Decretos

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Seguía la noche

En una de las habitaciones del General y Político Ateniense

Shido miraba la noche pensando

Pensando si los Dioses aceptarían ayudarlos

Después volteo para ver a quien estaba en su cama

Su amada Sirena… Mero

Quien dormía tranquila con una sonrisa

Una sonrisa por la que cualquier hombre se sentiría afortunado de ver y más cuando

-mmm… Shido~ -

Eres el motivo de esa sonrisa

El se acercó hacia la cama y se sentó en ella mientras Mero despertó para verlo mirar preocupado así que se acercó a él

-Mi señor? ¿Qué es lo que lo agobia? -

-Solo pienso y temo que los dioses no nos puedan ayudar en esto… sin la ayuda de los dioses será más difícil defender a Nueva Grecia -

Ella sabía todas las preocupaciones de su amado ya que lo conoce muy bien

Por lo que lo abrazó por detrás besando su mejilla

-mi señor se que mañana podría ser difícil, pero si logró sobrevivir a una batalla en la que lo superaban tres a uno esto no sería diferente, se que lo lograrás mañana -

Ella lo vuelve a besar en su mejilla demostrándole el gran amor que tiene por él jóven General Ateniense

El voltea para verla… y besarla también

Mirándola a esos hermosos ojos de su amada

Su sirena

-cuando te conocí… creí que era un castigo de los dioses por amarte y no ser correspondido… pero después de la batalla de Maratón… cuando creí que no te volvería a ver supe… que preferiría decirte mis sentimientos y ser rechazado a callar y arrepentirme hasta la muerte -

-... Mi señor -

-te amo tanto Mero… curaste mi corazón roto, me diste un verdadero motivo para vivir está nueva vida… gracias por ser la razón de mi existir -

-... Mi señor… mi amado señor -

Y con esas palabras más unas lágrimas en sus ojos ella lo beso en los labios con mucha pasión que el peliazul cedió a ese deseo de ser uno con su amada

Ambos besándose y con sus lenguas explorando la boca del otro se estaban entregando al amor y el deseo que nada los iba a detener

Y cuando pararon un poco

Ella le habló

-quiero intentarlo… tengamos un hijo -

Ese era el deseo de ambos… formar una familia

300 : La Nueva GreciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora