señal de hablar normal sin nervios o exageración.

-Regresará en 1 hora, no lo sé e iré con Tom al viaje-. Respondió algo aburrido, no sabía que hacer ya que él veía a varios compañeros peleándose y las compañeras igual, parece ser que a Edd no le gusta tomar la escuela en la tarde.

-Entiendo... -. Susurró sorprendido.

Los tres finalizaron su receso e ir directo al salón a tomar sus siguientes clases de tecnología, física y español. Para empezar, Tom era malo en matemáticas y siempre se hacía el payaso ocasionando varios castigos además de los dos, solo prestaban atención a una mosca pasando por ahí en medio.

Fin.

Cosas de nuestras vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora