IV

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Después de una noche de insomnio para el mayor y una de infiernos para el menor llego el día siguiente, era miércoles por lo que debían de ir a clases y por ende estaban obligados a encontrarse y el mayor estaba listo para ir y poder aclarar las cosas con el menor, necesitaba respuestas para las dudas que le surgieron en su noche en vela. 

Por ello ahora el mayor se encontraba esperando a su amigo para irse a la escuela juntos y charlar, pero al no verlo comenzó a extrañarse y prontamente fue caminando a la casa del menor para así golpear su puerta suavemente, no tenia su numero por lo que se veía obligado a ir hasta su casa para saber de el. Y después de esperar unos cinco minutos, salió Ángel, aunque no se veía igual que siempre, tal parece que le había abierto en pijama, quizás se había quedado dormido, pero eso no explicaba porque se veía tan delgado bajo aquella pobre camiseta blanca, y porque tenia tantos moretones y chupones en la extensión de sus brazos y cuello, además de algunas cortadas hechas por algún objeto cortopunzante, tenia un rostro enfermizo, como si tuviera alguna enfermedad terminal, sus marcadas ojeras y su pálida piel ya no se veían tan adorables como siempre. Aquello solo encendió las alarmas en el mayor, quien antes juraba que su amigo era un jodido asqueroso que tenia relaciones sexuales con su padre, ahora no dejaba de pensar en que alguien le estaba haciendo daño, y por lo visto ese "alguien" era la persona que se supone debía de cuidar y proteger al menor.

—Dios, Ángel que te paso ¿estas bien? ¿Quién te hizo eso? — Le preguntó sin mas al menor, pero este al notar que estaba en esas fachas rápidamente cerro la puerta en su cara, alguien  lo había descubierto, lo vio, vio lo asqueroso que era, de seguro estaba pensando en lo asqueroso que era, eso eran uno de los tantos pensamientos que pasaban por la mente del menor quien se abrazaba a si mismo al sentir demasiado asco por su cuerpo, apretaba sus costillas hacia si, su cuerpo esquelético era asqueroso, de seguro que si lo era... daba asco.

Mientras la mente del menor era un caos dentro de aquella casa que jamás pudo llamar hogar, afuera el mayor solo se sentía mas preocupado por no recibir una respuesta, necesitaba saber que había sucedido, porque su amigo estaba en ese estado tan deplorable, y prontamente llegaron las palabras que había oído ayer decir a quien parecía ser el padre del chico, y casi como si lo hubiera invocado se escuchó desde dentro.

—¿Qué es todo este maldito ruido? Ángel mierda, si no vas a ir a la escuela al menos sal y trabaja, haz algo útil mira que el alcohol no se paga solo, mierda inútil, ni para ser prostituta servirías ¿Quién te amaría con ese cuerpo asqueroso? ya, sal de mi vista, no te soporto — Le decía aquel hombre generando una impotencia inimaginable en el mayor, quien estaba a punto de tirar la puerta a patadas cuando su amigo salió de allí, estaba temblando, sus manos no dejaban de temblar mientras rascaba su brazo con insistencia causándose mucho daño, y pequeñas lagrimas se asomaban por aquellos opacos ojos.

Aquella escena rompió el corazón del chico quien le abrió los brazos a su amigo para ver como este se refugiaba en sus brazos comenzando a llorar. El mas bajo lloró mucho, mas de lo que esperaba, lloró hasta que quedo secó y luego simplemente se separo un poco del mayor, se sentía patético, por haber sido descubierto de esa manera tan desastrosa, por haber llorado como un bebe, por estar en pijama aun dejando ver su horrible cuerpo, y aquel ultimo pensamiento le hizo sentir peor y simplemente volvió a abrazarse a si mismo presionando sus costillas.

—Lindo... ¿quieres ir a mi casa...? no hay nadie... mis padres se fueron a trabajar y mi hermana esta en la escuela... — Le dijo el chico mientras veía a su amigo de esa manera, jamás pensaría ver así a aquel lindo chico, aunque debía de admitir, desde que lo conoció apenas y sonreía, sus ojos siempre se veían opacos, incluso comenzaba a sentirse mal por no haber entrado en cuenta de ello mucho antes.

El menor al oír la propuesta de su amigo solo pudo asentir suavemente antes de salir junto a este en dirección a la casa del mas alto. Al llegar, el de cabellos oscuros le abrió la puerta para dejarlo entrar, le hizo sentarse en el sofá para luego darle un vaso de agua, aun se veía muy alterado.

—¿quieres hablar sobre lo que sucedió en tu casa? si no quieres esta bien, puedes quedarte aquí conmigo, podríamos jugar videojuegos o ver películas, no se que quieres — Le dijo el mas alto mientras se sentaba en el sofá frente a su amigo, no sabia exactamente que hacer para ayudarlo, pero de algo estaba seguro... sacaría a su amigo de esa casa como fuera, no permitiría que siguiera pasando por ese infierno, no lo merecía.

♡ 𝑴𝒚 𝒍𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora