Parte única

4.3K 365 154
                                    

Una de las cosas que más le gustaba a Megumi era visitar la casa del Clan Gojō.

Desde que era un niño solía frecuentar aquel lugar no solo para entrenar junto a Gojō Satoru, sino que también para pasar el rato. En ese entonces le parecía una casa enorme y aterradora ya que su punto de comparación era el pequeño apartamento donde vivía junto a Tsumiki; sin embargo, después de recorrer cada recoveco, finalmente logró crear una afinidad con ella.

Le tenía un cariño enorme, no solo porque había sido testigo de la primera vez que invocó a un Shikigami, sino que también por los buenos momentos que pasó junto a Gojō y Tsumiki; por esta razón, cuando recibió la llamada de Gojō para encontrarse en este lugar, se apresuró en llegar lo más rápido posible.

—Llegaste temprano. —Gojō lo recibió sentado en su silla reposera, con las manos detrás de la cabeza y usando sus gafas oscuras.

—Gojō-sensei —saludó cerrando la puerta detrás de él.

—Siéntate.

Megumi miró hacia todos lados buscando dónde poder sentarse. La habitación solo contaba con una pequeña mesita y la silla que estaba utilizando Gojō, así que se acercó a él y se sentó en el borde de la silla, justo al lado de sus pies.

—¿Sucedió algo? —preguntó, girándose para mirarlo.

—Nada malo, solo quiero comentarte algo que hice hace un tiempo atrás.

—¿Cuando estaba ocupado con Itadori?

—¿Todavía estás enojado por eso? —rio fuertemente.

Megumi rodó los ojos y se cruzó de brazos visiblemente irritado, no quería que su pregunta sonara como una acusación justamente para evitar que Gojō se burlara de él.

—No estoy enojado.

Sonriendo, Gojō tiró del brazo de Megumi obligándolo a sentarse entre sus piernas, dándole la espalda. Pasó los brazos alrededor de su cuerpo y lo abrazó contra su pecho.

—¿Seguro que no estás enojado? —le preguntó en el oído.

—No lo estoy —negó, cruzándose nuevamente de brazos—. Aunque me hubiera gustado que me dijera que Itadori estaba bien.

—¿Para qué?, estabas tan animado entrenando que no quería cortarte la inspiración.

Megumi negó con la cabeza soltando un suspiro. Esa conversación no los llevaría a ninguna parte, sabe perfectamente que Gojō no se arrepiente de sus decisiones, y mucho menos pide disculpas —aunque ni siquiera está enojado por lo de Itadori—.

—A veces es necesario perder a alguien que nos importa para volvernos más fuertes, ¿no crees? —añadió.

—¿Eso lo dice por experiencia propia?

Silencio.

Megumi se acaba de meter en terreno peligroso, sabe que a Gojō no le gusta hablar de Getō Suguru. La única razón por la que lo nombró indirectamente fue para evitar que siguiera con lo de Itadori.

—Hace un tiempo atrás viajé al extranjero para visitar a Yūta —dijo, cambiando el tema.

Estiró su brazo izquierdo y lo llevó hacia la pequeña mesita que tenía al lado para alcanzar una taza con té.

—Tuve un mal presentimiento, así que le pedí como favor que cuidara de ustedes en el caso de que algo me sucediera —continuó—. Con todo este tema del traidor y de las maldiciones me pareció buena idea comentártelo ahora.

—¿Está insinuando que algo malo...?

—Na' —rio. Posteriormente bebió un poco de té para luego dejar la taza de vuelta en su lugar—. Es solo por precaución, no es para que te alarmes —agregó, abrazando nuevamente a Megumi, poniendo el mentón sobre su cabeza.

Blackout day || GoFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora