- Oye Yoon, así esta bien el mantel? - digo mostrandole la forma en la que coloque aquel pedazo de tela con detalles de flores en el césped, hoy tendríamos un picnic en el parque con su hermano y el novio de este.
- Si Taehyung, ya te lo he dicho mil veces -menciona soltando una risilla- esta genial, no tienes por qué ponerte así - sus cálidas manos sostienen mi rostro y deposita un suave beso a mis belfos- solo son Jin y Nam, ya los conoces y los encontramos miles de veces, no entiendo la razón de tu nerviosismo -suelta con una expresión de duda, cerca de mi rostro-
- Lo lamento tanto, desde que me desperté he tenido un mal presentimiento, y me está poniendo así lo lamento - con arrepentimiento miro a Yoongi, quien me devuelve la mirada con una sonrisa y un destello en los ojos, aquel que siempre tuvo.
No necesito palabras, con su mirada me transmite la confianza que necesito y me señala mediante un ligero cabeceo hacia el carrito de helados algo alejado de nosotros.
- Un helado te haría bien, ve a comprar uno para despejarte, se que los amas, mientras yo termino de arreglar esto.
Mierda, es tan comprensivo y amable, que a veces me pregunto si soy digno de alguien como él.
Después recuerdo que esas características fueron unas, de muchas, por las cuales me enamore de ti.
_ Gracias Yoon, regreso a ayudarte en un momento.
Deposito un pequeño beso en la mejilla de mi pareja, mientras me dirijo al carro de helados.
Una vez terminó mi compra, con dos helados, por que si, compre uno para Yoongi, por agradecimiento, este era de vainilla su favorito.
Voy caminando de regreso a la zona del picnic cuando escucho a las pocas personas en el parque gritar.
Apresuró mis pasos, al nivel de casi correr, con tal de llegar y saber que lo que sea haya pasado no afecto a Yoongi.
Aunque a veces no todo es como queremos.
Y el destino suele ser tan cruel, con algunas personas.
Que yo no puedo transmitirles mediante palabras el dolor y la desesperación que sentí en aquel momento, en el que sentía que todo dentro de mi se rompía.
El como ver a Yoongi, en el suelo, inconsciente, y sin señal de movimiento, fue algo para lo cual yo no estaba ni remotamente preparado.
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El sonido de las camillas resonando por los pasillos al pasar, los enfermeros y doctores recorriendo los mismos, para controlar pacientes, atender urgencias, o llevar noticias a los familiares, ya sean tranquilizantes o devastadoras, aquellos que perdieron a un ser querido llorando desconsolados, así como también el llanto de los nuevos bebes que llegan al mundo.
Justo ahora esos sonidos, o más bien ruidos, me resultaban muy molestos, y hacían que mi ansiedad se incremente.
Desde hace más de dos horas, que no se nada de Yoongi.