Prólogo

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Mediados de invierno del 2012

La luz que irrumpió por la ventana de Evan tiñó de azul la pequeña habitación. Con dificultad para abrir sus ojos, la primera imagen que tuvo fueron las calcomanías de autos que ya tenían casi diez años pegadas sobre la pared. Estiró su brazo para alcanzar la cortina azul y tiró de ella permitiendo que su cuarto se iluminara. Gruñó y se sentó sobre su cama. Tenía el torso desnudo y debajo un bóxer con dibujos de los Power Ranger. Estuvo a punto de ponerse de pie fuera de la cama, pero su madre del otro lado de la puerta le ordenó que se vistiera y aquello le quitó las ganas. Cerró sus ojos disfrutando el calor de sus sábanas, casi cae dormido cuando recordó que día era, su cumpleaños número .

No le entusiasmaba la idea de envejecer, menos de que el número de responsabilidades creciera, pero si de comer la torta que su madre le preparaba todos sus cumpleaños. Luchando contra el frío se vistió con la misma remera por quinta vez esa semana, una remera desgastada de una banda que ya no escuchaba. Bajó las escaleras y justo al dar un paso en el comedor su padre le tomó una foto con su cámara instantánea.

–¿En serio? ¿Todos los años? –Se quejó Evan.

–Feliz cumpleaños –Lo felicitó su padre, con una palmada sobre el hombre. –Ya sos un hombre.

–¿Qué se supone que era antes?

No obtuvo respuesta.

Su hermana menor le tendió un junto a un dibujo que supuso eran ellos dos juntos. Él la abrazó agradeciéndole y comenzaron a conversar sobre que su padre debía urgentemente afeitar su bigote. En la cocina su madre se encontraba con la computadora portátil tratando de conseguir que su impresora funcionara, Evan fue a ayudar, pero, aunque lo intentó solo consiguió complicar las cosas.

Penélope, la hermana menor, fue a su cuarto y Evan revisó el documento que quería imprimir su madre,

Ese día en especial fue tranquilo. Lo que más ansiaba Evan de que fuera 12 de agosto no era su cumpleaños, sino el regreso de su mejor amigo. Por la noche ya tenían planeado que lo visitaría. Y, como si fuera poco, ese mismo día habían anunciado lluvia de meteoritos.

Llegó la noche, el cielo se encontraba despejado y las estrellas parecían . Como Luca había prometido, al llegar de su viaje lo primero que hizo fue cruzar la calle y tocar el timbre de la casa de Evan. Saludó a la familia de su mejor amigo y corrió al cuarto de Evan emocionado por contarle de su viaje, casi olvidando por completo la razón por la que había ido a su casa en primer lugar. Evan no le dio importancia a que no lo saludara por su cumpleaños, él lo dejó hablar de su viaje, no lo interrumpió, si hubiera sido necesario se perdería la lluvia de meteoritos solo por escucharlo.

–Veamos las rocas caer –Dijo ansioso Luca, y Evan solo asintió.

Ambos se asomaron por la ventana, Evan sentado sobre su cama viendo expectante al cielo y Luca de pie con sus brazos apoyados sobre el umbral. Se concentraron viendo como las pequeñas luces a lo lejos dibujaban líneas fugaces sobre el cielo. Luca separó sus labios, fascinado por la imagen. Evan, a punto de hablar, vio como sobre los ojos de su amigo se reflejaban las infinitas luces de la noche. Luca lo vio observándolo y riendo dijo "¿Qué te pasa, idiota?", pero Evan no supo responder.

Una hora después Evanse encontraba solo en su cuarto observando el techo, rígido, tenso y absorto ensus pensamientos, dejando que su mente recreara la imagen de los ojos de Luca.

¿Es mejor ponerlo con número? "15"

Me gustaría poder agregarle imágenes al libro con el dibujo de Penélope.

¿Agregar una imagen del folleto?

Hacer referencia a que más adelante las estrellas no brillaban. 

Lluvia de MeteoritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora