Cegada

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Al cerrar los ojos pretendiendo ignorar aquello que ya había visto de ti
Cegada ante el deseo de querer que fueras diferente
Me tire a tus brazos y al vacío de tus promesas
Con la ilusión vana y efímera de que cada palabra que decías era totalmente buena

Ahora cayendo en picada viendo como todas esas " verdades" se esfumaron tan pronto como me elevaron a lo más alto de la ilusión que por ti sentí.
Repaso en mi mente cada señal que pase inadvertida, aquella señal que me hizo dudar y pensar por instantes que todo terminaría siendo como bien alarmaba mi desconfianza y como ahora debo confirmar sin miedo ni templanza esta aconteciendo
Teniendo que afrontar las repercusiones de que ante mis dudas reinara el exceso de confianza.
No digo que confiar este mal, simplemente creo, ahora, más que nunca, que las señales de alarma que nuestra conciencia nos detiene a pensar, debemos meditarlas con mayor cuidado y en ese momento, en esa pausa requerida y necesaria decidir si seguir o abandonar 
Decidir si continuar con la venda puesta y cerrando los ojos o abrirlos aunque eso signifique quedarse solos por un rato, en la oscuridad.
Mientras caigo precipitadamente en caída libre desearía haber tomado el tiempo en meditar.
¿Fue tu culpa? ¿Fue la mía?
Fue esta terquedad mía de cerrar los ojos cuando ante ellos se devela lo que no quiero que pase o este sucediendo, como que cerrando los ojos dejará de existir aquello que me duele. Terquedad, esa es la culpable, terquedad la mía de seguirte viendo como quería y no como realmente eres e ignorar el daño que me hacías.















Lo que tu des- amor me dejóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora