Un Simple Diálogo de Amor

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Este fic participa en el reto especial "Casos de amor" del foro "221B Baker Street". En Fanfiction

Disclaimer: los personajes no me pertenecen: BBC y Arthur Conan Doyle. Relato escrito por Kyle Saxon. Está concebido sin ánimo de lucro. Imagen extraída de

Resumen: Sherlock explica a su colega, John Watson, qué sintió cuando se enamoró de Irene Adler y la conversación toma un giro inesperado. Este fic participa en el reto especial "Casos de amor" del foro "221B Baker Street".

BSO: Poets of the Fall- Sleep

Un Simple Diálogo de Amor (JohnLock)

John.– Una vez me dijiste que sentiste algo parecido al enamoramiento, quien sabe si fue un sueño o una alucinación tuyos pero nunca jamás volviste a comentar lo que sentías por otra persona que no fueses tú, Sherlock.

Sherlock.– El enamoramiento es fruto de nuestro cerebro y sus caprichos hormonales. La fenietilamina era la causante de mi constante falta de sueño en aquellos momentos, cuando ocurrió todo lo de Irene Adler y cuando yo me sentí fuera de mi cuerpo por varios días.

John.– ¿Eso fue algo malo para ti? (carraspea con incomodidad)

Sherlock.– Fue algo malo en el sentido de que mi cabeza no descansaba directamente. Ya sabes que apenas duermo, pero tenía la capacidad de extenuar una parte de mi cerebro para que descansase y me permitiese llevar a cabo toda mi función cognitiva durante los casos. Pero aquella vez me sentí incapaz de llevar a cabo mi solución contra el insomnio crónico. Además de la secreción de dopamina que me prohibía de forma permanente ingerir cualquier alimento, hasta té.

John.– Estás describiendo como un manual de medicina las reacciones químicas del amor. Pero yo lo que te pregunto es que sentiste de forma más subjetiva.

Sherlock.– ¿Te refieres a que te diga que sentí como si fuese un hombre graduado en literatura inglesa por la universidad de Cambridge, que se dedica a escribir en un blog cursilerías acerca de sus relaciones con mujeres apasionantes y divertidas pero que a la larga resultan ser unas serpientes venenosas? Desde luego que sí, John, en seguida (ríe sarcástico)

John.– Eres imposible, Sherlock. Solo te he pedido que me lo digas sin usar terminología científica. Soy médico, se como funciona la mecánica del cuerpo humano en materia hormonal, así que por favor, no me des lecciones de algo que ya sé y de lo que me he examinado. (frunce el ceño)

Sherlock.– (Esboza una mueca que asemeja a una sonrisa aunque termina por derivar en algo siniestro y carente de la emoción propia de sonreír) Sentí que mi mundo se desmoronaba a mi alrededor, que la música que salía del interior del violín me recordaba a ella. Cada vez que la señora Hudson me obligaba a comer con un plato humeante, era su perfume el que me embriagaba y no el grasiento olor de un roastbeef con la guarnición algo quemada.

John.– (Baja la cabeza, desilusionado con aquellas palabras, pero no quiere dejárselo ver a Sherlock) Vaya, pues si que influyó fuertemente en tí. No sabía nada de esto, ni siquiera que lo recordaras con tanta nitidez.

Sherlock. Por supuesto, esa es mi eterna condena como ser humano con un coeficiente intelectual superior al de la media nacional. Lo que tiene la memoria eidética, es que no podemos olvidar tan fácilmente algo con lo que hemos experimentado o con lo que convivimos diariamente pero tratamos de ignorar por nuestro propio bien. Y eso también incluye el ámbito emocional. Por ello, he comprendido que no puedo permitirme cometer el mismo error una segunda vez.

John. (No soporta cuando se da sus aires de superioridad. Quiere marcharse de la escena. Le sigue la corriente aunque dolido.) No todos podemos tener un súper cerebro que nos haga ver lo equivocados que estamos a veces. Como decía Esopo, el hombre siempre tropezará con la misma piedra, una y otra vez, pues es su condición de curioso y emotivo el que le hace errar. (Está a punto de marcharse)

Sherlock.–  (Le agarra de la muñeca impidiendo su huida) Siento decírtelo John pero a veces eres idiota. Por muy curioso y emotivo que seas, si no sabes apreciar las señales que te da la vida jamás llegarás a entenderla por completo. Te he dicho que no puedo olvidarme fácilmente de las emociones con las que convivo a diario. Y a pesar de que Irene se haya ido, esas sensaciones siguen permaneciendo en mi porque no era de Adler de quien estaba enamorado (se sonroja)

John. (Atónito. Su voz tiembla) ¿De qué demonios estás hablando?

Sherlock: (le toma de la cintura y le mira fijamente) La falta de sueño, mis melancólicas melodías en el violín, la fragancia corporal por la que suspiro... Nada de esto sucedería si tú no estuvieses viviendo en el piso conmigo, John. Esas sensaciones, no se van porque estás aquí y por alguna razón, no quiero que lo hagan.

John.– ¿Quieres decir que de quien has estado enamorado todo este tiempo...era de mí?

Sherlock.– Elemental, querido Watson.    –(Pasa una mano por su cabello rubio)–. Y si no estás de acuerdo con ello, ahora si es momento de que te marches. No quiero sentirme herido delante de ti.

John.– Siento decirte que tus esfuerzos por ser una dramaqueen resultarían en vano. Porque yo tambien te quiero, estúpido trozo de hielo andante. –(Se lanza a sus brazos desconcertando a Sherlock en un inicio, pero correspondiendo al final)–. ¿Por qué hoy, por qué ahora?

Sherlock. Feliz día de San Valentín. –(responde simplemente y hunde la cabeza en su hombro)

FIN

Un Simple Diálogo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora