Capítulo 1 Caída

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Si existen demonios caminando en la tierra, entonces, ¿dónde están los ángeles que salvaguardan a los inocentes? Los seres más puros contra las criaturas más oscuras deberían librar esta batalla y no unos niños tratando de ser adultos.

Era injusto que los cazadores de demonios tengan que enfrentarse todas las noches a los demonios arriesgando su propia vida.

Pero la vida no es justa.

Los ángeles ya no podían interferir en la vida de los mortales, se alejaron de la humanidad hace mucho tiempo antes que existiera el primer demonio. Es lamentable, pero juraron que se mantendrían al margen hasta el final de los tiempos.

Borraron todo indicio de su existencia. Era como si solo fueran relatos de un libro polvoriento de los que jamás se sabrá si fueron ciertos o no.

No podían ni debian interferir.

Solo podían observarlos a la lejanía, como señal de que nunca fueron olvidados y que aún les importaba su existencia.

Cuando el rey demonio apareció en la tierra de los humanos e inició su matanza y reclutamiento, los ángeles más bondadosos y gentiles suplicaron a sus superiores permitirles salvarlos una vez más.

Les negaron su petición

Muy pocos se atrevieron a romper esta orden... Y todos fracasaron en sus intentos de salvarlos del dolor y sufrimiento a manos de los demonios.

Solo uno logró salir casi ileso del castigo, lastimosamente, eso no lo salvo de las consecuencias. En lugar de matarle, se decidió cortar una de sus alas y que viviera con la vergüenza de sus decisiones hasta que volvieran a crecer.

Con muy pocas opciones, el ángel tomó una decisión radical.

Se rebeló... Y cayó.

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— perdiste tus alas, tu reputación y el derecho a regresar a nuestro hogar y ¿para que? Unos humanos que jamás te lo agradeceran

— sabes tan bien como yo que Muzan debe caer

— ¿a que costo? Si mueres... Será tu fin e iras al abismo sea cual sean tus acciones

— ... Si muero, que así sea. Si los otros ángeles ya no desean salvarlos, yo lo haré

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El ángel caído se había convertido en un marginado entre los suyos en el cielo, pero en la tierra era un asunto completamente distinto.

Los demonios aumentaban a un ritmo espeluznante y había demasiadas víctimas como para contarlas. Ante los humanos se mostraba como una milagrosa sanadora capaz de eliminar venenos, curar enfermedades y heridas mortales.

Tristemente, hasta el angelito tenía sus límites. Sus conocimientos no incluían revertir un demonio en humano, podía sanar la sangre hasta cierto punto pero sin la causa era imposible crear un antídoto.

Si esto continuaba, Muzan ganaría.

Tuvo que hacer algo arriesgado. No estaba orgullosa de ello, pero era lo único que podía hacer para detener los planes de Muzan por un tiempo. Haría todo lo que pudiera para ayudarlos en su batalla.

No mencionaria el precio de sus regalos, eso se lo guardaría hasta el final.

Les dio seguridad en la luz del sol para que los demonios no pudieran cazarlos, convirtió las glicinas en veneno mortal, manipuló el metal de tal forma que esta sirviera como un arma contra los demonios y lo mas importante...

Les dio a sus futuros cazadores: la marca de respiración.

Esperaba que sus regalos fuesen suficiente, se sentía tan cansada que no creía que fuera posible. Pero todavía no podía darse ese lujo, tenía algo más que comenzar su propio reclutamiento.

Se preguntaran... ¿Por qué no podía asesinar demonio? La respuesta era simple.

Aunque quisiera matarlos por su propia mano, solo los atravesaria cual fantasma. Ahí se dio cuenta que los únicos que debían encargarse de ello era la misma raza humana.

Sus acciones eran escasas y sentía tristeza cuando un alma inocente se apagaba como una vela.

— mi deber apenas empieza

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Sus regalos les fue de gran ayuda durante un tiempo. Los demonios se mantuvieron a raya y no hubo tantas víctimas como al inicio.

Cómo prometió Tanjiro, seguía al lado de sus cazadores como una sombra velando por su victoria.

Los cazadores a menudo le llamaban por muchos nombres: Ángel, espíritu, deidad, hechicera, guardián.

Jamás se descubrió su rostro o identidad. Siempre portaba una mascara o iba disfrazada de un civil común.

Nadie se explicaba como siquiera era posible salvar a alguien cerca de la muerte y en poco tiempo. Todos los que una vez tuvieron contacto ante aquel ser se sintieron protegidos y a salvo de todo horror.

Era como estar en los brazos de una madre

Todavía había gente escéptica sobre su existencia. Lo negaban y pensaban que eran más que historias para los cazadores novatos y niños pequeños.

Los pocos creyentes que sabían la verdad, escalaban las montañas y durante la noche encendían una hoguera y quemaban algunos regalos por su protección.

Los cuervos tampoco se quedaban atrás. Constantemente notificaban sus acciones y rasgos a lo largo del tiempo. Jamás fue un problema para Tanjiro compartir información sobre las lunas demoníacas a lo largo de los años, demostraba que sus intenciones eran las de un aliado y no un enemigo al acercarse a uno de los cuervos y atarle un pequeño frasco en el cuello.

Desde el inicio se dio a conocer a todos los patrones para que pudieran vivir hasta la vejez. Fueron los únicos a los que estableció un contacto humano y envío recursos indispensables de todo tipo. En algún momento se le quiso conceder el título de Pilar, pero inmediatamente se negó.

Siempre insistía en ser su médico o un espía, pero nunca de los nunca ser considerado un cazador. Eventualmente todos los patrones cedieron.

— Enviale al patrón su medicamento por favor y esta información sobre la nueva luna superior

El cuervo estaba acostumbrado a sus acercamientos repentinos, por lo que no fue ninguna sorpresa para el ave su petición.

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Mientras estaba regando su nuevo lote de plantas medicinales en uno de sus invernaderos ocultos, su cuervo habitual traía consigo una carta. Abre el sobre y desdobla la carta para ver el contenido.

El contenido era preocupante. Al parecer, su actual patrón se entristeció por la salud de la esposa del Pilar de la llama: Shinjuro Rengoku. Por lo que sabe, la señora Rengoku tuvo dos hijos pese a su condición actual que no ha mejorado con el paso de los años y ninguno de sus médicos ha podido darle la ayuda que necesita.

Sería una tonta si dejara morir a la pobre mujer.

Inmediatamente escribe una respuesta con la hora y el lugar que se verían, preparara sus mejores medicinas y algunas plantas que podría necesitar.

Antes de irse, una de sus plantas llama su atención. Era una flor muy rara y difícil de cuidar incluso para ella, pues a diferencia de sus otras flores, está podía curar todas las enfermedades y dolencias y acaba de florecer en el momento justo. Su instinto le dijo que la llevara con ella y así lo hizo.

Si le hubieran dicho que en esa visita conocería a un insistente pretendiente se hubiera reido

Un Angel Entre Cazadores Y Demonios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora