Prólogo

1K 126 4
                                    

El sonido de la campana entró repentinamente al aula, varios estudiantes celebraron que por fin había acabado la jornada escolar.

Una sensación de alivio llegó a Izuku, y dejó de tensar los músculos e intentó ocupar su mente con alguna otra cosa que no sea la risa macabra con la que lo recibía su antiguo mejor amigo, Bakugo Katsuki.

En cuanto terminó de empacar todo, cerró su maleta y salió del lugar a paso apresurado, no quería ni tenía intenciones de quedarse a solas con el rubio de las explosiones, solo lo lastimaría más de lo que ya estaba.

"Pero en un mundo de gente con algo especial, los carentes de ellos, son vistos peor que los desechos"

¿Por qué?

Porque los desechos al menos tienen un lugar que ocupar...

Pasó por los pasillos evitando cruzar la mirada con cualquier persona, todos tenían esa mirada de superioridad que el tanto detestaba.

Sentía que solo por el hecho de no tener algo, todos los demás eran mejores, sin excepción. Para él, los valores deberían prevalecer sobre la genética.

El mundo evidentemente no era así, y cada vez se convencía, que hasta que finalmente se acaben los quikless, tomarán de burlas a las personas sin Quirks fuertes. Porque el fuerte tiene que sentirse fuerte, y el débil tiene que saber que no es fuerte.

Dobló hacia la esquina derecha, la salida de la secundaria se miraba cerca. Había logrado salir sin mayores inconvenientes.

—Que alivio —susurró animado.

—Ibas con prisa —su respiración se detuvo y fue jalado por el cuello de la camisa.

Su boca fue tapada para evitar que un sonido claro escapara de esta.

Sus ojos buscaron a quien lo estaba desviando de su camino. Bakugo tenía una sonrisa como si hubiera sacado el premio de la lotería.

—Maldito Deku, te querías ir sin tu dosis de adiestramiento —se aseguró que no hubiera nadie cerca y tiró bruscamente al pecoso hacia el suelo.

Antes de que el chico se quejara, una patada impactó contra su estómago, cortesía del rubio.

Una, dos, tres... patada tras patada, que siguieron hasta que tomó aire. Se alejó un poco del chico con una sonrisa arrogante y tomó la maleta.

—Veamos que guardas aquí —movió el cierre y le dio media vuelta.

Las cosas se regaron sobre el pasto verdoso. Aún con su sonrisa, el chico se puso de cuclillas, y con su mano derecha agarró una libreta de color azul con rayas de color celeste.

Era la actual libreta de apuntes de héroes de Izuku.

Bakugo miró de reojo al chico como este tenía sus manos sobre el estómago y retenía las lágrimas lo más que podía.
Eso lo satisfacía de alguna manera, saber que siempre, sin importar que, tendría la capacidad de hundir al chico.

—Eres un inútil —juntando sus manos, generó una explosión que quemó considerablemente la libreta—. Aprende de una vez que eres una mierda, que las mierdas nadie las quiere, y que las mierdas se deben desechar.

—Ba... —soltó un quejido, le dolía bastante la zona del abdomen—. N-no he hecho... nada.

—Y mejor que ni lo intentes —pateó las cosas del chico, y se fue dejándolo solo.

—Y-ya terminó...

{...}

Caminaba de regreso a su casa, evitaba dar cualquier señal de dolor, no quería que nadie supiera nada de lo que pasaba en la secundaria.

—Al menos hoy no fue tan duro, pero mi libreta... —apretó los puños enojado—. Solo por su quirk ya se cree mejor, solo es alguien con suerte.

Siguió caminando hasta que por fin llegó a su hogar, entró sin nadie que lo recibiera. Su mamá trabajaba, y su padre era mejor ni mencionarlo.

Entró a su cuarto en dónde se echó a la cama con su uniforme puesto, sacó su celular para ver qué noticias nuevas había sobre héroes en su zona, o los debutantes que mejores impresiones dieron en su primera actuación como profesionales.

Leyó todo, y concluyó que no era un día a destacar en ese ámbito.

Tomó una gran bocanada de aire, y se acomodó para dormir, esa golpiza lo había dejado bastante exhausto.

Cerró de manera lenta sus párpados, su respiración se hacía cada vez más tranquila y medida.

Sin embargo, un fuerte sonido producto de su celular lo sacó de ese estado.

—¿Ahora qué...? —guardó silencio al ver de quién se trataba.

Era una llamada, y quién estaba esperando al otro lado de la línea, era alguien especial.

Y no precisamente por tener un quirk muy raro, de hecho, ni siquiera tenía uno. Ella era, su mejor amiga.

Y la razón por la que por más burlas de su suelo recibiera, jamás arrojaba la toalla.

—Debo contestar —con torpeza cogió su celular y contestó la llamada.

Te demoraste un poco —una pequeña risa se escuchó—. ¿Vamos a donde siempre?

—¡S-sí! —respondió sin dudarlo—. No tardaré, nos vemos Melissa-san.

Inconscientemente formó una sonrisa, juntarse con ella siempre lo ponía feliz, era inevitable no hacerlo.

Yo tampoco tardaré, Izuku —colgó la llamada.

Eso significaba una sola cosa para Izuku.

—No puedo llegar tarde —abrió la puertas de su armario.

Tomó lo primero que tuvo a la vista y que fuera cómodo, y se lo puso.

Salió del departamento a toda velocidad, después de todos. Ella era su máxima prioridad, en aquellos en lo que el llama "Sueño del héroe".


Espero que les haya gustado este prólogo. Espero que les guste esta historia, este es mi ship favorito junto con el Izuocha, así que quiero hacerlo bien.

Dejen su voto si les gustó.

GottoCatch

Mi Admiradora FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora